Fageda del Capsacosta i Puigsacreu desde Sant Pau de Segúries

Para realizar esta excursión partimos del camping de Sant Pau de Seguries, dejamos atrás la iglesia de Sant Pau Vell, documentada en el 920, edificio de estilo románico, parroquia solitaria, nunca pudo ser el centro del núcleo urbano, y fue sustituida como parroquia en 1971, a los pocos metros y después de cruzar la ctra. de Capsacosta, tomamos una senda que asciende por los prados , después de abrir una puerta de alambre, la cual dejaremos cerrada, encontraremos varias durante la ruta, entramos en un terreno que pertenece al ganado, nosotros somos los extranjeros, no debemos olvidarlo, pacen tranquilos con sus crías y no hay que molestarlos, ahora la senda se adentra por el bosque de hayas, paisaje melancólico y poético que te acelera la inspiración, y temes que te falta vida para recorrer todas estas bellas montañas y me duele el corazón al saberlo, el silencio de la fageda queda interrumpido por el crujido que producen mis botas al pisar las hojas secas, que formar ese manto rojizo, hojas que van cayendo ayudadas por los soplos de brisa tenue, que como los rayos de luz se filtran entre las ramas , hojas que caen tal baile romántico, otras veces es el viento seco y frio del norte, quien las agita y golpea dejándolas caer despiadadamente como las lagrimas de un berrinche infantil, es entonces cuando te das cuenta, en el silencio del bosque existe murmullos, murmullos de dolor, por un sendero que baja a la carretera visitamos la fuente de Barnado, la senda esta señalizada con plásticos clavados en las cortezas de las hayas, de esto se quejan, de ahí su dolor, no creo que sea la mejor forma de señalizar una ruta, al llegar al coll del Pregón dejamos la senda y por la izquierda continuamos por un camino, que nos lleva a la calzada romana, de losas sistemáticamente colocadas, la abandonaremos en el coll de Capsacosta, nuestra próxima parada es el Puigsacreu de 1112 msnm, con una cruz en su cima y un par de bancos para admirar todo el valle del Ter y Sant Pau, también en su base vemos una zona de picnic y barbacoa, avanzaremos unos metros para ver otras montañas desde el mirador de Gueri, otro momento mágico de esta ruta, son ahora los colores, verdes, dorados, pardos y anaranjados, los que absorben toda la atención, tapiz otoñal de confección celestial, porque, por momentos te preguntas sin estas en el paraíso, retrocedemos unos metros para descender por el Rec del Collsalarsa, con un ligero cauce de agua, por la torrentera veremos un pozo y tres túneles ciegos de pocos metros, el sendero se pierde por momentos bajo tanta hojarasca, hay que utilizar el trac varias veces, nos paramos en un mirador sobre el pueblo, tres curiosos burros salen a nuestro encuentro, son originarios de Girona, están en vías de extinción, cosa que hubiera ocurrido si no fuera por dos jóvenes de Banyoles, que en el 2004 crearon una pegatina para coches, ahora un símbolo catalán, están quietos observándonos, quieren unas caricias y se las concedemos, de pelo negro y áspero, pacientes aguardan su turno, estos animales en otro tiempo prestaron un gran servicio, ahora están olvidados por una sociedad moderna y cruel que no valora lo que fueron. Hemos andado juntos Rosa, Elena, Juan y Julián