149. Fresneda de la Sierra Tirón: Valle del río Turriaza

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 57 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 519 metros (superior al que estima Wikiloc).

PREÁMBULO

Hacía quince días, descendíamos del Picote de las Cabezas (cercano a la localidad de Fresneda de la Sierra Tirón) por su falda occidental (*). Sirve ésta como talud oriental para el hondo valle del río Turriaza. En el lado opuesto, ‘ardía en llamas’ su otra ladera bajo los rayos del sol. Metafóricamente. No es que estuviera quemándose.

Eran los colores entre bermejos y amarillos, zanahoria, de muchos árboles. A lo lejos, no conseguimos identificarlos, pero formaban un bello espectáculo. Con tanto ‘fuego’, nos dejaron ‘en ascuas’. Deseosos de volver y acercarnos. Tendría que ser en otra ruta, en exclusiva. Quedó, pues, una tarea pendiente.

Esperé quince días. Craso error. Cuando llegué, no quedaba nada. Aquél esplendor flamígero que nos arrebató los sentidos se había esfumado. El color de entonces ya nos advertía de que el proceso se hallaba muy avanzado. Los tallos de las hojas estaban frágiles. El fuerte viento y la lluvia de la última semana les dieron ‘la puntilla’.

Decepción. Esos árboles, sus colores, eran la ‘estrella’ para esta ruta. Pero yo esperaba, además, disfrutar de otros atractivos. Seguí, pues, adelante con el plan. Seguro que otros árboles otoñales habrían resistido mejor las embestidas atmosféricas. Por cierto, el día de marras, aunque gris, no llovía, pero había un vendaval ‘de mil diablos’; a rachas.

Nota. No hemos conseguido remendar nuestra ignorancia sobre la especie arbórea objeto de ‘éxtasis’ por su colorido pelirrojo. Google Lens nos da opciones poco creíbles: olmo, cerezo, castaño…. Nos quedamos con la intriga; y con las ganas de volver para desvelarla (será ya el próximo otoño…).

LA RUTA (Y Dificultades y Alternativa)

Diseñé con antelación esta ruta sobre mapa. Así dispondría de una guía en tiempo real. Muy necesaria, ya que más de la mitad del trazado transcurría por zona ignota.

¡Y vaya si lo fue! Valga como aviso previo que el trayecto conlleva algunas dificultades de orientación y también considerable demanda física entre los km 5,7 y 6,7.

Distinguiré cuatro etapas:

(1) La primera parte del itinerario es relativamente fácil y cómoda. Comprende el tramo que va desde el pueblo de Fresneda, por todo el valle del río Turriaza, hasta su cabecera en el km 4,7. Hay que afrontar una subida de 350 metros de desnivel, pero siempre vamos por un camino bien definido, con suelo aceptable y sin grandes repechos.

(2) La segunda etapa se inicia en ese vértice del valle (del km 4,7 al 6,7). Giramos casi 180 grados en dirección norte. Aún dispondremos de un camino transitable hasta el km 5,7, en la cima de la ruta (el collado de Turriaza). Hasta ese punto todo va bien; se ajusta al plan trazado. Seguimos por el Camino de la Iglesia.

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⚠️⚠️⚠️Atención: Tramo difícilmente viable (y alternativa):

Pero esa segunda etapa tiene una estación de viacrucis. En el km 5,7 debería comenzar el descenso dentro del valle del Turriaza. Los mapas indican que hay un camino con nombre propio: el Camino Viejo de Pradoluego. Al parecer, tan viejo y desusado que se ha desvanecido. Tal vez alguna vez hubo un sendero. O los mapas yerran o, sencillamente, yo no fui capaz de localizarlo.

Ahora ese trecho es sólo una trampa selvática; intrincada, montaraz. Además, con fuerte pendiente. Es un km tortuoso y muy incómodo. El supuesto camino (del mapa) se superpone, en realidad, con el áspero (pedregoso y embarrado) cauce de un regato. Continué porque suponía que más abajo sí había un camino de verdad que faldeaba el valle. Lo había.

*Desaconsejo*, pues, ese tramo (km 5,7 a 6,7).

Una *alternativa* puede ser la continuación desde el km 5,7, recta, en dirección norte, por el cortafuegos. Aparentemente, lleva al pico Anyuela. Por lo que observé después, esta opción permite incorporarse al Camino Viejo de Pradoluengo más adelante, entre el km 8,8 y el 9,3. Nos proporcionará, además, bonitas vistas de las sierras pradoluenguinas, al otro lado, y el valle de San Vicente, de frente.

He calificado la ruta como ‘Difícil’ por causa de este tramo. Únicamente. El resto es liviano.

