Foxo do lobo (Viana do Bolo) Orense
near A Veiga, Galicia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Algún tramo aunque corto, con un pronunciado desnivel, de ahí lo de moderado.
Parte de texto extraído de "LA VOZ DE GALICIA"
En el medievo, los vecinos de Viana do Bolo organizaban batidas para acabar con el lobo, y evitar que este se comiera el ganado. Una vez al mes, alrededor de 200 personas de la sierra (la participación era obligatoria) salían a buscar al animal y lo llevaban hasta Entre Cabezas, en el alto de la montaña del Outeiro do Picoto, donde había un Foxo do Lobo. O foso, que se compone de un pozo de tres metros de profundidad y cuatro paredes longitudinales de case 100 metros de largo y dos de altura. Tiene forma de cruz, siendo una de las tres únicas trampas de esta tipología documentadas hasta el momento en el mundo, aseguran desde el Concello. «Destaca pola súa monumentalidade e polo seu acabado, coa pedra en seco en disposición lineal e coroada con capeas para que o lobo non puidera fuxir», explica el alcalde, Secundino Fernández.
La puesta en valor incluyó la recuperación íntegra del pozo y de parte de las paredes, a cargo del equipo de cantería de Diego Currás, o Rixón. En el entorno se colocaron dos esculturas de piedra elaboradas por canteros de Arria, escenificando el desenlace final de la batida, con un montero y un lobo a punto de llegar al foso. Los arqueólogos David Pérez y Celso Barba dirigieron los trabajos.
Además, se arregló y señalizó la ruta, de una hora ida y vuelta (la ida entraña cierta dificultad porque es en subida), con paneles explicativos para que la gente pueda disfrutar del foso y saber cómo funcionaba.
Parte de texto extraído de "LA VOZ DE GALICIA"
En el medievo, los vecinos de Viana do Bolo organizaban batidas para acabar con el lobo, y evitar que este se comiera el ganado. Una vez al mes, alrededor de 200 personas de la sierra (la participación era obligatoria) salían a buscar al animal y lo llevaban hasta Entre Cabezas, en el alto de la montaña del Outeiro do Picoto, donde había un Foxo do Lobo. O foso, que se compone de un pozo de tres metros de profundidad y cuatro paredes longitudinales de case 100 metros de largo y dos de altura. Tiene forma de cruz, siendo una de las tres únicas trampas de esta tipología documentadas hasta el momento en el mundo, aseguran desde el Concello. «Destaca pola súa monumentalidade e polo seu acabado, coa pedra en seco en disposición lineal e coroada con capeas para que o lobo non puidera fuxir», explica el alcalde, Secundino Fernández.
La puesta en valor incluyó la recuperación íntegra del pozo y de parte de las paredes, a cargo del equipo de cantería de Diego Currás, o Rixón. En el entorno se colocaron dos esculturas de piedra elaboradas por canteros de Arria, escenificando el desenlace final de la batida, con un montero y un lobo a punto de llegar al foso. Los arqueólogos David Pérez y Celso Barba dirigieron los trabajos.
Además, se arregló y señalizó la ruta, de una hora ida y vuelta (la ida entraña cierta dificultad porque es en subida), con paneles explicativos para que la gente pueda disfrutar del foso y saber cómo funcionaba.
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