Espeja a Alamedialla

La ruta de senderismo se hará por la mañana entre Espeja y La Alamedilla por el Campo de Azaba junto a la frontera portuguesa.
Vamos a disfrutar de un apacible paseo de unos 17 kilómetros, de escasa o nula dificultad que trascurre por una suave penillanura dominada por el típico bosque mediterráneo de las dehesas salmantinas y coincide con la vía tradicional que comunicaba Espeja con La Alamedilla. La ruta discurre siempre por un camino ancho y bien conservado.
Iniciamos el sendero en la plaza de Espeja y salimos del pueblo por el túnel de la vía del ferrocarril que se dirige a Portugal. El primer tramo del camino coincide con una cañada junto a un arroyo poblado de fresnos y a la dehesa boyal de Espeja.
Luego el camino se adentra entre grandes dehesas pobladas de encinas, quejigos, alcornoques e incluso robles con el perfil propio de las encinas. A unos 5 kilómetros el camino público que se dirige a nuestro destino se adentra en fincas privadas que por fortuna siguen respetando el derecho de paso a través de rejillas canadienses. Atravesamos propiedades como Villar de la Yegua o "El Rual" que está asociada al programa de conservación de la Reserva Biológica Campanarios de Azaba. Junto a la vieja casa restaurada hay una plaza de toros de piedra, y un enorme mastín nos recuerda que todo eso tiene dueño.
La vista desde este paraje es tan amplia que abarca desde la Peña de Francia hasta la Sierra de la Estrella. Junto al camino podremos avistar un enorme pino piñonero que destaca por su altura sobre el encinar y varios ejemplares de alcornoques de grandes dimensiones.
Salimos de la propiedad privada y el camino continúa en dirección a nuestro destino junto a otra finca adherida al plan de conservación como la dehesa "El Sestil". A la orilla del camino podremos ver una vieja cruz de granito que recuerda un asesinato cometido en el lugar en 1749 y ruega una oración por el alma del finado.
Más tarde el camino transcurre junto a la cerca de la "Reserva Biológica Campanarios de Azaba" gestionada por la Fundación Naturaleza y Hombre, que adquirió varias fincas de la comarca para aplicar planes de conservación, educación y turismo ambiental.
El tramo final del camino discurre junto a la vega de un arroyo en la que aún sobreviven algunas pequeñas huertas de los vecinos de La Alamedilla.