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ETAPA Nª 2 CAMINO JUBILAR DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ Kms 41,72

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Author

Trail stats

Distance
25.92 mi
Elevation gain
892 ft
Technical difficulty
Difficult
Elevation loss
2,808 ft
Max elevation
4,078 ft
TrailRank 
40
Min elevation
2,054 ft
Trail type
One Way
Coordinates
968
Uploaded
November 24, 2023
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near Calar de la Santa, Murcia (España)

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Itinerary description

CALAR DE LA SANTA - EL SABINAR - CAMPO DE BEJAR - LLANO DE BEJAR - CARAVACA DE LA CRUZ

TELÉFONOS DE INTERÉS :
AYUNTAMIENTO DE CARAVACA DE LA CRUZ : 968 70 20 00
POLICÍA LOCAL DE CARAVACA DE LA CRUZ : 968 70 20 01
GUARDIA CIVIL DE CARAVACA DE LA CRUZ : 968 70 56 66
OFICINA DE TURISMO DE CARAVACA DE LA CRUZ : 968 70 24 24

ALOJAMIENTO :
CASA RURALES LUIS CALAR DE LA SANTA : 968 73 80 38 / 629 53 10 16

CALAR DE LA SANTA GOZA DE LOS SERVICIOS NECESARIOS AL PEREGRINO

ETAPA CATALOGADA DE DIFÍCIL POR SU LARGURA Y SOLITARIA / APROVISIONARSE DE AGUA

Kms 0 ES EL LUGAR DE SALIDA SEÑALADO EN EL TRAK DE CADA ETAPA ( SALIDA Y LLEGADA ES SIEMPRE EN EL MISMO LUGAR )

