Fresnedilla - nazazalto - circular a los Vigarrales

¡¡OJO!! Hay dos tramos en la parte baja muy enmatojados. El que decida hacerlo debe tenerlo en cuenta. Es fácil perder la senda o arañarse con las zarzas.

Interesante ruta la que realizamos el jueves 14 de Septiembre el compañero Juanfran y yo con la idea de conocer la parte baja de los Vigarrales. Tomando como referencia un track de Josechu Ubeda Trekking, modificamos el inicio, que hacemos desde la pista de Navazalto Una vez en la caseta y tras disfrutar de las vistas que son espectaculares tomamos caminpo en dirección al monolito que se sitúa enfrente del Cinto de los Vigarrales. Desde aquí, tras austar a una hembra de cabra hispánica que está coja, nos asomamos a los "volaeros" ocupados por numerosos buitres, que observamos muy de cerca hasta que saltan en "estampida" al vuelo.

Tomamos el tranco de Navazalto en bajada hacia el Collado de las Albarizas, un tránsito en umbría, cómodo, bello. Ahora bien, la salida del collado en dirección este nos lleva a un descenso difícil de seguir, pues el poco tránsito y el nulo mantenimiento de los caminos hace que la vegetación coge en algunos tramos completamente el trazado. A ratos aparece nítidamente el camino, pero hay que tener cuidado con las zonas de torrenteras donde los zarzales "torpedean" nuestro avance.

Tras 520 metros de descenso en 5 km, en el 7,1 km de trazado llegamos al Cortijo del Vigarral, en ruinas. Es un lugar auténticamente perdido, que en varias ocasiones he divisado desde las alturas, y cuya imagen permanece en mi recuerdo. Estar allí, ver el hermoso lugar y observar los enseres que hablan de antiguas ocupaciones, no deja de ser triste. El camino continúa ahora más claro hasta que se pierde en un olivar abandonado donde los romeros han crecido hasta dificultar de nuevo el avance. Tras sortear con algún arañazo la zona lo recuperamos en un saliente rocoso que nos conduce ahora con facilidad hacia el cortijo de la Cebadilla Baja.

Saludamos al dueño de la casa, al que conozco de otras ocasiones, nos avitualla de agua y seguimos por el camino de la Cebadilla Alta hasta el Collado de la Nava del Milano, un repecho exigente pero cómodo que además también transita casi siempre en sombra. Desde aquí ascendemos por el lapiaz hasta coger el tranco que nos dará acceso al Cinto superior de los Vigarrales.

Al salir del cinto atajamos campo a través unos doscientos metros para tomar la pista hasta el coche. Una ruta de disfrute, solitaria (excepto por la abundancia de animales) no muy larga pero difícil por la parte baja y sus tramos enmatojados. Peculiar lugar los Vigarrales, uno de esos rincones de la tan especial Sierra de las Villas.