Estación Tren Minero, la Jaya y las Zarandas (Cuenca Minera de Río Tinto)

Agradable paseo que nos llevará por algunos de los rincones que guardan las exiguas instalaciones del Ferrocarril Minero de Río Tinto, recorriendo parte de su trazado junto a las estaciones de La Jaya y Las Zarandas, donde descubriremos los restos de locomotoras y vagonetas mineras, además del paisaje único que nos ofrece la Cuenca Minera de Río Tinto.

Partimos desde las instalaciones del tren turístico, con un amplio aparcamiento, a medio camino entre las poblaciones de Nerva y Riotinto, apeadero donde esta peculiar atracción parte en su corto recorrido por el trazado férreo paralelo al cauce del río.





Dejaremos la entrada al apeadero de lado y seguiremos por un carril asfaltado a su derecha, eso si, pocos metros, para desviarnos por una de tantas plataformas ferroviarias repartidas por el enclave minero.
No encontraremos senda alguna, sólo nos limitamos al avance por el firme pedregoso que antes sustentaba la línea férrea, incómodo pero llevadero.





Nuestros pasos nos llevan ahora a apartarnos del cauce del río Tinto, acercándonos a un conjunto de instalaciones ruinosas de carga de mineral, lugar donde podremos admirar la enormidad del complejo minero que abarca todo lo que tenemos a la vista.





Caminaremos junto a edificios derrumbados, restos y sobre escombros, así que prestaremos atención a nuestros pasos, ya que encontraremos cascotes y restos de estructuras metálicas. Una vez dejamos la zona de tolvas de carga a nuestras espaldas, abandonamos el campo de batalla y pisamos un cómo carril.





Viramos y volvemos a acercarnos de nuevo al río, un tramo cómodo junto al colorido de las cárcavas de material de escoria que nos dejará junto a las vías del Tren Minero.





Avanzaremos por la amplia plataforma de las vías en dirección a la maraña ferroviaria de la Estación de las Zarandas, pero a nuestra derecha, bajo el talud de la plataforma, adivinamos uno de los enclaves más fotogénicos de la jornada, la Estación de La Naya.
Sólo tendremos que bajar por el talud y acercarnos para disfrutar de los matices anaranjados y óxidos que nos regala la pequeña estación.





Damos la vuelta, volvemos al trazado ferroviario, pero esta vez cruzaremos bajo las vías por un túnel que nos deja al otro lado de la plataforma. Ahora con las vistas a las aguas del río, nos metemos de lleno en el cementerio del ferrocarril, topamos con una locomotora de vapor y otra Diésel, además de un variopinto conjunto de vagonetas mineras.





Aquí agotaremos buena parte de la carga fotográfica del día, uno de esos lugares únicos, llenos de historia, de color y matices, y que tenemos muy cerca de casa, simplemente se respira un aire diferente y desolador.





Un poco más adelante tenemos la Estación de las Zarandas, centro operativo del Tren Minero, pero que aún guarda en sus vías muertas dos locomotoras más, llegando a nuestro punto de retorno junto a la Locomotora 205.





Iniciamos la vuelta, de nuevo sobre las vías, entre las vagonetas, y nos paramos junto al mando del Cambio de Agujas. Si nos fijamos en el entramado mecánico que soportaba tal complejidad, nos podemos hacer una idea del ingente esfuerzo que conlleva crear este entramado sistema de vías.





Sobre nuestros pasos abandonamos el trazado del Tren Minero y nos encaminamos junto a los "acantilados" de escoria que se amontonan junto a las vías. Un pequeño carril asfaltado nos llevará hasta el extremo opuesto.





A nuestro paso, una escalinata nos remontará sobre el montón de escoria y caminaremos sin problema en dirección al punto de partida con tal de evitar el trazado del Tren Turístico, que en estos momentos tiene que estar al tiempo de volver a la estación y no coincidir a su paso por las vías.





De nuevo, sobre otra plataforma paralela a otro nivel llegaremos hasta el mismo andén del apeadero. Podremos subir por la escalinata de la estación, pero nos decidimos continuar hasta los bajos del puente de acceso, ahí, una escalera metálica nos deja en el mismo camino de acceso al aparcamiento, completando así nuestro recorrido.

Nos vemos en las montañas.