Waypoints

PictographWaypoint Altitude 4,077 ft
Photo ofCALAR DE LA SANTA Kms 0

CALAR DE LA SANTA Kms 0

Estas tierras altas de Moratalla, por su carácter montañoso y su relativa abundancia de manantiales, ha sido apreciada como asiento humano desde los tiempos más remotos. Desde los tiempos del Paleolítico, varios milenios atrás, los valles de la sierra han sido frecuentados por los cazadores de la Edad de Piedra, como cazaderos y como lugar de estancia temporal. Así se puede comprobar por los muchos restos arqueológicos encontrados, fundamentalmente restos de material lítico, es decir, de armas tales como flechas y raspadores y cuchillos, para abatir los animales, separar sus pieles y despiezar las carnes, para su mejor transporte y conservación. Posteriormente, con el descubrimiento de la agricultura, esta misma abundancia de manantiales y arroyos, junto a lugares de tierra fértil y fácil defensa, propició la aparición de pequeños poblados, como el existente en el cerro frente a la Casa de Martín Herrero (vulgo, Martiarrero). En esos lugares aparecen los restos de los primeros poblados fortificados, los fragmentos de las primeras cerámicas y las herramientas de piedra pulimentada con que laboraban la tierra, construidas de materiales duros pero pulimentables. Estos utensilios, muchas veces llamados piedras de rayo, guardadas como amuleto para proteger de tal meteoro, eran las azadas y arados rudimentarios de la época y no, como muchos quieren, solamente hachas. La Cañaíca conserva uno de los mejores conjuntos de todo el término de pinturas rupestres, que abarcan un dilatado periodo de más de diez mil años, y que van desde el final del Paleolítico hasta la Edad del Bronce. Por su importancia para la cultura universal, todas ellas, desde la reunión de Kioto de la UNESCO han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad, junto con las demás del Arco Mediterráneo. También hay otros restos de tiempos protohistóricos, como los poblados y defensas de Villafuerte, y los situados en los márgenes de La Cañaíca. De todos ellos, destaca el poblado fortificado de Los Villaricos, excavado y estudiado por el muy eminente profesor Walker, una de las mayores autoridades sobre ese periodo histórico. También los iberos dejaron huella de su paso, en forma de restos cerámicos y algunos exvotos metálicos, así como hojas de lanza y puntas de flecha. La romanización fue temprana, habiéndose encontrado en el territorio monedas de la época republicana, antes de Cristo. Así mismo, hay pruebas de que conocieron y explotaron el Manantial del Cantalar. Durante la época musulmana, toda la zona era conocida como El Zacatín, con población de origen berebere, pero sin existir núcleos de población o fortificados de importancia. En el siglo XIII fue una zona disputada entre los distintos reinos de taifa, pasando a manos de Sevilla o Segura, por conquista y pérdida de la Taifa Murciana. Puso fin a todo este inestable tiempo la conquista por parte de la Orden de Santiago. En efecto, Pelay Perez Correia, freire portugués de la Orden, Comendador Mayor de Castilla, emprende una serie de asaltos sobre los distritos de Chinchilla y Segura de la Sierra, los límites septentrionales del Reino de Murcia, que terminan con su conquista en 1242. El rey Fernando III, en compensación por la conquista les cede la administración de toda la conquista. La Orden organiza el territorio, creando la Encomienda de Moratalla, para defender la conquista de todo lo que con el tiempo sería término de Moratalla. Así mismo, delimitó el territorio, concedió el Fuero de Cuenca para su gobierno y creó el Concejo de Moratalla, como tierra libre. En los primeros tiempos de la conquista, por lo menos hasta fines del XIII, se mantuvo la población musulmana, tal como vemos en los arrendamientos de impuestos de la Orden. Posteriormente, en tiempos del Maestre Muñiz, se repobló con familias de las montañas gallegas y cántabras, pero esta población se refugió al amparo de la fortaleza de Moratalla, quedando el resto de las tierras yermo y abandonado, menos las aldeas mudéjares de Benizar y Priego de la Sierra. Mas de doscientos años duró este abandono, por ser zona de frontera con el Reino de Granada, gobernado por la dinastía nazarí. Durante todo ese tiempo, la zona era camino de paso a las emboscadas y razias que tanto se prodigaron entre moros y cristianos, pero también lugar de paso y contacto de las gentes de la frontera. Caída Huéscar, en 1488, desapareció la frontera y se empezó a roturar y repartir tierra en la zona, aunque no se creó ningún grupo aldeano, sino distintas haciendas y posesiones, entre los miembros más importantes de la oligarquía, como los Herrero, los Alfaro y los López, destacando las haciendas de Martín Herrero, Casas de Alfaro y Hoya del Alazor. También en ese tiempo se repobló ampliamente la Cañada del Conejo, en la que se produjo la aparición de la Virgen un 7 de mayo, Día de la Ascensión, de 1535, con la consiguiente elevación de una Ermita que fue centro de peregrinaje y devoción. La riqueza maderera de la zona, sobre todo de los pinos blancos o laricios, hizo de la zona un constante ir y venir de madereros franceses, en su mayor parte de la Auvernia. Algunos de ellos, como Juan de Javanas, Juan de Toral o Juan Blanco, crearon haciendas en la zona, por cesión de tierras por parte del Concejo. También era zona de pastoreo, con las abundantes cabañas de distintos oligarcas ganaderos, cuya lana era comprada por los comerciantes genoveses, asentados en Huéscar. Todos habían de guardar las Ordenanzas de Montes que han permitido conservar hasta hoy esa riqueza que es el sabinar del terciario. Para todo lo relativo a cortas y pastoreo había cuatro Caballeros de Sierra que se encargaban de que se cumplieran las leyes y de la seguridad de los usuarios. Para esta población, fija o itinerante, con anterioridad a 1579 se eleva el Molino de Arroyo Blanco, por Juan López, un poderoso y rico miembro de la familia López, que en algún momento añadió el topónimo de la Hoya del Alazor. Durante el XVIII se amplía de una manera muy notable la población, dedicada mayoritariamente a la agricultura y ganadería, pues los montes han sido esquilmados y la nueva política del Marina hace que se cree el coto, a cargo de un destacamento de dicho cuerpo militar. Precisamente en esas fechas es cuando comienzan a crearse los núcleos de San Bartolomé y La Santa, origen de los actuales Sabinar y Calar. Pero nada sabemos de qué Santa se trata el nombre, aunque circulen leyendas al respecto que no tienen más valor que ese, el de leyenda. Superado el paso de los franceses en 1811 sin más cosas dignas de destacar que el incendio de la Casa de Cristo, en la zona también se produjeron los agrios enfrentamientos entre liberales y realistas, que dieron origen a peregrinos asuntos, en los que solía ir mezclada política, poder, dinero y religión. Los ambientes estaban caldeados y se exigían escuelas, iglesias y cementerios, así como mayor atención de los poderes públicos y una mejora de las comunicaciones, reducidas a caminos de herradura, veredas y algún intransitable carril. Todos estos agravios se pusieron de manifiesto con un movimiento secesionista, que culminó con el decreto de las Cortes de 27 de enero de 1822, por el que se creaban, entre otros, la Villa y Ayuntamiento Constitucional de El Sabinar, formada por el territorio de las pedanías de Rogativa, San Bartolomé y Zacatín, con las tierras del Calar. A fines de 1823 terminó la carrera secesionista, con el restablecimiento del absolutismo y sus secuelas represivas contra todos los individuos que habían formado parte, de una u otra forma, de los efímeros Ayuntamientos Constitucionales. Durante un tiempo también zona de conflicto con las carlistas, azuzados desde Nerpio por el famoso cabecilla Santoyo.. También, aprovechando los conflictos sociales y políticos de la I República, se produjo la ocupación de El Sabinar por el cabecilla carlista Rico, que fue derrotado en un amago de batalla el 4 de noviembre de dicho año por el Comandante Portillo, del Regimiento “Galicia”, haciendo 216 prisioneros, 8 muertos y 9 heridos. La apropiación de montes por los particulares y la creación de grandes fincas, así como el régimen de caciquismo de la Restauración crearon un clima de pobreza generalizada, agravada por epidemias de cólera y gripe, que hizo que mucha gente emigrara.

