Formigal (Huesca): Ibones, vértice Anayet y la Glera.

Típico recorrido para ascender a los ibones de Anayet y al vértice del mismo nombre (que no el pico) partiendo, en verano, desde el párking que hay junto a la carretera del Portalet en el paraje conocido como Corral de las Mulas.
Pues bien, empezamos el recorrido aparcando en el pequeño rellano que hay junto a la carretera de acceso a los remontes de Formigal-Anayet (1.625 m.) que en verano se encuentra cerrada a los vehículos.
Comenzamos a caminar por el asfalto remontando el verde valle en dirección a los remontes de Anayet a los que llegamos en poco más de media hora (1.740 m.) Delante del edificio principal encontramos unos postes del GR-11 que ya nos indican la dirección a seguir. Sin pérdida ninguna por una senda evidente y bien marcada remontamos el valle sorteando en varias ocasiones el arroyo de Culivillas que nos acompaña durante todo el recorrido aportando un agradable rumor de agua y pequeñas cascadas.
La senda poco a poco va ganando altura, con alguna pequeña zona con menos pendiente y se encarama finalmente junto a una cascada (nada que envidiar en el día de hoy a la Cola de Caballo de Ordesa) hasta que la subida termina en una gran planicie ondulada donde están los ibones (2.230 m.)
La vista en este punto es espectacular con el pico de Anayet (2.574 m.) presidiendo la gran llanada junto a los ibones con el vértice de Anayet (2.555 m.) a su izquierda y de fondo, hacia el norte, el imponente Midi d'Ossau (2.884 m.) ya en tierras francesas.
Rodeamos el ibón más grande por la derecha y bajamos un poco hacia su desagüe que es una espectacular caída hacia la majestuosa Canal Roya que se ve varios cientos de metros más abajo.
Terminamos de rodear el ibón en sentido contrario a las agujas del reloj y llegamos de nuevo a conectar con el GR-11 que se dirije hacia Canfranc. Lo seguimos un rato a la izquierda hasta que vemos la clara (y transitada) senda que se enfila hacia el collado que separa el pico Anayet a la derecha y el vértice Anayet a la izquierda.
Comenzamos a subir suavemente al principio entre prados salpicados de caballos pastando hasta que la senda se endurece progresivamente entre un mar de piedras. Afrontamos la última subida (muy resbaladiza en el día de hoy por el deshielo de algunos neveros superiores) con mucha precaución y por fin llegamos al collado que separa ambas cimas (2.413 m.)
En el collado tenemos la opción de subir al imponente pico de Anayet a la derecha (más técnico y difícil a mi parecer aunque más cerca) o al vértice que se encuentra a mano izquierda superando una más cómoda subida en una ladera de color granate.
Como no queremos complicarnos y además las vistas desde el vértice parecen mejores (se ven a la vez el pico Anayet y el Midi d'Ossau) nos decidimos por lo fácil.
En una empinada y resbalosa subida de finas piedras sueltas llegamos sin problemas al vértice de Anayet (2.555 m. según qué mapa mires) desde donde se contemplan unas increíbles vistas en 360º. Nosotros no conocemos muchos de los picos que se ven desde aquí aunque llegamos a distinguir los Infiernos, la sierra Partacua, Balaitús, Castillo de Acher....además de los ya citados pico de Anayet y Midi d'Ossau).
Una vez recuperados del esfuerzo y hechas las fotos pertinentes bajamos por la misma ruta hasta el collado y los ibones.
Seguimos el GR-11 en dirección al barranco de Culivillas y Formigal (por donde habíamos subido antes) pero poco después de comenzar a bajar vemos un sendero marcado con un aspa roja y blanca que sale a la izquierda sobre la cota de los 2.200 metros y lo seguimos para hacer un poco más variada la ruta.
El sendero va por una ladera sin perder demasiada altura, marcado de azul y blanco, y pasa por arriba de un pequeño ibón en dirección a la caseta de la Glera de Anayet (2.010 m.) que en invierno debe estar abierta pero hoy no.
Seguimos caminando en dirección norte y abandonamos la senda cuando vemos a lo lejos los cañones de nieve artificial de las pistas de esquí.
Siguiéndolos vamos bajando campo a través por unos empinados prados, que en invierno son pistas de esquí, hasta bajar de nuevo al párking de los remontes de Anayet.
Ya solo nos queda descender el tramo engorroso de carretera hasta donde hemos comenzado la ruta.
En resumen.....una espectacular ruta de alta montaña realizada en condiciones de verano (aunque en la subida al collado aún abundaban los neveros) que nos lleva a un impresionante rincón del Pirineo que bien merece el esfuerzo realizado. La subida al pico o al vértice de Anayet son opcionales pero valen la pena después de recuperarse un buen rato en la zona de los ibones. Recomiendo también rodear los ibones por la derecha hasta asomarse al precipicio de la Canal Roya, impresionante valle glaciar que termina en la cuenca del río Aragón en la zona de Canfranc.
Si bien la ruta no requiere ningún tipo de material (en verano) sí que hay que tener cuidado en los últimos metros antes de llegar al collado entre las dos cimas porque está muy empinado y resbaladizo, sobre todo en el día de hoy. Por lo demás.....solo hacen falta piernas y pulmones. El tiempo del recorrido puede parecer excesivo pero está hecho con muchíiiiiiiiisima calma, almorzando, comiendo, sacando fotos a todo trapo......Estos paisajes no son para ir con prisa, sino para contemplarlos !!!