Etzandarri, Lularri y Kauku punta desde Armintza

Hoy hacemos un recorrido por dos humildes cimas costeras bastante inaccesibles, situadas en los acantilados costeros del municipio de Lemoiz. Desde el primer momento quiero aclarar que este no es un recorrido sencillo como la mayoría de los de la zona, muy al contrario, a pesar de lo humilde de las ascensiones es necesario una cierta experiencia montañera y, por supuesto, hacer la ruta guiados por algún track solvente y detallado. Yo he utilizado la ruta en wikiloc realizada y grabada hace dos años por mí mismo con mi amigo Koldo: "Ruta 20 de Gorliz: Ruta de los acantilados. Las siete pequeñas cumbres desde Astondo hasta Armintza", disponible en la web www.VistiGorliz.eus y por supuesto en wikiloc. Sin embargo, de esta ruta solamente he utilizado hoy una parte, ya que no he partido de Astondo, sino desde Armintza, para hacer el recorrido hasta casi el Ermua, desviarme hacia el Etzandarri, llegar hasta el Lularri y Kauku punta y bajar de nuevo hasta Armintza.

Otra recomendación importante es que para hacer esta ruta llevemos pantalones largos y camisa o camiseta de manga larga. Por tres razones. La primera porque así soportaremos mejor los pinchazos de las árgomas que en tramos existen a ambos lados del camino, invadiendo éste. La segunda es que porque así estaremos mejor protegidos al pasar entre el mar de enormes helechos en varios tramos del recorrido en la parte alta de los acantilados. Y la tercera es porque así se lo ponemos mas difícil a las posibles garrapatas que puedan saltar desde la maleza lateral hasta nuestro cuerpo, aunque a decir verdad no creo que por aquí circulen animales domésticos, aunque sí salvajes, como algunos jabalíes de vez en cuando.

Tras aparcar en el parking situado a la entrada de Armintza, el barrio costero de Lemoiz, pongo Wikiloc en marcha y arranco para la marcha. Cruzo la rotonda de entrada en Armintza y justo al otro lado se ve claramente una rampa cementada con poste y unas señales amarillas que indican: "Plentzia. GR 123". En efecto, cogemos esa dirección con la intención de llegar cerca del Ermua para desviarnos hacia el Etzandarri. La carreterita en ascenso llamada "Urzuriaga Bidea" sube junto a la pared que circunda el recinto del hotel Arresi, para llegar al poco de dejar atrás la entrada trasera del hotel a una barrera que cierra el acceso a vehículos y que se rebasa por su lateral.

Estamos ahora andando en ligero ascenso por una pista amplia de gravilla para llegar enseguida a una bifurcación. Opto por coger el camino arcilloso y con piedras de la izquierda, aunque volveré por el de la derecha. Podría hacerlo al revés, es decir, coger por la derecha, ya que ese camino también me llevaría hasta la base del Etzandarri, pero haciendo un menor recorrido, y pienso que para dar a la ruta un poco más longitud me parece adecuado subir por el camino de la izquierda.

Al principio el camino es pedregoso metiéndose enseguida bajo un eucaliptal. Subimos poco a poco dentro de él hasta salir de los eucaliptos, cuando el camino se convierte en senda muy pisada y bastante herida por los surcos profundos de las aguas. Vemos a la otra parte de la vaguada, a la derecha, el Etzandarri, nuestro primer objetivo cubierto de eucaliptos. El camino va subiendo hasta llegar a una zona casi llana al lado de una alambrada a la izquierda para desembocar enseguida en un cruce señalizado con las mismas señales amarillas. A esta zona le llaman "Sanjuangiri" y desde Armintza hemos subido unos 260 metros. Si seguimos de frente en el cruce iríamos hacia el barrio de Fano y Gorliz, pero nosotros tenemos que girar a la derecha para de nuevo desviarnos a la derecha en otro cruce a unos pocos metros. En este nuevo desvío, por la izquierda subiríamos enseguida al Ermua, pero nosotros hoy queremos ir al Etzandarri por lo que nos desviamos en este segundo cruce a la derecha para seguir por un sendero que va bajando suavemente hasta la base del Etzandarri. Aquí dejamos la GR 123 que hemos traído desde Armintza.

Este caminito desciende suavemente entre árgomas que extienden sus tentáculos espinosos hacia el camino pinchándonos con mucha frecuencia. En algún tramo pasamos también por algún bosquete de eucaliptos, omnipresentes por estas zonas costeras. A veces se hace difícil caminar por el sendero, ya que los profundos surcos creados por el agua en el terreno arcilloso obligan a ir saltando de lado a lado del camino, que por cierto, a no mucho tardar se va a cerrar totalmente invadido por los brezos y las árgomas laterales.