PictographWaypoint Altitude 3,921 ft
Photo ofEL SABINAR

EL SABINAR

El Sabinar debe su nombre a la especie arbórea de la sabina, muy abundante en el país de los antiguos sabinos, que fueron aquellos vecinos del Lacio romano que, según la leyenda, sufrieron el temporal rapto de sus mujeres a manos de los romanos liderados por su rey Rómulo. Esta pedanía se ubica a una altitud de unos 1200 metros sobre el nivel del mar, siendo una de las poblaciones de mayor altura de la Región de Murcia. Desde el siglo XV participó en la repoblación del territorio tras la reconquista, bajo la tutela de la encomienda de Santiago. Eran las encomiendas de las órdenes militares las encargadas de administrar las villas y aldeas reconquistadas, situación que se prolongó, en muchos casos, hasta el siglo XVIII. Casa Rural de El SabinarLa construcción de una Tercia, o silo para el grano, durante la Edad Moderna, da cuenta de la importancia que esta villa tenía para la Encomienda de Santiago, pues con lo recogido en la tercia se pagaban los impuestos que la Orden administraba en la comarca. Fachada de la Ermita de San BartoloméHoy en día El Sabinar ve elevada de forma considerable su población durante las fiestas patronales de San Bartolomé, lo que viene a rememorar los momentos de mayor densidad demográfica, cuando vivía de sus cultivos de cereal y de la ganadería. Situada en una de las zonas de clima más benigno de la Región, posee varios ejemplos de casas rurales que aprovechan la peculiaridad de un paisaje que combina llanos plantados de trigo o cebada con riscos y abrigos, entre los cuales se pueden apreciar restos de pinturas rupestres.

PictographWaypoint Altitude 3,803 ft
Photo ofKms 5,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 5,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

SIRVE COMO REFERENCIA POR DONDE VAMOS Y LOS KILÓMETROS QUE LLEVAMOS RECORRIDOS DE LA ETAPA.

