Espigüete por la sur

Nueva ascensión al Espi, emblemática cima de la Montaña Palentina donde las haya. En esta ocasión, por fin me quitaré la espina de subirla por la sur, ya que hasta el momento solo la había bajado. Ciertamente, no es la ruta más bonita al Espi (siempre me quedaré con la arista Este), pero ya iba tocando...

Comenzamos desde Cardaño de Abajo. Iniciamos la ruta en la plaza al lado de la fuente. Tomamos una pista asfaltada que sale del pueblo hacia arriba, y ya desde casi el principio, tendremos la vista del Espi. Inicialmente se verá solo la parte superior, pero a poco que subimos ya comenzaremos a verlo en su plenitud.

La primera parte, hasta que llegamos al cruce (bien señalado por hitos), es muy cómoda, siempre por ancha pista. El desvío está perfectamente marcado con hitos. Inicialmente, iremos subiendo de forma cómoda, ya que estará el camino bastante señalado. Aun así, poco a poco, comencé a perder la senda de los hitos, encontrando únicamente de forma furtiva algunos de ellos. En cualquier caso, no se trató de una subida incómoda. Fui tratando de evitar las zonas de pedreras, que curiosamente estaban marcadas como si fueran senderos, lo que pasa es que en la subida eran bastante inapropiadas ya que te resbalabas continuamente. Por lo tanto, optamos por tratar de ascender por todos los tramos donde hubiera más roca, o incluso, roca lisa, ya que se conseguía avanzar mucho mejor al haber mayor tracción. Tan solo en algún punto aislado tuvimos que utilizar brevemente las manos para alguna minitrepada muy sencilla.

En cualquier caso, la subida se hace eterna al ser tan pindia y sin ningún tipo de descanso, especialmente cuanto más nos vamos acercando a la parte final, aún más empinada. Por el camino, tuvimos la oportunidad de visualizar una gran manada de rebecos bastante cerca, así como varios buitres que revoloteaban sobre nuestras cabezas, muy posiblemente esperando cualquier desliz por nuestra parte.

Finalmente, llegamos a la última parte alcanzando la cresta, y desde ella ya solo nos quedan unos pocos metros muy cómodos hasta la cima, donde encontraremos la placa, buzón y el vértice. El día es espectacular y aprovecharemos para almorzar como es debido mientras disfrutamos de todas las vistas que nos brinda, que no son pocas. Al norte, Picos, siempre majestuosos. Al oeste toda la montaña leonesa, destacando el pantano y las montañas de Riaño, así como los Mampodres. Y al este, todo el cordal de la integral de la Montaña Palentina, destacando, cómo no, Curavacas y Peña Prieta.

Tras un buen rato, descenderemos por la arista hasta un punto donde vemos un gran hito. Por ahí será por donde descendamos. Al contrario que en la subida, el descenso lo haremos en todo rato por terreno hitado. Ojo, que no más sencillo, pero si se quiere tener siempre una referencia, recomiendo subir también por este camino.

Comento lo de "no más sencillo" debido a que el descenso es muy pronunciado, especialmente en la primera parte. El camino marcado es bastante terroso y es muy frecuente tener pequeños resbalones (alguna culada casi diría que es inevitable) que tenemos que intentar que no se conviertan en algo más. Por lo tanto, hay que bajar con muchísima precaución. Poco a poco, el descenso se va volviendo más cómodo. En la última parte, nos desviaremos a la izquierda para continuar por un camino hitado que ya se va adentrando en los escobales, pero siempre muy cómodo y marcado. Esto hará que acortemos distancia hasta volver a alcanzar la senda principal.

Ya desde aquí tan solo quedará desandar el camino de ida hasta volver al pueblo de Cardaño sin mayor novedad, finalizando un magnífico día en el Espi.