Etapa 2 Camino Santiago Mozárabe Granada: Alquife - Guadix

A las 9 de la mañana, con algunas caras nuevas y echas las presentaciones; iniciamos la etapa siendo nuevamente acogidos por D. Joaquín, párroco de Alquife con quien compartimos el rezo de Laudes.
Llegados a Jérez del Marquesado, manducamos con la pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Tras una oración por el pueblo reemprendimos el precioso camino hacia Cogollos de Guadix. Durante todo el tiempo, las nubes amenazan lluvia, pero en ningún momento se produce.

Sin saberlo, asalta nuestra vista un inesperado lago. La ilusión de llegar al pueblo se vio colmada cuando junto a la iglesia encontramos un puesto de churros que nos da fuerzas para el ultimo tramo. Caminar en la compañía de tan profunda pregunta y constantemente asombrados en todos los sentidos ante la belleza del paisaje en este tramo nos dio certeza de su presencia.
En la oración por el pueblo de Cogollos de Guadix, acogimos la propuesta del Santo Padre por el año de San José rezando sus letanías. En este punto de la ruta, el cansancio propició que nos separásemos en grupos pequeños en función de las fuerzas de cada uno. Si bien nos separó el cansancio, el caminar de dos en dos nos aceró a la experiencia de Emaús. De nuevo se agradeció el nublado porque este tramo es largo y desertico y, si hubiera habido sol, hubiéramos desfallecido de calor.

Nuestra peregrinación acabó en Guadix, donde fuimos acogidos por los Hermanos Fossores de la Misericordia en su Casa (cueva) Madre. Reconocemos que al principio no comprendíamos el por qué de su particular vocación, pero Fray Hermenegildo compartió con nosotros su testimonio y resolvió algunas de nuestras preguntas sobre el acompañamiento a familiares de difuntos, así como sobre nuestros propios duelos.
Fuimos invitados a visitar el cementerio que atienden y la capilla donde descansan los restos de los hermanos con su fundador.

Los conductores cogemos el coche pivote y volvemos a Alquife a por nuestros coches para volver a Guadix a recoger al resto de la tropa. Parece que el cielo estaba esperando este momento para dejar caer su lluvia y descargar después de conternerse para pemitirnos un afable peregrinar.