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Photo ofKms 10,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 10,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

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Photo ofKms 15,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 15,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

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Photo ofKms 20,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 20,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

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Photo ofKms 25, 00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 25, 00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

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Photo ofKms 30,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 30,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

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Kms 35,00 CAMINO DE SAN JUAN / CALAR DE LA SANTA / LLANO DE BEJAR / CARAVACA DE LA CRUZ

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Photo ofKms 40,00 CAMINO DE SAN JUAN / CAMINO DE ANDALUCIA / CARAVACA DE LA CRUZ

Kms 40,00 CAMINO DE SAN JUAN / CAMINO DE ANDALUCIA / CARAVACA DE LA CRUZ

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Photo ofCARAVACA DE LA CRUZ - IGLESIA DE LA CONCEPCIÓN

CARAVACA DE LA CRUZ - IGLESIA DE LA CONCEPCIÓN

El edificio formaba parte del conjunto monumental constituido por el desaparecido hospital y el propio templo. Se puede afirmar que hacia los años 1532-1533, las obras llegaron a iniciarse, pero no sería hasta varios siglos después cuando se viese por fin concluida la iglesia, representando la torre el último hito en la construcción de este templo. La Iglesia de la Concepción pertenece al tipo de ermitas, parroquias y santuarios que surgieron fuera de los primitivos cascos urbanos, a extramuros de las poblaciones y que, al transcurrir el tiempo con su consiguiente aumento demográfico, quedaron integrados dentro del entramado urbano. Las zonas principales en las que se divide el edificio son la Capilla Mayor, la Capilla de San Juan de Letrán, la Capilla llamada de Cristo, el coro y la torre llamada 'de los Pastores', por servir de referencia a éstos cuando conducían sus rebaños a abrevar y pastar. Según Pérez Sánchez, existían y perviven en la Región numerosas muestras del llamado estilo mudéjar, es decir, ermitas, parroquias y santuarios con techumbre de madera ricamente decorada, siendo La Concepción una de ellas.

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Photo ofPALACIO DE LA ENCOMIENDA DE SANTIAGO

PALACIO DE LA ENCOMIENDA DE SANTIAGO

Es indudable que Caravaca de la Cruz cuenta con un gran patrimonio cultural, y el Palacio de la Encomienda forma parte de esta riqueza artística e histórica. Este edificio de la Encomienda de Santiago fue construido en 1802. La obra es de estilo barroco murciano y se divide en dos plantas con un ático de seis ósculos mixtiformes. Esta nueva construcción sustituyó a las viejas casas de la Tercia ubicadas dentro de la parte vieja de la ciudad. Está situado en la calle Rafael Tejeo, y fue el lugar destinado para almacenar el grano, el vino y otros víveres procedentes de la actividad agrícola de la zona. Se guardaban los equinos y se cobraba el impuesto de la Tercia. Fue Alfonso XI el que concedió la Orden de Santiago a su infante Don Fadrique,y le encomendó la administración de las villas castillos de Caravaca, Cehegín y Bullas. En 1450 la Encomienda deja de pertenecer a la Orden de Santiago para convertirse en señorío laico de Alfonso Fajardo El bravo. En 1461 la Orden recupera la encomienda y es cuando empieza a producir los cambios significativos con respecto a la Vera Cruz. Y es que hasta 1525, el vicario Diego Chacón y su hermano, el Adelantado del reino de Murcia y Comendador de Caravaca, Juan Chacón, debieron suponer fuertes intervenciones en la Capilla, firmando su obra. Es el comienzo de una relación que deja de ser con la Orden para pasar a ser familiar. En el siglo XX el edificio sufrió numerosas modificaciones, con la división del mismo en tres viviendas. Se introdujeron otros materiales, como las fábricas de ladrillo y el hormigón moderno. Actualmente, su fachada conserva el alzado completo, sin embargo, el gran patio con balaustrada de su interior, lamentablemente, se ha perdido. Sí se mantiene el zaguán, una pequeña parte del corredor principal y las bodegas. Se conservan 91 tinajas de las 120 que llegó a albergar una de las Encomiendas más ricas de la Corona de Castilla. El edificio contaba con establos y muchas de las dependencias estaban destinadas al almacén y gestión de los recursos.

