FERVENZAS DO CAMBÁS: REGO DE PALANCA Y CASTRO RODICIO

El río Cambás es un afluente del río Mandeo, que se forma por la unión del Rego da Loba o Ponte das Ovellas con el Rego da Palanca. La ruta se puede iniciar en Ponte Aranga donde se junta el Cambás con el Mandeo, o un poco más adelante. Yo os aconsejo empezar donde lo hice yo, ya que la ruta es dura y nos ahorramos una parte de ella. Además la primera parte está cerrada por una valla de una finca, que algún listo puso. Tenemos un sitio para dejar el coche e iniciamos el camino. La flecha que indica las fervenzas pone 1 kilómetro, pero está rematadamente mal calculada la distancia.
Empezamos a caminar por la margen izquierda del río Cambás por un sendero con muchas raíces y piedras. En algún paso difícil, han colocado pasarelas, aunque no en todos.
Entramos en la Fraga das Barbudas, un bosque autóctono con gran valor ecológico. A poco de iniciar el recorrido pasamos por la central hidroeléctrica.
En algunos puntos el sendero se separa del río para superar algún promontorio para volver a bajar al mismo poco tiempo después.
Cuando llegamos a la confluencia de los dos ríos, el Rego da Loba y el Rego da Palanca, os aconsejo cruzar el río saltando entre las piedras. Vamos a remontar el segundo, con una fuerte pendiente inicial, ayudados de un pasamanos que tenemos a mano izquierda.
Llegamos hasta los restos de un molino que está escondido entre la gran cantidad de vegetación existente y, justo detrás, está el primer salto de agua.
Ya sólo llegar hasta aquí merece la pena. Ha sido un esfuerzo importante pero la recompensa está servida. Nos deleitaremos durante un buen rato viendo como el agua se precipita desde más de 10 metros de altura.
Después de ver esta primera cascada, el camino gira a la izquierda, ascendiendo la fuerte pendiente, aunque ayudados por una gran cantidad de escalones que hay puestos para facilitar la subida.
Y llegamos a la fervenza más grande del Rego da Palanca, salvando un desnivel de 30 metros, con una caída mayor de 20 metros. Para verla mejor, podemos tomar un sendero que sale a mano derecha y baja un poco la pendiente. Ahora no se puede acercar uno más, sin tener consecuencias, porque debe haber habido un deslizamiento del terreno y la senda termina a mitad de ladera.
Pero, si retomamos la senda original, podemos subir un poco más para poderla contemplar desde el frente. No merece la pena subir más, ya que hay una fuerte pendiente y lleva a una pista de tierra que acaba en O Couce.
Volveremos sobre nuestros pasos para llegar a la zona donde cruzamos el río. Allí veremos un sendero que nos indica la cascada de Castro Rodicio, a través de un sendero de peligrosidad alta.
Con todas las precauciones posibles, haciendo uso de los bastones de senderismo, fundamentales en este tramo, y las manos en ocasiones, llegaremos hasta donde se encaja el Rego da Loba. Antes de ver la fervenza, llegamos a una zona llena de lascas, con un árbol caída cruzado en el camino.
Aquí hay que cruzar el río saltando por las piedras, para poder trepar un poco con manos y pies para alzarnos y ver el Pozo de Castro Rodicio con la cascada que salva un desnivel de unos 20 metros.
La vuelta es por el mismo lugar, tomando mayores precauciones todavía, porque el cansancio es un mal compañero de viaje en el monte.