Frías - Tobera - Frías

Frías es uno de los pueblos más bonitos de España; aunque le añadimos el calificativo de Burgos para diferenciarlo de otros pueblos del mismo nombre, como Frías de Albarracín, su nombre real es la forma acortada. Está situado en el valle de Tobalina, en la zona de las Merindades, en la comarca de los Montes Obarenes y San Zadornil, y junto a Poza de la Sal y Oña constituye la Mancomunidad Raíces de Castilla. A sus pies pasa el río Ebro, que se puede salvar por un maravilloso puente medieval, y precisamente esta es una de las razones de su importancia histórica, pues este lugar ha venido siendo utilizado para cruzar el río Ebro al menos desde la época romana. En el siglo XI el conde Sancho García se convierte en señor de la ciudad, que a su muerte pasa al reino de Pamplona Nájera, en época de Sancho Garcés III el Mayor. Luego pasa a depender de Castilla y en el siglo XIV se construye sobre el puente la torre en la que se cobra el pontazgo a los que lo cruzan. En 1435 Juan II de Castilla otorgó a la villa el título de ciudad y la intercambió con Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro, por Peñafiel. La población de Frías se resistió pero tras el asedio de la plaza, tuvo que rendirse y aceptar al nuevo señor. En 1492 los Reyes Católicos crean el Ducado de Frías, que confieren a los Velasco
Cerca de Frías, la población de Tobera guarda unas preciosas cascadas en el paseo del río Molinar, y unas bellísimas construcciones religiosas: la románica Ermita de Santa María de la Hoz, y el Humilladero del Santo Cristo de los Remedios, del siglo XVII, a las que se puede acceder desde la carretera por un puente medieval de un solo arco, sobria factura y bello estilo. Estos son, junto a la detallada visita a la población de Frías (Castillo, iglesia, casas colgadas y el resto del conjunto histórico), los puntos destacables de esta ruta y ciertamente la hacen muy interesante.
Dejé aparcado el coche en el área de aparcamiento de caravanas, a los pies de la población, para iniciar aquí la ruta en busca del sendero GR-1006, que por el monte me llevará hasta la entrada de Tobera. Al atravesar el pueblo se encuentra el río Molinar, con dos zonas de cascadas bien diferenciadas y acondicionadas para la visita, con accesos bien señalizados y un en algunos puntos estrecho paseo con miradores sobre las cascadas que lleva a la Ermita, Humilladero y puente situados por encima del pueblo; en los riscos sobre la carretera se ven volar buitres y otras rapaces, y se ven cuevas de buen tamaño. Tras la visita a todos los lugares de interés sigo el sendero hacia arriba, hasta que se cruza con la carretera, momento en el que doy la vuelta para completar la ruta prevista. Tras pasar sobre unas piedras el cauce del río Molinar, vistamos la Iglesia de San Vicente Martin y des de la iglesia cogemos un camino a la derecha que nos lleva hasta la carretera de Valderrama giramos a la izquierda por la carretera para llegar a Frías. Las vistas en el trayecto son fantásticas, sobre todo cuando el casco histórico de Frías y sus murallas se abren a la vista.
Rodeo por la izquierda las murallas de Frías para coger un camino medieval empedrado que lleva directamente al Puente Medieval, uno de los más bonitos de España. Tras hacer fotos vuelvo atrás para girar a la izquierda rodeando el cerro sobre el que se sitúa Frías, con reinetas de excelente sabor en algunos huertos que parecen abandonados, para luego subir por una calle algo empinada al núcleo histórico recorremos sus calles admirando sus casas y la muralla el Castillo de los Velasco la Iglesia de San Vicente remprendo el camino bajando al área eco-sanitaria para auto caravanas donde dejé el coche, y terminar este itinerario.
Si le gusta el turismo cultural activo, ver cosas bonitas o simplemente caminar por unos lugares bellísimos, acérquese a esta zona. La ruta es fácil, de longitud media y escasa pendiente, puede hacerla con niños y no necesita un entrenamiento o capacidad especial. Puede escoger hacer esta ruta o cualquier otra, es probable que ninguna le defraude, pero esta es realmente muy, muy, muy recomendable. Toda la comarca lo es. Las Merindades y el valle de Tobalina son un paraíso poco frecuentado. Ya lo conocía, pero volveré.