PictographReligious site Altitude 2,075 ft
Photo ofCONVENTO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

CONVENTO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

La fundación jesuítica en la villa de Caravaca viene auspiciada por D. Miguel de Reina, quien en torno a 1563 muestra su intención de patrocinar el establecimiento de esta congregación, con el fin de dar instrucción a los jóvenes de este lugar. Con posterioridad otros vecinos de la villa se unirían a su empeño; consiguiendo que se implicara el Concejo Municipal, que fue el que cedió la Ermita de San Bartolomé y un huerto anexo. Finalmente, el 30 de agosto de 1568 el mismo Francisco de Borja encarga al Padre Bartolomé de Bustamante, experimentado y anciano arquitecto de la orden, la fundación de este convento con la realización de los edificios necesarios para la misma; éste es ayudado en su ardua tarea por el maestro de obras Juan Lezcano, también miembro de la Compañía. Tras los trabajos de adecuación se da como fecha oficial de la fundación el 23 de febrero de 1570. Cuatro años más tarde el primer rector del Colegio, el Padre Diego de Salazar, reclama el cambio de emplazamiento por distintos inconvenientes que resultaban de gran incomodidad para la vida cotidiana en el lugar, entre otros, la escasez de agua para riego del huerto. En los primeros meses del año 1592, los Jesuitas consiguen la licencia del Provincial de Toledo para trasladarse desde su primer punto de ubicación en la Ermita de San Bartolomé, que sería quizás el lugar aproximado en el que actualmente se encuentra el convento de Clarisas. Su nuevo emplazamiento será favorecido por una serie de donaciones y cesiones de inmuebles por parte de los benefactores de la orden en Caravaca; especialmente la herencia recibida a la muerte del Ldo. Alonso Torrecilla, en la que se incluían la casa y gran huerto en la calle Mayor, por donde transcurría la acequia Real o hila del Pilar, que junto con otras propiedades adquiridas, formarán el espacio para el nuevo emplazamiento Comenzaron las obras de forma inmediata, dirigidas por un 'buen maestro de Cartagena'. Según algunos investigadores se trataba de Pedro Monte de Isla, maestro mayor de la Diócesis. De este modo, en julio de 1592 se procedió al traslado de la comunidad, aún sin dar por acabadas las obras y las ampliaciones. Las obras de la iglesia se dilatan más en el tiempo; una buena inyección económica para estos trabajos les viene dada en 1614 por el nuevo patrono de la Compañía en esta ciudad, el canónigo de la Catedral de Jaén, D. Jerónimo Pacheco. Pero las obras se alargaron hasta tiempo después de la muerte de Pacheco en 1620. Entre febrero y julio de 1700 se inicia la segunda fase de las obras del Colegio e Iglesia de la Compañía de Jesús de Caravaca. A través del Libro de Fábrica de dicha obra se conocen los nombres de los maestros que participan en la misma, el lorquino José Vallés, que al estar enfermo se veía asistido por su hijo Felix Vallés, Diego de Mora, Manuel Serrano, Martín de Pareja y su hijo Agustín de Pareja, entre otros. Las obras se dieron por acabadas el 23 de agosto de 1734 e inauguradas el 19 de octubre del mismo año. Paralelamente se acometían otras obras de importancia en el resto del conjunto; hay constancia documental de que en 1700 se contrataban obras de sillería para la construcción del monumental claustro. Finalmente se formalizó la venta del inmueble el 27 de febrero de 1843, adquiriéndola Pedro Ignacio Ródenas. La iglesia se convirtió en posada, siendo residencia estable de las familias propietarias, que convirtieron algunas de las capillas laterales en viviendas, y en los últimos años, hasta su adquisición y restauración en el año 2000 por el Ayuntamiento caravaqueño, garaje de vehículos. El convento, por su parte, ha albergado, y aún lo hace, desde viviendas hasta locales comerciales, incluso durante largo tiempo el Casino de la localidad; hoy en día continúa en gran parte siendo propiedad de particulares. Con la expulsión de los Jesuitas en 1767, se inicia el declive del mismo por su propio abandono y falta de cuido. En primer lugar la iglesia continuó abierta al culto, como ayuda de la parroquia, mientras que en 1769 se instalaba un colegio, siguiendo con la tradición del edificio. La iglesia también fue sede, a partir de 1789, de una cofradía fundada por labradores, en torno a la advocación de San Isidro.

