Estrechos del Parrizal-Beceite

******NOTA IMPORTANTE*****:
LA DIFICULTAD CON LA QUE CATALOGO MIS RUTAS ESTÁ REFERIDA PARA SENDERISTAS Y MONTAÑEROS HABITUADOS A CAMINAR, QUE SE DESENVUELVEN CON SOLTURA POR TODOS LOS TERRENOS, NO PARA SENDERISTAS OCASIONALES. SI TIENES POCA EXPERIENCIA, AÑÁDELE UN GRADO MÁS A LA DIFICULTAD DE MIS RUTAS PARA NO LLEVARTE SORPRESAS. 👍

ATENCION: para realizar esta ruta hay que sacar entradas, en ver más, os dejo el enlace informativo

Iniciamos la ruta desde el ultimo aparcamiento, justo en una zona de recreo, con un chiringuito y aseos perfectos, un poco mas adelante a unos 100 metro hay una zona con mesas para tomar algo antes o después de la ruta. La ruta sigue el curso del río Matarraña en sentido ascendente; inicialmente, a través de una pista forestal que, tras acercarnos al yacimiento de arte rupestre La Fenellassa. (están muy borradas las pinturas por el tiempo e imagino que el aire).
A partir de este punto, se alternan tramos de senda y pasarelas que discurren sobre el curso fluvial –que hemos de cruzar en varias ocasiones–, en el que se suceden recodos, pozas y pequeños saltos de agua, que conforman un paisaje de gran belleza, espectacular.

Recordar que está prohibido terminantemente el baño (bajo multa de 60€ según aparece en el cartel al final de la ruta) su finalidad es proteger a las especies autóctonas del río Matarraña, como el cangrejo de río común.

A medida que avanzamos nos introducimos en un frondoso bosque de coníferas, formado mayoritariamente por pinos silvestres y algunos ejemplares de quejigos o robles, acompañado de un sotobosque de boj, arces, helechos y acebos.

El terreno se hace más abrupto y el cauce del río se estrecha, discurriendo entre grandes formaciones de rocas carbonatadas (calizas y dolomías), que son muy fácilmente erosionables y dan lugar al relieve cárstico que se manifiesta con una gran variedad de formas, como barrancos, agujas, cuevas y simas.

Estamos a las puertas de los Estrechos del Parrissal donde el proceso de carstificación se manifiesta en todo su esplendor, ya que el río Matarraña discurre encañonado a lo largo de más de 200 metros, entre paredes de roca caliza con una altura de 60 metros y, en alguno de sus tramos, con pasos de tan solo 1 metro de anchura.

El espectáculo es sobrecogedor, grandioso, de proporciones descomunales; un legado que nos han dejado quiénes nos han precedido, que nos invita a reflexionar sobre la fuerza de la Naturaleza y la necesidad de conservar estos parajes para que puedan ser disfrutados por las generaciones futuras.

Tras superar los estrechos, que en verano, debido al menor caudal del río, realizamos sin necesidad de bañarnos, volvemos sobre nuestros pasos y desandamos el camino, con la satisfacción de haber realizado una de las rutas más bonitas del este peninsular