Exploratoria por el Peñón de Algámitas

El Peñón de Algámitas, en la sierra del Tablón, constituye la segunda cumbre más alta de la provincia de Sevilla, siete metros por debajo de su alomado vecino el Terril, pero mucho más interesante. Se trata de un macizo rocoso con dos cumbres: la principal, al sureste, a la que se accede habitualmente, con 1121 msnm; y otra secundaria (1102), al noroeste, más escarpada y agreste, que a su vez consta de dos agujas separadas por una grieta. Entre ambas cumbres existe una espectacular brecha que divide en dos la crestería.



Ante todo hay que advertir de que esta no es una ruta de senderismo, gran parte discurre por terreno complicado y expuesto donde hay que realizar trepadas que entrañan cierta dificultad, sin ningún tipo de aseguramiento, con riesgo de caída al vacío si no se posee la destreza y experiencia necesarias y se mantiene la concentración en todo momento, por eso la califico de muy difícil. También hay que tener en cuenta que el GPS tiene una precisión limitada y cierto margen de error, especialmente cerca de paredes rocosas que ocultan los satélites, por lo que en estas zonas donde medio metro puede tener una importancia vital, el track es solo una referencia, una ayuda relativa que nunca puede sustituir el conocimiento del terreno, la intuición montañera y sobre todo la sensatez y el sentido común que siempre deben guiar nuestros pasos. Cualquiera que realice esta ruta u otra inspirada en esta, lo hará bajo su plena responsabilidad.
Siempre que subo al peñón me quedo embobado con la vista que desde la cumbre presenta toda la crestería, la brecha y los enormes paredones de la zona noroeste, y estudio la posibilidad de recorrerlas. Pero desde allí no parece empresa fácil para tomársela a la ligera, requiere una ruta dedicada en exclusiva a ello para poder explorarla con calma y detenimiento, además de compañía experta –no conviene afrontar un reto como este en solitario –. Tampoco encontraba información en la web, aunque recientemente Paco me pasó algún track en el que hacen toda la cresta, pero con material de escalada, incluyendo un par de rápeles –ese no es mi terreno–.
Así que, aprovechando que no podemos salir de la provincia nos propusimos explorar concienzudamente la zona, entreteniéndonos todo lo necesario. Como objetivo primero llevábamos culminar las dos agujas gemelas noroccidentales, luego intentar acceder a la brecha, subir a la cumbre principal y volver por la cara norte, por las cadenas.
Aunque en un principio nos planteamos partir del Puerto del Zamorano, finalmente decidimos empezar en el Camping del Peñón, que ofrece más posibilidades.
Desde el aparcamiento del Complejo Rural del Peñón comenzamos a andar en dirección sur hacia una cancela donde confluyen todos los senderos. Vamos rodeando el camping atravesando un tupido bosque de encinas siguiendo el sendero SL-4.



A medida que ascendemos vamos teniendo mejores vistas de la zona de la brecha y analizamos la posible subida. Desde aquí abajo da la impresión de que se puede subir por esta cara norte sin demasiadas complicaciones, pero es difícil apreciarlo hasta que se está sobre el terreno. En cualquier caso, nuestra intención es subir primero a las cumbres noroeste y después intentar el collado por la cara sur.



Luego pasamos por un mirador con buenas vistas hacia el este, aunque hoy el día esta nublado y brumoso. Un poco más arriba el sendero se bifurca: hacia la izquierda sale el SL-6 que se dirige a la cumbre principal por las cadenas; nosotros seguimos adelante por el SL-4 que rodea el peñón para subir por el sur. Al llegar a la cuerda comienza lo bueno: abandonamos el sendero y ascendemos por ella campo a través siguiendo el rastro de las cabras.



Ya cerca de la cumbre el terreno se hace más rocoso y empinado obligándonos a usar las manos en muchas ocasiones.



Subimos primero a la aguja más occidental, desde donde tenemos impresionantes vistas de la brecha y toda la crestería hasta la cumbre.



Luego bajamos a la grieta que separa las dos agujas y nos asomamos a la brecha que vista desde arriba parece una navaja de afeitar. La subida desde aquí al otro picacho se ve muy complicada, la roca está muy lisa y vertical, sin apenas presas donde asirnos, y para colmo está húmeda por la lluvia de esta madrugada. Así que descendemos un poco buscando una vía más segura. Unos metros más abajo comenzamos a trepar por una zona también muy vertical pero con mejores agarres y, extremando la cautela, asegurando cada paso concienzudamente, logramos encaramarnos a la segunda cumbre.