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Photo ofIGLESIA DEL CONVENTO DE SAN JOSE

IGLESIA DEL CONVENTO DE SAN JOSE

En el centro histórico de Caravaca, en concreto, en su calle Mayor nos encontramos la iglesia de San José que pertenece al monasterio que recibe el mismo nombre, de monjas carmelitas descalzas, fundado en 1576, en vida de Santa Teresa de Jesús. Tanto la iglesia como el convento se realizaron en el siglo XVII, aunque el templo terminó de ser decorado en el último tercio del siglo XVIII, después de varias décadas de ser concluido La iglesia se erigió sobre una primitiva ermita dedicada a San José, en el siglo XVIII. Su ornamentación es de estilo rococó. La fábrica del templo es de mampostería y ladrillo, con portada de sillería del siglo XVIII. Su estructura interna es de una sola nave de 28,5 metros de longitud por 14 de ancho, cubierta por bóveda vaída, con capillas laterales cubiertas por bóvedas de medio cañón con lunetos. En el crucero, cúpula sobre pechinas decoradas con santos carmelitas y rocallas. El coro se sitúa a los pies, en dos cuerpos: alto y bajo cerrado por celosías de forja del siglo XVI. Tiene una sola espadaña, con dos campanas, situada en el lado de la Epístola, como previene el Derecho Canónico en las iglesias conventuales. Según la historia inédita del convento, de la Priora Carmen Teresa, las monjas compraron a los jesuitas el oro con que se decoró la iglesia. Oro que aquéllos pensaban emplear en el ornato de la suya, vecina, cuando recibieron la orden de expulsión, decretada en 1767 por el Rey Carlos III. Nos referimos al laminado de pan de oro que sirvió para realizar la amplia decoración de rocallas utilizada en el retablo y en el paramento interno de los muros. El Monasterio de San José de Madres Carmelitas Descalzas fue fundado por Santa Teresa de Jesús, en 1576, en la calle Mayor, entonces extramuros de la ciudad. La fundación del edificio queda plenamente explicada y descrita en las propias memorias de la Santa. Según éstas, un día de marzo de 1575, entre los fieles que escuchaban el sermón de un padre jesuita, en la Iglesia de la Compañía, se hallaban cuatro doncellas de noble abolengo. Tras el oficio religioso, y durante un cambio de impresiones, deciden no volver a sus respectivos domicilios hasta tanto no consigan que la Madre Teresa se decidiera a fundar un monasterio de su reformada Orden Carmelita en aquella ciudad. La Santa recibió las primeras noticias de Caravaca en su primer convento reformado: S. José de Avila. Su primera intención fue la de venir en persona a Caravaca, como acostumbraba a hacer en la mayoría de sus fundaciones. Sin embargo, la inesperada fundación de Sevilla y las noticias que tuvo sobre lo alejado de Caravaca y el mal estado de los caminos que hasta aquí conducían, fue lo que motivó su decisión de enviar a dos colaboradores. El informe de éstos fue lo que hizo decidir definitivamente a Santa Teresa de Ávila la fundación en Caravaca. La misma Santa comenta que se debe a ellos la fundación de esta ciudad, ya que sin licencia de la Fundadora hicieron las correspondientes escrituras de una posesión en la ya mencionada calle Mayor, junto a una ermita dedicada a San José. Ellos y la viuda Catalina de Otálora, junto a Rodrigo de Moya, padre de una de las doncellas novicias que aportó parte del dinero necesario, son los verdaderos artífices de lo que hoy es un monasterio de cuatrocientos años de antigüedad. INAGURACIÓN La fundación no fue fácil, ya que el permiso que el Gobierno del Rey Felipe II había de conceder para tal empresa fue otorgado, sin embargo, en una de las cláusulas se especificaba que el nuevo monasterio estaría sujeto al mandato del Comendador de Caravaca, entonces perteneciente a la Orden de Santiago. La Santa, conocedora de lo que ello podría reportar en orden a la independencia del convento y a la política del momento, no vio con buenos ojos esta dependencia y volvió a solicitarse de nuevo, en junio de 1575, exigiendo que el monasterio dependiese directamente de la Orden del Carmen. Al fin el Rey otorgó la licencia, se subsanaron dificultades con el Obispado de Cartagena para poder decir misa en la casa y se envió priora: la madre Ana de San Alberto, inaugurándose oficialmente el monasterio, con la traslación del Santísimo Sacramento, el día 1 de enero de 1576. A partir de este momento comienza a erigirse el actual edificio, primero con la anexión de unas casas que estaban junto al convento, cuya compra autoriza la Santa el 30 de septiembre de 1589, y después con la de la ermita de San José, anexa a las mismas.

