8. 11.05.22 CAÑAVERAL - GRIMALDO
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Trail stats
- Distance
- 5.65 mi
- Elevation gain
- 650 ft
- Technical difficulty
- Moderate
- Elevation loss
- 285 ft
- Max elevation
- 1,680 ft
- TrailRank
- 32
- Min elevation
- 1,141 ft
- Trail type
- One Way
- Moving time
- 2 hours 39 minutes
- Time
- 3 hours 27 minutes
- Coordinates
- 1596
- Uploaded
- May 11, 2022
- Recorded
- May 2022
near Cañaveral, Extremadura (España)
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Itinerary description
Desperté entre dudas. No sabía que hacer: quedarme un día más a descansar las ampollas de mis pies en Cañaveral, o despacio, avanzar los 9 kilómetros que me separaban de Grimaldo. No sé por qué pero en mi caso siempre gana el movimiento.
Paré a desayunar dos churros enormes con un café solo. Con dificultad, por el dolor que las ampollas me producían, salí del pueblo. En el camino me adelantó Maria, comenzamos a hablar y anduvimos juntos bastante tiempo, paramos a comer una fruta y ella siguió adelante, más tarde la encontré tumbada en la hierba al lado de un arroyo. Me sugirió que meter los pies en el agua fresca y cambiar de calzado podría venirme bien para mi dolencia. Le hice caso. Estuve un rato sentado en una roca con los pies dentro del agua, los sequé y me calzé unas sandalias. Caminar y sentir la hierba en los pies a pesar del dolor que seguía sintiendo era una delicia. Y un presagio de que mis pies, por fin, podían atisbar algo de esperanza.
Llegamos pronto a Grimaldo, un pueblecito tranquilo y verde, donde comí unas deliciosas lentejas y esta no he dormiré en su albergue.
Paré a desayunar dos churros enormes con un café solo. Con dificultad, por el dolor que las ampollas me producían, salí del pueblo. En el camino me adelantó Maria, comenzamos a hablar y anduvimos juntos bastante tiempo, paramos a comer una fruta y ella siguió adelante, más tarde la encontré tumbada en la hierba al lado de un arroyo. Me sugirió que meter los pies en el agua fresca y cambiar de calzado podría venirme bien para mi dolencia. Le hice caso. Estuve un rato sentado en una roca con los pies dentro del agua, los sequé y me calzé unas sandalias. Caminar y sentir la hierba en los pies a pesar del dolor que seguía sintiendo era una delicia. Y un presagio de que mis pies, por fin, podían atisbar algo de esperanza.
Llegamos pronto a Grimaldo, un pueblecito tranquilo y verde, donde comí unas deliciosas lentejas y esta no he dormiré en su albergue.
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