10. 13.05.22 GALISTEO - CARCABOSO
near Galisteo, Extremadura (España)
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Trail photos
Itinerary description
El primer baño del año, lo disfruté en Riolobos. Ayer, al no haber alojamiento en Galisteo, me sugirieron coger un taxi hasta Carcaboso. Andar hasta allí con 32° y mis pies en malas condiciones, era tarea casi imposible. Decidí desandar en taxi parte del camino y regresar a Riolobos, dónde por teléfono había reservado una habitación en "Casa Rural la Abuela Maxi".
Después de enseñarme la casa y mi habitación, Caridad, su propietaria, me llevó a un anexo donde una pequeña piscina no dejó lugar a dudas de que elegir aquel lugar había sido lo correcto. Me levanté de la siesta y fui a la tienda del pueblo a comprar algunas cosas para la cena. Después caí al agua y la tarde pasó lenta.
Saqué los tomates del frigorífico y busqué un recipiente para hacer una ensalada con atún y aceitunas. Una mujer de pelo canoso entró en la cocina y en un español muy básico me preguntó si era peregrino. La invité a pasar y a cenar. Era una huésped de la casa que no había visto hasta entonces. Marie Therese me contó que venía desde Almería haciendo el Camino Mozárabe, que durmió dos noches en Magacela, el pueblo donde ahora vivo y eso creo un vínculo.
Hablamos de otros peregrinos que ambos habíamos conocido en el camino: de una pareja de médicos belgas que estarían durante dos meses recorriendo España porque él estaba muy enfermo de estrés por el trabajo y caminar para sanar fue lo mejor que se les ocurrió. Hablamos de Dusan, un esloveno que desde hace 12 años vive en Madrid y pasa gran parte del año caminando, impartiendo clases de la Kábala vía online. De Christian, un francés operado del corazón que desde entonces está recorriendo el Camino de Santiago, vengan de España, Francia o Portugal, de Lola...
Y así transcurrió la cena, compartiendo tres tomates y unas latas de atún y aceitunas con una francesa que había conocido una hora antes. Me fui a acostar y el primer colchón "como dios manda" en el que dormía en 9 días me llevó al sueño más profundo.
Esta mañana, en taxi regresé a Galisteo, desde allí hasta Carcaboso caminé tranquilo por una carretera local. El río Jerte, siempre cercano, se deslizaba sinuoso enntre las tierras de cultivo enmarcando sus riberas con chopos, fresnos, sauce y alisos. En tanto yo, me entretenía fotografiando las flores silvestres que acudían a mí en las cunetas.
Después de enseñarme la casa y mi habitación, Caridad, su propietaria, me llevó a un anexo donde una pequeña piscina no dejó lugar a dudas de que elegir aquel lugar había sido lo correcto. Me levanté de la siesta y fui a la tienda del pueblo a comprar algunas cosas para la cena. Después caí al agua y la tarde pasó lenta.
Saqué los tomates del frigorífico y busqué un recipiente para hacer una ensalada con atún y aceitunas. Una mujer de pelo canoso entró en la cocina y en un español muy básico me preguntó si era peregrino. La invité a pasar y a cenar. Era una huésped de la casa que no había visto hasta entonces. Marie Therese me contó que venía desde Almería haciendo el Camino Mozárabe, que durmió dos noches en Magacela, el pueblo donde ahora vivo y eso creo un vínculo.
Hablamos de otros peregrinos que ambos habíamos conocido en el camino: de una pareja de médicos belgas que estarían durante dos meses recorriendo España porque él estaba muy enfermo de estrés por el trabajo y caminar para sanar fue lo mejor que se les ocurrió. Hablamos de Dusan, un esloveno que desde hace 12 años vive en Madrid y pasa gran parte del año caminando, impartiendo clases de la Kábala vía online. De Christian, un francés operado del corazón que desde entonces está recorriendo el Camino de Santiago, vengan de España, Francia o Portugal, de Lola...
Y así transcurrió la cena, compartiendo tres tomates y unas latas de atún y aceitunas con una francesa que había conocido una hora antes. Me fui a acostar y el primer colchón "como dios manda" en el que dormía en 9 días me llevó al sueño más profundo.
Esta mañana, en taxi regresé a Galisteo, desde allí hasta Carcaboso caminé tranquilo por una carretera local. El río Jerte, siempre cercano, se deslizaba sinuoso enntre las tierras de cultivo enmarcando sus riberas con chopos, fresnos, sauce y alisos. En tanto yo, me entretenía fotografiando las flores silvestres que acudían a mí en las cunetas.
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Parcours asphalte, très bien par temps humide. Plus difficile sous la chaleur