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Photo ofPARROQUIA EL SALVADOR

PARROQUIA EL SALVADOR

La historia de la construcción de este monumento podría dividirse en dos etapas; en un primer momento, entre 1524 y 1536, en el que se trató de sacar partido de la parroquia ya existente, ampliándola y reedificándola; y la segunda etapa, desde 1537 a 1595, correspondiente a la traza y edificación de la nueva iglesia, en distinto solar y con diferentes características que la anterior. Aunque artísticamente no existe relación entre ambos templos, los problemas surgidos con los artistas y su repercusión en los primeros años de la obra exigen el estudio del tema desde 1524, cuando se planteó la idea de construir una iglesia más amplia. La antigua parroquia constaba de tres naves, con pilares, una capilla pequeña abovedada y otras pequeñas capillas colaterales a los lados. Había sido ampliada al comienzo de siglo con los dos cuerpos de una nave, la sacristía y la capilla de bautismo. Sin embargo se planteó la necesidad de abordar nuevas obras. En 1526, después de la habitual inspección, los visitadores expusieron la conveniencia de levantar un nuevo templo, entre otros motivos por falta de espacio y mal estado del edificio. Proponían la construcción de una iglesia con pilares y arcos en sentido longitudinal, prototipo más cercano de los templos medievales con el mismo carácter popular ya existente. Lo primordial era aumentar las dimensiones de la parroquia y variar al mismo tiempo la concepción espacial, sin preocuparles en demasía los aspectos estéticos. La fecha de iniciación del templo podría situarse entre 1537 y 1539. Está documentada la presencia y dirección de Martín de Homa en el templo, por tanto, a él se debe la ejecución de la mayor parte del edificio y la plasmación de lo trazado en la realidad, ya que durante esos años se erigieron la cabecera, la sacristía, la sala aneja situada en el cuerpo inferior de la torre y el primer tramo próximo al altar, con las cuatro capillas hornacinas. En cuanto al resto del templo las pilastras del crucero estaban incompletas, a falta de algunos capiteles, y se localizaban a media altura. Él mismo arquitecto realizó las primeras columnas jónicas y pilastras que enmarcaban las cuatro capillas laterales más cercanas al altar mayor. Durante el tiempo de su colaboración no se ha podido constatar que Jerónimo Quijano visitara la iglesia para controlar la marcha de los trabajos. Se relaciona a Quijano con esta obra por la semejanza estilística y formal del Salvador de Caravaca con San Juan de Albacete, iglesia a la que remodelaría su planta antigua. La obra denota que Martín de Homa, junto a otros canteros vizcaínos, se formó en el contexto de unas tradiciones góticas; utilizó indistintamente molduras y baquetones de repertorio medieval con perfiles curvos o afilados y motivos de procedencia clásica. Así, la sacristía, los nervios y la ornamentación tienen un acabado gótico, mientras que los órdenes del templo y capillas reciben un tratamiento externo renacentista. En esta primera etapa de construcción varios maestros colaboraron con Martín de Homa, pero sus nombres no aparecen reseñados. Únicamente se sabe que en 1554 estuvieron trabajando los canteros Pedro de los Corrales y Pedro Garay. La segunda etapa de construcción del templo coincide con los últimos años de estancia de Martín de Homa. Ya en 1557 y 1567 descendió el ritmo de la actividad. En 1567 el ayuntamiento, el vicario y los vecinos enviaron al rey una relación en la que pedían licencia para arrendar una redonda del concejo durante varios años, con el propósito de reunir fondos para concluir la iglesia. Como resultado de estos esfuerzos se entró en un nuevo periodo de actividad que se cerró en 1575. Durante ese tiempo el maestro de obras fue Pedro de Antequera, que permaneció poco tiempo en la obra, ya que en 1575 se interrumpieron los trabajos. Bajo su dirección el templo quedó casi acabado, a excepción de las bóvedas, los dos últimos cuerpos de la torre y la parte superior de la portada. Pedro de Antequera concluyó el segundo tramo de la iglesia con los capiteles de las columnas y pilastras, que difieren en cuanto a diseño y proporciones de las de Martín de Homa. El 27 de diciembre de 1573 fue trasladado el Santísimo Sacramento desde La Soledad hasta El Salvador, siendo inaugurado el nuevo templo. Sin embargo, diez años más tarde, el concejo volvió a preocuparse por la construcción, iniciando un programa para terminar el interior del edificio. En junio de 1597 se contrató a Pedro Monte para realizar las bóvedas de toda la iglesia, con nervaduras góticas, combadas y terceletes. Al cabo de tres años estaba concluido el cerramiento de las naves. Rápidamente, bajo la dirección de Andrés Monte se empezaron a reparar las bóvedas de las capillas, que habían tenido que ser levantadas para realizar la cubierta de la iglesia. Una vez concluido este arreglo se podría considerar terminada la obra renacentista. Sólo quedaban por hacer zonas muy concretas como el último cuerpo y remate de la torre y la parte alta de la portada. El tercer cuerpo de la torre con las ventanas herrerianas es de Damián Plá