Pero merece la pena soportar todas estas molestias tras un rato de descenso que se me hace un poco largo, para alcanzar el fin de este tramo, ya que llegamos en el camino a una zona despejada de arbolado que desemboca en un pequeño claro que hace las veces de mirador sobre los acantilados. El espectáculo es maravilloso, viéndose a la izquierda las laderas herbosas del Ermua que se deslizan hacia el mar, la punta de la isla Billano que asoma tras el Ermua, a la derecha los acantilados vertiginosos del Etzandarri y, entre ambos, la inmensidad azul del Cantábrico surcado por dos diminutas embarcaciones que se dirigen a los acantilados a los que solamente se puede acceder por mar y que mucho me temo se tratará de furtivos de percebes.

Tras admirar el espectáculo retrocedo unos pocos metros hasta el camino que se ancha para bajar hacia Armintza bajo el eucaliptal. Este es el camino por el que podría haber llegado hasta aquí de haber optado por la pista de la derecha en el primer desvío de la ruta. Pero ¡ojo!, aquí debemos estar muy atentos, ya que a ocho o diez metros una vez cogido el camino hacia Armintza parte hacia la izquierda un senderito medio tapado por la vegetación que casi no se ve. Es la senda que nos llevará a la cumbre del Etzandarri. Debemos fijarnos muy bien y coger esa sendita, que tras unos metros se ve ya más clara bajo unos tortuosos pinos marinos autóctonos. La senda en ascenso hasta la cercana cumbre no tiene pérdida y se puede seguir sin problema trazando varias curvas, pasando bajo troncos caídos entre brezos y demás plantas costeras típicas de los acantilados. Debemos andar con cuidado ya que en un par de ocasiones se asoma bastante al abismo, hasta llegar a la cima.

La cima del Etzandarri, de 209 m, tiene un pequeño buzón sobre una vara de hierro al que se le ha caído la placa en la que se indicaba su nombre y altitud. La panorámica desde la cumbre es espectacular y desde ella se puede ver completa la isla de Billano por la otra vertiente, ya que casi siempre la vemos desde la otra parte cuando ascendemos al Ermua. Hay un magnífico ejemplar de pino marítimo en la cumbre y un cartelito de madera en el suelo que indica dos direcciones: "Ermua. GR 123", señalando la dirección por la que he subido hasta aquí, y la otra "Lularri. Kauku", en sentido contrario. Después de echar unos buenos tragos de agua me dirijo sin más dilación hacia el Lularri.

A partir de ahora la senda casi no se ve, tapada por los altos helechos. Tenemos que fiarnos de la intuición y, sobre todo, del track anteriormente comentado de la ruta que hice con Koldo. Tengo que decir que hace dos años había pintados en algunos árboles unos puntos verdes que ayudaban a seguir el camino. Esta vez no he visto ninguno, seguramente desaparecidos bajo las inclemencias del tiempo. Y tras un rato de andar incómodamente entre grandes helechos llego a ver un cartel casi tapado que indica con letras negras ya un poco deslavazadas: "Etzandarri" en un sentido y "Lularri" en el contrario, hacia donde me dirijo. La senda cuando se mete en algunos tramos bajo los pinos marineros se ve bastante mejor.

Llego a un claro muy cerca del acantilado desde donde se ven los enormes farallones del Lularri cayendo verticales al mar. La senda sigue bastante cercana del acantilado, a veces bajo los pinos marítimos y a veces entre helechales, para llegar hasta una zona despejada de árboles que atravieso de parte a parte. Pero un poco antes, por no estar atento al track de la ruta, me desvío a la derecha por otro senderito que conduce hacia el camino que antes he comentado y que sube de Armintza. El móvil emite un sonido de alarma y me dice que me estoy desviando. En efecto, vuelvo sobre mis pasos y recupero la senda verdadera. Por estos despistes es muy bueno seguir el track.

Tras atravesar el citado claro entre helechos entro de nuevo entre árboles y llego a un montoncito de piedras a modo de kairn que me indica un desvío a la izquierda en dirección a la cima por un corto repecho. Sigo por la senda ahora mas cerca del abismo pero sin verlo, protegida por la vegetación y algunos pinos y encinas retorcidas por el viento. El camino es seguro. Veo dos puntos verdes que están un poco borrados pero se ven bien, uno en una piedra y el otro al lado en una encina. Me confirman que voy bien y sigo el senderito a veces medio borrado hasta llegar a un cartelito de madera que indica con unas letras negras pintadas en su día y casi desaparecidas la dirección de la cima del Lularri.

