ESPAÑA - La Coruña - Costa de la Muerte - O Camiño dos Faros - Etapa 8. De la playa de Nemiña a Lires y el cabo Finisterre

ESPAÑA - La Coruña - Costa de la Muerte - O Camiño dos Faros - Etapa 8. De la playa de Nemiña a Lires, monte Veladoiro y el cabo Finisterre

⇐ Enlace a la etapa anterior: ESPAÑA - La Coruña - Costa de la Muerte - O Camiño dos Faros - Etapa 7. De Muxía al faro de Touriñán y la playa de Nemiña

No existe una delimitación oficial de la denominada Costa de la Muerte o Costa da Morte, topónimo que le viene siendo atribuido periodísticamente sobre todo desde mediados del siglo pasado, por la gran cantidad de naufragios de barcos que se registran en esta zona del litoral atlántico español, en la provincia de La Coruña (hay registros de más 1.400 barcos hundidos en estas aguas).

Para algunos, la Costa da Morte comienza en Arteixo, próximo a la ciudad de La Coruña, y termina en el cabo de Finisterre. Para otros, comienza en la punta Roncudo; y no falta quien argumenta que en realidad el tramo con mayor número de naufragios es el comprendido entre Traba (Laxe) y el cabo Vilán (Camariñas).

Se trata pues de un topónimo un poco ambiguo, que viene a ilustrar, sin imponer límites geográficos, la dureza de la navegación a lo largo de las rutas costeras que rodean el noroeste de España, con imponentes acantilados graníticos batidos sin cesar por olas que llegan a superar los 25 metros de altura, y rachas de viento de más de 140 km. por hora, asombrosamente acompañados por idílicas playas de arena blanca y fina, muchas de ellas con magníficas dunas, y unas apacibles rías que proporcionan el necesario refugio o abrigo a las aldeas y pueblos marineros de la zona.

El trazado del Camiño dos Faros sigue de cerca este espectacular litoral, casi virgen, a través de hermosos senderos naturales, tratando de huir de las carreteras, pistas y caminos construidos con fines turísticos, económicos o especulativos.

La esencia y originalidad del Camiño dos Faros, que lo convierten en algo realmente singular y único, y lo diferencia notoriamente de tantísimos malos senderos que han proliferado en España en los últimos años (muchos con la etiqueta de "homologados"), es precisamente ese carácter natural, casi salvaje en algunos tramos de su itinerario, que invita al caminante a sentirse parte de la naturaleza, y a dejarse embelesar, casi hipnotizar, por la fuerza y el poderío del mar y por el rugir de sus olas al romper contra la costa.


Punta do Rostro. Vista hacia la inmensa playa do Rostro

Muchos bellísimos paisajes de montaña se nos presentan frecuentemente como algo estático, inmóvil, inerte, silencioso, casi sin vida, y a pesar de todo son preciosos, pero al caminar junto a esta costa atlántica, por magníficos senderos de montaña, el caminante tiene además el gran privilegio de poder sentir el latido de las entrañas de la naturaleza, como si el océano, además de dar cobijo a la mayor reserva de vida de nuestro planeta, fuera en si mismo un gigantesco organismo vivo.

Es imposible caminar por estos senderos sin emocionarse. Una experiencia que ningún montañero debería de perderse.


Punta Mixirica o Mexadoira. Imponentes acantilados y vistas de la playa do Rostro

La gran hospitalidad, simpatía y cariño hacia el caminante, por parte de los habitantes de los pequeños pueblos pesqueros por los que pasa el sendero; una exquisita oferta gastronómica; precios muy razonables; facilidades para los suministros, alojamiento y transporte; y buenas comunicaciones, han permitido también que la excelente buena fama de esta ruta haya traspasado desde hace años nuestras fronteras, y cada año son cientos los caminantes procedentes de otros países del mundo, que acuden a conocerla.


Punta do Rostro. Pedras Manchadas. Imponente acantilado. En esta zona embarrancó el carguero Casón, en 1987

El diseño, impulso y promoción de este itinerario, nacido en 2012, es obra de un entusiasta grupo de amigos, conocidos como Los trasnos, y actualmente agrupados en la Asociación O Camiño dos Faros.