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(3) Después de ese indigesto paréntesis, comienza la tercera parte. Sin contratiempos y sobre terreno firme. Continuaremos por el mismo camino desde el km 6,7 hasta el 8,3, dejando el valle del Turriaza a nuestra derecha. Nos desviamos de él y nos adentramos en otro valle, más abierto, por la izquierda. Descendemos por él hasta el km 11,0, desembocando en la carretera BU-811. Sólo hay que cruzarla.

(4) La última etapa se desarrolla por la vega del río Tirón (desde el km 11,0 hasta el final). Dejando al lado una granja, vadeamos el río, para movernos por su margen derecha (norte) hasta Fresneda. El cauce estaba seco allí, pero sí tenía agua más arriba. Apenaba ver las grandes piedras redondeadas en su lecho descarnado. Es posible que en épocas de crecida no se pueda cruzar en ese punto.

DESTACADO

Incluso en una ruta ‘experimental’, aventurera, con decepción y contratiempos añadidos, es posible resaltar unos cuantos aspectos atractivos. Entre otros, destacaré tres.

(1) Los aledaños del río Turriaza:

Primero, todo el trayecto de ascenso por el valle del río Turriaza es encantador. Aun habiéndolo recorrido en su zona baja hacía dos semanas, en sentido inverso, lo encontré novedoso. La vegetación había cambiado de aspecto y color. La luz y la hora del día eran muy diferentes. Todo transmitía nuevas sensaciones.

Dentro del propio valle, el río nos queda siempre cerca. Se pueden hacer algunos desvíos cortos, bajando a observar su curso entre la espesura y en la penumbra. Aporta un incentivo adicional. Pero es en su misma cabecera, muy próxima al nacedero, donde el rincón que lo acuna resulta particularmente cautivador.

(2) La cambiante coloración otoñal:

Segundo, es cierto que el vivo colorido de los árboles ‘sin nombre’ se había disipado; y también el rojizo de los robles rojos (Quercus Rubra) y de las enredaderas; y que el amarillo de los fresnos y otros árboles se había debilitado con la caída de muchas hojas. Pero, a cambio, otras especies habían avanzado en su (de)coloración.

Es el caso de las hayas que vamos dejando a nuestra izquierda. Ahora estaban más pintureras que días atrás. Hay, en particular, un hayedo en el km 4,0 a cuya atracción no pude resistirme. Fueron poco más de 100 metros de incursión. Suficiente para calmar mi arraño, mi apetito incontenible. En otras circunstancias, habría alargado esa exploración.

(3) Las vistas panorámicas:

Tercero, a lo largo de la ruta hay numerosos puntos con bellas panorámicas. Sobre todo, desde las zonas altas y medias de la ladera oeste del valle. Ahí destacan, magníficas, las estampas del Picote de las Cabezas, e incluso del pico Torocuervo, por el este. Sus siluetas habría que decir, más bien, dados los efectos del contraluz, con el sol de cara.

La perspectiva del propio valle del Turriaza, desde arriba, y aun sin los contrastes cromáticos de hacía dos semanas, era merecedora de contemplación. También resultaban amenos los paisajes del otro valle, el de descenso, más suavizado. Igualmente, es agradable el entorno de la vega del río Tirón, en la sección final de la ruta.

ANÉCDOTA

En mis crónicas suelo relatar experiencias curiosas que surgen sorpresivamente durante el camino. Dan color emocional y, a menudo, enjundia para pensar, más allá de la disciplina andariega del cuerpo. Constituyen un complemento que suma alicientes a otros aspectos inherentes a la propia ruta, como los paisajes, etc.

Si tuviera afanes y capacidad de fabulación, hoy sería el día ideal para inventarme una anécdota. Sencillamente, porque no hubo ninguna experiencia calificable como tal. No voy a incluir la decepción por no hallar los anhelados árboles flamígeros. Tampoco el estupor por la ‘volatilización’ de parte del (no-)Camino Viejo de Pradoluengo.

Con nadie me crucé, a nadie vi en todo el recorrido. Únicamente un corzo lujosamente cornamentado, que atravesó raudo el camino delante de mí en lo alto del valle. O una docena de vacas en las praderas, con sus colgantes badajos corales. Se me quedaron mirando interesadas y empezaron a seguirme (tuve que acelerar…).

…Si tuviera afanes de fabulación…, quizá lo haría. Pero no los tengo. Ni tampoco una imaginación desbordante como para hacerlo; sólo la justa ‘para andar por casa’. No sé si esto hace más creíbles todas esas anécdotas que sí he ido desgranando en muchas de las rutas previas. Pero es la verdad.

RUTAS CERCANAS

(*) https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/picote-cabezas-fresneda-de-la-sierra-tiron-115803723

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-pradilla-de-belorado-y-eterna-115265387

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/de-espinosa-del-monte-a-eterna-89352391

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/en-busca-del-remendia-en-la-sierra-de-la-demanda-112845221