FLECHAS-BARRANCO DEL CIBEO-PEÑA MIRA-PEÑA LARGA-ARROYO DEL CABRÓN (Sierra de la Culebra-Zamora)

Marcha realizada el domingo 3 de noviembre de 2013
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Aunque todo el día y la noche anterior han estado encapotados con fuertes chubascos, la previsión meteorológica para el domingo siguiente es de lo más benigna. La mañana amanecía radiante y el día invitaba a acercarse hasta el bonito pueblo de Flechas, en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de la Culebra, para hacer una marchita por la zona. El pueblo se encuentra en un recóndito lugar, perdido entre profundos barrancos, donde muere la carretera local que hasta allí llega.

El pueblecito se encuentra partido en dos por el arroyo del Cabrón, que por cierto bajaba pletórico, gracias al agua recibida con las lluvias. Si hubiéramos dispuesto de más tiempo, habría merecido la pena subir hasta alguna de las tres cumbres del macizo: Peña Mira, Peña Redonda o Peña Larga, todas ellas guaridas y lugar de lobos, aunque como nos dijeron los lugareños “haberlos – haylos”, y mientras que ellos nos pueden estar viendo todo el tiempo, nosotros no saber ni siquiera sospechar que muy posiblemente nos estén vigilando todo el tiempo. Salíamos del pequeño espacio que hay para aparcar tras cruzar el Cabrón, y muy cerca del puente que hay junto al arroyo con nombre tan épico. Tras pasar por una callecita de poco menos de ochenta metros, dejamos atrás el pueblo, para continuar con rumbo noroeste. La calle se continua con una bonita pista, que transcurre paralela al arroyo del Cibeo durante cerca de kilómetro y medio. El Cibeo da lugar al profundo barranco del mismo nombre, que a nuestra izquierda se siente por el sonido que produce el agua, pero que a penas se puede ver, pues se encuentra tapizado por cantidad de castaños, robles, jaras, brezos y todo tipo de arbolado y vegetación de ribera. A nuestra derecha continuos filones de pizarras, que nos responden al porqué del par de canteras que hemos visto por la carretera, poco antes de llegar al pueblo. A los diez minutos de iniciar la suave subida por la pista, nos cruzamos con una paisana, que viniendo de recoger castañas y con ganas de hablar, nos cuenta en cinco minutos, su vida, obra y milagros. Un poco más adelante y justo antes de dejar atrás al citado barranco, un grupito de cuatro chicas jóvenes, con una de ellas a la cabeza, nos comentan que también ellas se dirigen a Peña Mira. La verdad es que lo hacen a un ritmo con el que la marcha no les puede durar ni la mitad que a nosotros. De hecho, y tras pasar la primera curva del camino, las vemos que a unos doscientos metros de nosotros toman un cortafuegos a la derecha, que les sube de forma directa hasta la base del macizo de Peña Mira. Esta es la cota máxima de la zona, con poco más de mil doscientos cuarenta metros, junto con Peña Redonda y Peña Larga que tan sólo rondan por debajo y por encima los mil doscientos metros de altitud. Hemos dejado atrás el barranco del Cibeo y el arroyo que le nombra, para continuar por la misma pista durante casi un par de kilómetros y medio, antes de llegar al cortafuegos que nosotros subiremos. Éste se encuentra casi totalmente cegado por la vegetación, al menos en la conexión con la pista que traemos, salvo por un pequeño pasillo, que por estar pisado, permite el acceso a dicho cortafuegos. El tramo de casi ochocientos metros de subida por el mismo, hasta la base del Peña Mira, es el más duro de toda la marcha, pues en tan corto tramo, se sube un desnivel de casi los doscientos cincuenta metros. Las vistas que se disfrutan al llegar arriba merecen con creces la pena y el esfuerzo. Estamos en la base de Peña Mira y muy cerca de la torre de registro meteorológico y control de incendios, y nos sorprende no ver por ningún sitio al grupito de jóvenes montañeras, que parecen haber desaparecido. Al noroeste el pueblo de Linarejos, y más al norte tras la zona de Lago de Sanabria otras tres poblaciones de este bello entorno zamorano. Hemos de continuar la marcha, y para ello bajamos por una pista entre Peña Redonda, que queda a nuestra izquierda y Peña Larga a nuestra derecha, que habremos de rodear, pudiendo contemplar como ocurría en Peña Mira, el impresionante afloramiento de grandes bloques de cuarcitas que coronan las tres cumbres citadas, y que cada cierto tiempo dejan caer grandes bloques que nos hemos ido encontrando por el camino. El giro sobre este macizo nos permite conectar con otro cortafuegos de altura, que en poco menos de medio kilómetro nos permite tomar por la derecha, una bonita senda que junto al arroyo del Cabrón nos devolverá al pueblo de Flechas en poco más de cuatro kilómetros, en los que haremos alguna que otra parada, sobre todo en la zona de la Chanica, para fotografiar la gran cantidad y variedad de setas, incluidas amanitas de varios tipos, que hay en la zona. Toda una preciosidad de lugar, recorrido y entorno que nos sorprendió muy gratamente, y de esos a los que uno quiere y piensa volver (eso sí, con más tiempo).