Sin apenas apoyo oficial, y con muchas trabas burocráticas por parte de algunas instituciones, los trasnos han sabido mantener viva esta ruta, dedicando miles de horas de trabajo voluntario; mejorando cada temporada su trazado y su señalización; desbrozando los senderos de la maleza que se extiende con fuerza si se descuida el mantenimiento de la ruta; y trabajando incansablemente para lograr el necesario apoyo económico y reconocimiento "oficial".

Y digo "oficial", y no "público", porque el reconocimiento público lo tiene ya desde el primer día. Y el "oficial" llegará antes o después, cuando quienes ahora niegan todo apoyo, por cobardía, envidia, ignorancia o pura estupidez, se vean superados por la fuerza del reconocimiento "público", que miles de senderistas le hemos otorgado ya al Camiño dos Faros.


Sendero próximo a la punta do Castelo

El sendero cumplirá pronto su décimo aniversario. Es por tanto un sendero muy joven, que nació y se mantiene activo con muchísimo ímpetu y que cautivó rápidamente a todos los que lo conocen, alcanzando renombre y reconocimiento en todo el mundo.

Como ha ocurrido y ocurre a todos los grandes senderos, cada temporada se van mejorando tramos de ruta y trazado. Actualmente, sigue habiendo todavía tramos de asfalto y pistas que convendría eliminar, y en mi opinión, sobran algunos de los rodeos e incursiones que hace hacia el interior, ya que la esencia y naturaleza de este sendero es la costa y el mar, y esta ruta es más genuina cuando sigue el litoral, y pierde valor cuando se aleja mucho de él.

Por ello, el trazado va cambiando poco a poco, de un año a otro, lo que hace necesaria la continua actualización de los "tracks". Este que aportamos está grabado a primeros de octubre de 2021, en un precioso y soleado día de otoño.


Mirador de Solpor. Vista del cabo y faro de Finisterre / Fisterra

Hemos efectuado el recorrido respetando para ello el reparto de las etapas propuesto por la Asociación O Camiño dos Faros, aunque a priori nos parece que este reparto no es el más adecuado, y que hay etapas excesivamente largas que convendría dividir.

En esta jornada hemos seguido la etapa 8, y última, entre la playa de Nemiña y el cabo Finisterre.

COMENTARIO DE LA ETAPA:

Preciosa etapa que reúne algunos de los tramos de sendero más impresionantes de esta gran ruta: los acantilados de la punta de Lagoa y de Lires; el monte da Vela y los acantilados da Mexadoira; la inmensa y brava playa do Rostro; los acantilados de la punta do Rostro y punta do Castelo; los acantilados del cabo de la Nave; y un espléndido final de recorrido en el cabo y faro de Finisterre.


Monte da Poza. Acantilados de la punta de Lagoa y de Lires

La etapa es dura, tanto por la distancia como por los desniveles positivo y negativo, pero es tan intensa y espectacular que no hay margen para el aburrimiento.


Punta Mixirica o Mexadoira. Vista de la playa do Rostro

Algunos de los segmentos del itinerario pueden dar un poco de «yuyu» a caminantes que no estén acostumbrados a senderos al borde de pendientes profundas y pronunciadas, pero no hemos visto ningún punto de verdadera exposición, que requiera el equipamiento del sendero. Eso sí, hay que caminar con seguridad, fijándose bien donde se ponen los pies, utilizando los bastones, sin salirse del sendero y sin "hacer el cabra".

Índice IBP: 97 HKG
Distancia total: 26.89 Km
Desn. de subida acumulado: 900.75 m
Desn. de bajada acumulado: 797.72 m
Altura máxima : 229.29 m
Altura mínima : 2.32 m
Tiempo total : 9:23:38 h
Tiempo en movimiento: 8:32:40 h
Tiempo parado : 0:50:58 h
Velocidad media total: 2.86 Km/h
Velocidad media en movimiento: 3.15 Km/h


Índice IBP. IBP index es un sistema de valoración automático que puntúa la dificultad de una ruta recorrida