Étretat y acantilados
near Étretat, Normandie (France)
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Itinerary description
Étretat y acantilados. Una ruta sencilla aunque un tanto exigente. Nos maravilla con unas vistas a los acantilados, espectacular.
Al norte del puerto de Le Havre, y al sur de Fécamp se yerguen los acantilados de Étretat. Sin duda es el paisaje natural más conocido de Normandía, cuya vista se convirtió gracias a los cuadros impresionistas del XIX, en lugar de peregrinaje primero para los pintores y escritores, y más tarde para el turismo.
Nos encontramos en la Côte d’Albâtre, la costa de alabastro, célebre por sus acantilados, siendo el pueblo de Étretat la parte más reconocible. El arco natural de la Porte d’Aval y la columna rocosa llamada L’ Aiguille Creuse componen un conjunto que se encuentra entre los destinos más visitados de Francia. El color blanco de los acantilados contrasta con la alfombra verde de hierba que llega hasta el borde del mar, cuyos colores como la piel de un pulpo van cambiando con los cambios de luz al pasar las nubes. El espectáculo visual lo hace merecedor de ser una de las maravillas naturales del mundo, al nivel de los acantilados de Moher en Irlanda, o los de Dover en el sur de Inglaterra.
Étretat era en los inicios del siglo XIX, un tranquilo pueblo de pescadores hasta que al comienzo de la década de 1830 fue «descubierto» por la burguesía como lugar de reposo. Su origen, o al menos su topónimo aluden a términos vikingos : strut, strurt, strud, y posteriomente latinizado como Structa. Las familias acaudaladas huían del tórrido interior de Francia hacia la costa, donde además se habían puesto de moda los baños estivales alternando el ocio de su balneario y un casino. En Fecamp veraneaba Édouard Manet y Degas que lo acompañó como huésped del primero. Así mismo en el castillo de Valmont, Delacroix pasaba sus vacaciones de infancia.
Hoy el turismo desborda los acantilados de Etretat, colapsando la vida de este pequeño pueblo. A menudo los viajeros llegan apresurados, con apenas tiempo para sacar unas fotos de las formaciones rocosas y seguir con su ritmo frenético y absurdo de coleccionismo de paisajes. Sin embargo, Etretat se graba en la memoria con el recorrido pausado por sus miradores, casi tantos como pasos damos. Y merece la pena quedarse a dormir, y visitar a diferentes horas del día los acantilados, observando las luces del amanecer, del atardecer o incluso la noche que devora con su sombra la blanca piedra.
Fuente: Elgiroscopo.es
Al norte del puerto de Le Havre, y al sur de Fécamp se yerguen los acantilados de Étretat. Sin duda es el paisaje natural más conocido de Normandía, cuya vista se convirtió gracias a los cuadros impresionistas del XIX, en lugar de peregrinaje primero para los pintores y escritores, y más tarde para el turismo.
Nos encontramos en la Côte d’Albâtre, la costa de alabastro, célebre por sus acantilados, siendo el pueblo de Étretat la parte más reconocible. El arco natural de la Porte d’Aval y la columna rocosa llamada L’ Aiguille Creuse componen un conjunto que se encuentra entre los destinos más visitados de Francia. El color blanco de los acantilados contrasta con la alfombra verde de hierba que llega hasta el borde del mar, cuyos colores como la piel de un pulpo van cambiando con los cambios de luz al pasar las nubes. El espectáculo visual lo hace merecedor de ser una de las maravillas naturales del mundo, al nivel de los acantilados de Moher en Irlanda, o los de Dover en el sur de Inglaterra.
Étretat era en los inicios del siglo XIX, un tranquilo pueblo de pescadores hasta que al comienzo de la década de 1830 fue «descubierto» por la burguesía como lugar de reposo. Su origen, o al menos su topónimo aluden a términos vikingos : strut, strurt, strud, y posteriomente latinizado como Structa. Las familias acaudaladas huían del tórrido interior de Francia hacia la costa, donde además se habían puesto de moda los baños estivales alternando el ocio de su balneario y un casino. En Fecamp veraneaba Édouard Manet y Degas que lo acompañó como huésped del primero. Así mismo en el castillo de Valmont, Delacroix pasaba sus vacaciones de infancia.
Hoy el turismo desborda los acantilados de Etretat, colapsando la vida de este pequeño pueblo. A menudo los viajeros llegan apresurados, con apenas tiempo para sacar unas fotos de las formaciones rocosas y seguir con su ritmo frenético y absurdo de coleccionismo de paisajes. Sin embargo, Etretat se graba en la memoria con el recorrido pausado por sus miradores, casi tantos como pasos damos. Y merece la pena quedarse a dormir, y visitar a diferentes horas del día los acantilados, observando las luces del amanecer, del atardecer o incluso la noche que devora con su sombra la blanca piedra.
Fuente: Elgiroscopo.es
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Uno de los mejores entornos naturales que he visto, hya que seguir un GR desde la misma carretera pasado el pueblo de Etretat. Esta poco indicado pero una vez encuentras el sendero no tiene perdida. De ahi caminas una media hora casi solo y despues directo a la playa y a los puntos mad turisticos.