Conseguido nuestro primer objetivo, vamos a por el siguiente: acceder a la Brecha. La verdad es que no teníamos muchas esperanzas en lograrlo. Como ya suponíamos, la bajada por la cresta es impracticable sin material de escalada y el acceso por los laterales tampoco parece fácil, pero, aunque ya nos damos por satisfechos con lo conseguido, habrá que intentarlo.



Para ello bajamos del risco por el mismo lado y luego vamos rodeándolo hacia el sur por estrechas cornisas, a veces siguiendo los pasos de las cabras, que son las que saben andar por estos escarpados terrenos.



Pronto nos encontramos bajo la pared del cuchillo que forma el fondo de la brecha y la observamos detenidamente buscando una posible vía para treparla.



Nos decidimos por ascender en oblicuo hacia el borde sureste y subir luego por un diedro completamente vertical que nos exige toda la concentración. Y claro, sin saber lo que nos encontraremos arriba hay que asegurarse de que los pasos que damos se puedan desandar, teniendo siempre presente que destrepar suele ser bastante más complicado que trepar.
Una vez en el cuchillo comprobamos in situ lo afilado de su filo y cómo, efectivamente, bajar desde la segunda cumbre obliga a rapelar.



En cambio sí parece posible continuar por la cresta –al menos el primer tramo que se ve desde aquí–, aunque la trepada es bastante complicada y no estamos seguro de que se pudiera destrepar. Así que teniendo en cuenta que no sabemos lo que nos vamos a encontrar más adelante y que el viento sopla con fuerza decidimos bajar por el mismo sitio y continuar a media ladera buscando una subida más asequible. Esta bajada por el diedro es quizás el tramo más peliagudo de la ruta. Hasta que no ha bajado el primero no comienza el siguiente para evitar caídas de piedras o incluso de uno mismo sobre el compañero, y tenemos que poner toda nuestra atención en cada paso.



Una vez abajo seguimos un trecho paralelos a la cresta, cerca de ella, por los andenes que vamos encontrando, sorteando los riscos que nos salen al paso, ya con cierta comodidad –aunque sigue siendo un terreno muy escarpado y no permite bajar la guardia–.



Por esta zona vemos una cabra alejarse y cuando llegamos al sitio de donde ha salido descubrimos un cabrito de poco tiempo, totalmente inmóvil e indefenso, mimetizado con la piedra, dependiendo solo del camuflaje para su supervivencia. Es una estrategia de las madres, alejarse para no delatar la presencia de la cría.



Poco después vemos ya subida franca hasta la cuerda y nos dirigimos a ella.



Ganada la cuerda solo nos queda crestear un poco hasta la cumbre principal.



Desde la cumbre las vistas son extraordinarias, claro, pero hoy no está el día limpio y solo podemos adivinar en el horizonte la silueta de las sierras cercanas desdibujadas por la bruma. Eso sí, la loma del Terril casi podemos tocarla y la panorámica hacia la crestería y los tajos de la parte noroccidental es espectacular.



Tras unos instantes disfrutando de la cumbre bajamos por la cara sur, por una estrecha cornisa que nos lleva a la antecima –bastante concurrida por cierto, hasta aquí no habíamos visto un alma–.



Luego bajamos por un largo tramo equipado con cadenas en la cara norte del peñón, perteneciente al sendero SL-6 –creo, hay un poco de lío con la nomenclatura de los senderos– que normalmente se hace subiendo. Aunque en algún momento puede ayudar, creo que es mejor llevar las manos libres y buscar una traza menos pisada, que resbalará menos.



El tramo con cadenas termina en una pedrera a los pies de la brecha. Ya hemos cumplido todos los objetivos que nos habíamos propuesto pero como es temprano, decidimos explorar esta vertiente noreste a ver si podemos subir a la brecha también por este lado. Esta ladera está cubierta por un frondoso bosque de encinas, está bastante empinada pero se puede progresar relativamente bien.



El último tramo de subida por la pared del cuchillo es muy vertical, pero menos expuesto que el diedro por el que subimos en la otra vertiente.



Hemos cerrado el círculo, lo cual ofrece la posibilidad de hacer la ruta con diferentes combinaciones. Ya con la zona explorada, habrá que volver para hacer un trazado más redondo. Nos sentamos de nuevo en el filo de la navaja, hacemos unas fotos de los espectaculares paredones que nos rodean y volvemos a bajar por el mismo sitio –más o menos–.



La bajada por la pared es otro tramo bastante complicado.



Luego retomamos el SL-6 que nos devolverá al camping, pero antes paramos en un bonito mirador para reponer fuerzas bajo la figura imponente del peñón.