Voy por ahí en fuerte repecho y llego a los pocos metros a una cuerda en el suelo para favorecer el ascenso a la cima. Ayudado solamente por los bastones y sin cogerme a la cuerda logro llegar a los pocos metros hasta las grandes rocas que forman la cumbre del Lularri y que en una de ellas se encuentra el roñoso buzón (184 m). Estoy justo encima del acantilado y desde una abertura entre las rocas saco una foto como puedo del abismo bajo mis pies. Tras unos nuevos tragos de agua y sacar alguna foto más me dispongo a destrepar el repecho cimero con gran cuidado y ayudado de nuevo por los bastones, pero sin agarrarme a la cuerda. Mi opinión después de haber subido por aquí en varias ocasiones es que si alguien no sabe usar muy bien los bastones prescinda de ellos y suba ayudado por la cuerda. Ojo, este es un tramo difícil aunque relativamente corto que hoy estaba seco, pero si ha llovido se puede volver sumamente resbaladizo. También hay que tener en cuenta las raíces rastreras de los brezos y las hiedras que atraviesan de parte a parte la senda en muchos tramos de la ruta y nos pueden propiciar un tropezón, que si es en alguna zona delicada podemos tener problemas. Mi amigo Koldo tropezó hace un año aquí mismo, cuando grabamos la ruta y cayó unos metros por debajo de la senda, entre zarzas, me costó bastante sacarle.

Una vez destrepado el repecho cimero hay que seguir hacia la izquierda por la sendita igualmente poco visible. A partir de ahora el camino va descendiendo progresivamente dentro del bosque de pinos y se puede seguir con cierta tranquilidad. Hay un momento en una apertura de los árboles que se ve una preciosa panorámica de la costa que sigue de Armintza hacia Bakio. Los pinos son cada vez menos frecuentes y entramos en varios tramos de altos helechos al igual que antes de llegar al Lularri, en donde se pierde a veces la senda que queda oculta por la vegetación. Hay que asegurarse de la ruta por el track.

Tras un buen trecho de sufrir de nuevo el helechal llego a una especie de mirador. Estoy ya en Kauku Punta, último punto de interés del día, con unos bonitos paisajes que admirar aunque no se trata de ninguna cumbre, sino de la parte alta del pequeño cabo que protege el puerto de Armintza por el Este. Desde esta especie de mirador de ve una bonita panorámica de los acantilados del Lularri.

A partir de aquí el camino no tiene posibilidad de pérdida o confusión, ya que solamente hay que seguir una sendita muy clara que parte de allí mismo y que traza una curva desde el citado mirador para convertirse enseguida en un camino amplio bajo los jóvenes eucaliptos. Llego al poco rato a un gran caserío situado a la izquierda y un poco abajo, y en el que todas las veces que he pasado no he visto a nadie. Un poco mas adelante accedo al cruce con el camino principal que baja del Etzandarri, donde giro a la izquierda.

El camino llega a una especie de explanada detrás de la fachada del amplio caserío que atravesamos diagonalmente para coger una pista ancha de piedrilla apta para vehículos. Ahora ya solamente hay que seguir por esta pista totalmente llana hasta llegar al cabo de un rato al desvío del comienzo de la ruta por el camino de tierra y piedras que nos ha llevado casi hasta el Ermua.

Ya solamente nos queda seguir por el mismo camino de la mañana hasta llegar a Armintza. Es decir, pasamos la valla que cierra la pista y rodeamos la pared del hotel Arresi hasta llegar al primer desvío señalizado de esta mañana, justo al lado del aparcamiento de entrada en Armintza, donde tengo el coche. Fin de la ruta.

En definitiva, esta es una ruta corta, de 7,67 km y un desnivel positivo escaso, de solo 333 metros. Sin embargo es una ruta para gente avezada, acostumbrada a encontrarse en el monte con caminos con espinos y aguantarse los pinchazos, con caminos que a veces no se ven y solo se intuyen, con una vegetación exuberante que a veces agobia, con tallos rastreros que pueden hacernos tropezar, y con un tramo de trepada que me parece sencilla pero que puede ser dificultosa si ha llovido. Es por todo esto que la he calificado técnicamente como difícil, aunque todo ello no resta un ápice a la espectacularidad de los paisajes marinos que vemos desde lo alto de los acantilados. Es enormemente recomendable seguirla con un track. Este mismo track, por ejemplo.