FERVENZA DEL LAGO DAS ENCROBAS

El lago das Encrobas o de Meirama se encuentra en el valle de su mismo nombre donde existió una antigua mina de lignito, carbón que abastecía a la central térmica de su mismo nombre. La explotación duró desde 1980 hasta el 2007.
A la vez que se desarrollaba la explotación minera, se planificaba la recuperación medio ambiental, que comenzó en 1985. A partir del año 2008 se empezó a rellenar de agua.
El lago mide 2,2 km de largo y tiene una profundidad máxima de 205 metros. Se terminó de llenar de agua en el año 2016. Además cuenta con más de mil especies animales y vegetales diferentes, algunas endémicas de allí. Durante la rehabilitación, se plantaron más de 450 mil árboles, entre los que destacan los carballos, pinos, robles, abedules, alisos...
El llenado del lago con 150 Hm3 rellenó todo el hueco dejado por la explotación minera. Sus aguas drenan hacia el río Barcés. Además han creado una ruta de senderismo que nos conduce de un lado al otro del lago, de unos 6 kilómetros de longitud, con acceso prohibido para los coches.
Una de las mejores sorpresas del lago es la existencia de una fervenza en la margen izquierda del mismo.
El agua procede del Rego de Morzós. Parte de sus aguas son canalizadas hacia el lago, para fluir libremente por el acantilado que creó la mina.
Se puede observar desde el agua, acercándome con el Kayak. Desde el Lago se ve como la fervenza tiene dos niveles: el superior que es accesible desde tierra y el inferior que sólo puede verse desde el agua del lago.
Para acceder desde tierra, cogeremos la pista asfaltada que rodea el lago y, en el momento que la carretera se separa del lago, veremos una pista de tierra a nuestra derecha. Entraremos caminando por esta pista, girando a mano izquierda. Cuando lleguemos al puente que cruza el salto de agua, buscaremos a nuestra derecha un pequeño sendero escondido entre la vegetación.
No es un camino sencillo ya que está muy cerrado. En un determinado punto el sendero desaparece, pero hay la posibilidad de descender la ladera, que en este punto es muy empinada.
Con ayuda de las manos, de los bastones y de los árboles descendemos unos 20 metros en altitud, para desviarnos en horizontal a mano izquierda. Aquí ya no hay sendero alguno, aunque se adivina entre toda la vegetación que hay, una posible senda que tendremos que ir abriendo con los bastones de senderismo. Son apenas 60 metros, pero nos pareceran muchos más por lo complicado que es atravesarlos. Llegaremos a la parte intermedia de la fervenza, viendo perfectamente la parte superior de la misma y, asomándonos con mucho cuidado para ver la inferior.