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SANTUARIO DE LA VERA CRUZ Kms 41,72

La Real Basílica-Santuario de la Vera Cruz1​ es una basílica católica situada en la ciudad de Caravaca de la Cruz (Región de Murcia, España). Se comenzó a construir en 1617, con diseños del importante arquitecto cortesano fray Alberto de la Madre de Dios, en el interior del castillo de Caravaca, en lo alto de una colina, en el estilo que imperaba en el primer Barroco, sobre una antigua capilla medieval que albergaba un Lignum Crucis, es decir, un fragmento de la verdadera cruz en la que Jesucristo fue crucificado. Se terminó en 1703. Desde abril de 1939, recién acabada la Guerra Civil, fue utilizado durante un tiempo como campo de concentración de prisioneros republicanos por el régimen de Franco. Antiguo Santuario, en donde se venera la famosa Cruz de Caravaca, hacia el que desde el siglo xiii tuvieron lugar las primeras peregrinaciones que continuarían a lo largo de los siglos. Se convirtió en Basílica Menor el 2 de febrero de 2008, según decreto del papa Benedicto XVI de 3 de diciembre de 2007. Asimismo, desde 2003 y repitiéndose cada siete años, tiene el privilegio de celebrar perpetuamente un Año Jubilar, concedido por el papa san Juan Pablo II en enero de 1998.​ Este Jubileo perpetuo solo se da en otros cuatro lugares en el mundo: Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana. Tiene planta de cruz latina y la fachada principal, realizada con mármoles de la zona, es uno de los mejores ejemplares barrocos de la región. Está declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1944. El interior del templo se divide en tres naves, de estilo post-herreriano, caracterizado por la robustez y severidad de los paramentos, creando una sensación de rigidez en contraposición con la fachada. A la sacristía se accede por el lado del Evangelio, mientras que en la Epístola se encuentra la capilla de la Vera Cruz de Caravaca. El cuerpo superior se organiza a modo de deambulatorio que permite contemplar el resto de la iglesia. Posee un órgano en el coro alto, construido en 1776 por el maestro José Folch y seriamente dañado durante la Guerra Civil. Su restauración se llevó a cabo en 2003 y acompaña a los actos religiosos de mayor importancia. La fachada de la Basílica se realizó en el siglo XVIII con mármoles de la zona, predominando el mármol jaspe, superpuestos al plano de sillería. En ella observamos elementos florales, juegos volumétricos de cornisas e impostas (propios de la teatralidad del Barroco), el uso de los estípites en los conjuntos columnarios, un escudo Real sobre el acceso y otros elementos como la concha de la Orden de Santiago, en alusión a su inequívoca relación con Caravaca. En la hornacina que preside la fachada se encuentra una talla de la Patrona de la ciudad, la Vera Cruz. Como remate superior se curva la cornisa y se organizan siete pináculos. En la parte inferior, a cada lado, quedan talladas dos bestias entre composiciones florales, conocidas por el pueblo de Caravaca como los Dragones Rojos (debido al color del mármol empleado).

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