Estrecho de la Agualeja - Rambla de Lébor (Nonihay, Aledo)

Espectacular ruta por la rambla de Lébor, de la que antes de nada, antes de contar sus maravillas, que son varias y bastante impresionantes, advierto que la califico como una ruta muy difícil. Técnicamente es la ruta más difícil que yo haya hecho, pues hay un par de kilómetros, entre los km. 1 y 3 del track, en los que hay que hacer trepadas constantemente, se va a cuatro patas una buena parte del trayecto y algunos pasos los considero en verdad relativamente peligrosos. En muchas ocasiones hay que detenerse ante la multitud de rocas que se interponen en la rambla y examinar bien todas las posibilidades de paso para elegir la más accesible. Así que atención, y avisado queda el lector desde el principio.

Se trata de una rambla impresionante, con formaciones rocosas muy llamativas, que imagino de gran interés para quienes entiendan de geología, y simplemente preciosas desde el punto de vista estético; sólo hay que echar un vistazo a las fotos que adjunto. Como está muy encajonada entre paredes en numerosos puntos, conserva bastante la humedad y hay al menos cinco pozas con gran cantidad de agua incluso en época seca, de modo que no aconsejo hacer esta ruta en al menos un mes desde que se hayan producido las últimas lluvias si no se quiere correr el riesgo de hincar las botas hasta quedar atrapado por el lodo.

El acceso al punto de partida lo hice tomando la carretera C-8 a las afueras de Totana durante unos diez minutos, y unos 45 en total desde Murcia ciudad.

El recorrido ascendente por la rambla, que ocupa los 4 y pico primeros kilómetros, tiene tres platos fuertes:

1. Las pozas: Poco más allá del primer kilómetro y medio nos encontramos con unas pozas que ocupan todo el (escaso) ancho de la rambla, y que hacen imposible seguir por ella. La primera poza se pasa bien por un lateral, pero la segunda no; yo casi intento saltarla, pero en buena hora no lo he hecho, pues luego he visto, desde arriba, que apenas unas decenas de metros después, a la vuelta de un recodo, había una tercera que, esta sí, completamente encajonada entre rocas, era imposible salvar y habría tenido que retroceder. La solución, tras pasar la primera poza, está en subir ladera arriba por un sendero mínimo que sale por el costado derecho en dirección ascendente. En general, la mayor parte de las dificultades de la rambla las he salvado por el lado derecho en dirección aguas arriba. Poco más adelante hay un par de pozas más, todas ellas de dimensiones considerables y con gran cantidad de agua, a pesar de no haber llovido en semanas. Están muy encajonadas en la umbría y conservan estupendamente bien el líquido.

2. "Petra": Sobre el km 2,3 llegamos a un punto donde parece que las paredes, de gran altura, se cierran y nos van a impedir definitivamente el paso. Sin embargo, al aproximarnos asoma el resquicio por donde podremos pasar: una garganta impresionante que forma un pasillo entre las rocas y se extiende a lo largo de unas decenas de metros, al fondo de la cual hay que hacer una trepadita nada desdeñable para salir de ella. Para mi gusto, este es el punto más espectacular de la ruta. La tierra, en este pasillo, acostumbrada a la humedad y el agua, está ahora, seca, completamente cuarteada en unos terrones magníficos que parecen tejas mismamente, y el suelo parece como si lo hubieran enlosado.

3. El estrecho de la Agualeja: Sobre el km 3,7 del track volvemos a meternos entre unas altas paredes que forman un angosto pasillo por cuyas rocas laterales caen chorrillos de agua que alimentan a musgos y helechos. El paso es muy llano y fácil de transitar, excepto una trepadita que hay hacia la mitad, que en principio no debe ser muy difícil, salvo por el charco que hay a su pie y que provoca que la piedra esté húmeda y resbaladiza por el paso de anteriores visitantes. En esta ocasión no había apenas más humedades o charcos que unos pocos por los laterales, pero según veo por la experiencia de otras personas, en otras ocasiones el suelo puede estar inundado y el agua puede cortar el paso, teniendo que retroceder y subir por la senda lateral. Es un paraje transitado por visitantes que van a pasar el día en el área recreativa que hay en las proximidades, con aparcamiento y barbacoas, pero ya digo que para ese tipo de visitante también puede tener su ligera dificultad atravesar la totalidad del estrecho. Es un enclave sorprendente y precioso, cuya visita merece totalmente la pena.

Después de haber visto unos parajes tan chulos en el camino de ida, el de regreso no es gran cosa; lo más apreciable son las vistas que se tienen en un tramo sobre Aledo y Sierra Espuña.

Esta ruta es una maravilla y la recomiendo completamente, pero no olvidéis que tiene un notable nivel de dificultad, que puede hacerse agotador estar salvando constantemente obstáculos y es fácil relajarse y perder el control de un pie en una trepada, así que extremad todas las precauciones si os decidís a hacerla.

Distancia recorrida: 7,8 km
Altura Mínima: 383 m
Altura Máxima: 602 m