FERVENZA DE ARGALO

La fervenza de Argalo, con sus 7 mettros de altura, es la mayor cascada del concello de Noia. Se encuentra en el Rego de Vilacoba.
El Rego de Vilacoba nace en las faldas del Monte Iroite y desemboca en el pueblo de Noia, uniéndose al río de Vilacoba que cede sus aguas a la ría de Noia.
Para llegar al punto de partido de la ruta, desde la carretera AC-550 que une Noia con Porto do Son, nos desviamos a la izquierda en dirección a Entrerríos. Pasamos esta aldea, unida a la población de Noia, Piñeiro y llegamos a la aldea de Argalo, donde destaca la iglesia de Santa María de Argalo, de traza barroca y nave de cruz latina. La iglesia tiene una peculiaridad ya que su orientación es contraria a la habitual: el ábside se situa al oeste y la puerta frontal hacia el este.
Transitamos con mucho cuidado por la aldea de Argalo, por la estrechez de sus calles y continuamos 250 metros hasta llegar a una curva con forma de "U" cerrada. Allí podemos dejar el coche y empezar a caminar.
En la curva descrita anteriormente, sale un camino en su parte izquierda que tomaremos. A unos 300 metros de su inicio, sale un sendero a mano derecha que nos baja hasta el río. Cruzaremos el mismo por unos palets de madera que hay colocados formando un puente.
Después de cruzar el río, tomaremos un sendero que asciende a su lado derecho. Transcurriremos por un bosque autóctono de robles, castaños, alisos y fresnos.
A pocos metros del cruce, encontraremos la fervenza que se sitúa en un talud del terreno. Por supuesto hay que ir cuando hay llovido bastante los días previos, ya que el rego de Vilaboa suele llevar escasa agua.
Por debajo de la fervenza, existe un pequeño dique de piedras y arena, lo que nos facilitará enormemente cruzar el río, para obtener una prespectiva diferente de la cascada.
Además por la parte izquierda de la fervenza, veremos un camino muy empinado que sube a la parte superior de la misma. Aquí conviene llevar unos bastones de senderismo, sobre todo si el terreno está mojado, ya que la pendiente es acusada.
Después de superar los 7 metros del talud, lo que nos dejará sin aliento, nos podemos asomar a la fervenza desde la parte superior. Hay que hacerlo con mucho cuidado, aunque la tarea nos la facilita un árbol que está en su margen.
Esta cascada se ha puesto en el mapa gracias al club de senderismo Trabandainas, en colaboración con el concello de Noia. En la parte superior de la misma, deben estar construyendo una especie de cabaña, ya que nos encontramos con una estructura hecha de troncos, así como las herramientas necesarias para su construcción. Destaca el mazo artesanal que han fabricado.
Volveremos a bajar hacia la fervenza, localizando en la bajada un sendero que se aleja un poco más del río, pero que tiene menos pendiente.
Por debajo de la fervenza, nos encontramos otras de menor tamaño, pero igualmente muy bellas.