Etapa 4. Dumbría - Muxia

Camino a Muxia y Finisterre
El Camino jacobeo de Fisterra y Muxía es la plasmación más fiel de ese histórico grito del peregrino, que exclama ¡Ultreia! (“¡Vamos más allá!”), mientras que otro le responde ¡Et suseia! (“¡Y vamos más arriba!”). Pues es efectivamente más allá de la meta en Compostela —después de haberse postrado ante los restos del apóstol Santiago— cuando muchos peregrinos deciden conocer este fin del mundo, y no dudan en superar los sacrificios de las duras jornadas pasadas para caminar ahora, al menos, cuatro o cinco días más. Son 89 los kilómetros que restan a Fisterra y 87 a Muxía.
La historia de esta ruta ha sido una mezcla de paganismo y posterior proceso de cristianización. A partir del siglo XII, el Códice Calixtino ya vincula este Camino con la tradición jacobea. Además, dos de las devociones religiosas más populares de Galicia tienen en Fisterra y Muxía su sede: el Santo Cristo de Fisterra —del que el licenciado Molina (s. XVI) afirma que “acuden a él los más romeros que vienen al Apóstol”— y el santuario de la Virxe da Barca de Muxía. (Xunta de Galicia)

Etapa 4. Dumbría - Muxia
Afortunadamente el bar Truanés de Dumbría estaba abierto, ya que no había nada en los siguientes 6 km.
La ruta al principio van sorteando carreteras a través de bosques de pinos y eucaliptos hasta llegar a Trasufre, dentro ya del ayuntamiento de Muxía.
A través del antiguo Camino Real alcanzamos Senande, pequeño pueblo donde hay un par de bares abiertos.
Por terreno bastante llano llegamos a Vilastose, donde llama la atención su iglesia de San Cebrián con la espadaña exenta al otro lado del camino.
Inmediatamente entramos en A Grixa un pequeño y coqueto pueblo con albergue y casas turísticas que puede ser una opción para pernoctar.
Más adelante llegamos a Quintáns donde destaca la Iglesia de San Isidro y un albergue nuevo, Et Suseia, a la salida del pueblo, que parece muy acogedor.
Poco más adelante nos recibe San Martiño de Ozón con uno de los hórreos más grandes de Galicia con 22 pares de pies y su Iglesia parroquial.
Una fuerte pendiente nos conduce a Vilar de Sobremonte.
En la bajada a Merexo, entre bosques de pinos y eucaliptos, por fin divísanos el mar.
Imaginamos la emoción y la sorpresa de los peregrinos medievales que después de muchos kilómetros de viaje, algunos desde centro Europa, veían por primera vez la inmensidad del océano
Contemplamos la ría de Camariñas con un mar de un azul intenso flanqueados de preciosas playas de arena blanca.
Nuevamente en subida llegamos a Os Muíños y cruzamos el río Negro para continuar nuestro Camino.
Poco más adelante y tras una dura subida nos recibe la iglesia románica de San Xulián de Moraime, con su singular acceso en bajada.
Muy cerca hemos parado a reponer fuerzas junto a la fuente existente para, de inmediato, subir hasta el monte de San Roque, y su ermita.
Dejamos atrás Chorente y por un bosque de pinos alcanzamos la playa de Espiñeirido muy cerca de Muxía.
Antes de terminar la etapa hemos refrescado los pies en las frías aguas del Atlántico que nos ha dado las fuerzas suficientes para acabar.

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