Fuente Caputa por Rambla de Perea y vuelta por La Majada de las Vacas (Mula)

Dudo mucho que existan senderistas murcianos que no hayan visitado Fuente Caputa, una de las rutas clásicas en la Región de Murcia. A mí me encanta ir por la Rambla de Perea, tal como propone la ruta 9 del coleccionable del diario La Verdad "Rutas por el agua en la Región de Murcia" (altamente recomendable).

El inicio lo ubicamos por la carretera que va de la pedanía muleña de Yéchar al Cagitán de Mula. A unos dos kilómetros sale un camino asfaltado que baja a la izquierda hacia campos de cítricos, vadeando la rambla. Aparcamos a un lado y empezamos a caminar por el lecho de la rambla, aguas arriba (a la derecha de la carretera, según hemos llegado).

Caminar por aquí se hace entretenido, entre las piedras redondeadas propias de un cauce, a veces por un camino paralelo, pero casi siempre por la misma rambla. El suelo, a veces rocoso y a veces arenoso, nos lleva sin pérdida. Algunos caminos surgirán y se nos cruzarán, pero nuestro norte es la rambla, de la que únicamente saldremos cuando la vegetación nos impida transitar por ella.

El primer hito son unas casas excavadas en una llamativa pared. Una araucaria reina entre estas ruinas que se llaman LA CUEVA. Será imposible resistirse a entrar a las viviendas a husmear, siempre con precaución.

Sigue la rambla por un tramo de cerrada vegetación que nos obligará a circular por nuestra derecha, en alto, junto a una caseta y un aprisco en un abrigo de roca. Vemos que cuelgan unas cadenas o algo similar, y es que estamos llegando a una zona de escalada. De repente, la rambla se encañona entre un talud arbolado a la izquierda y una pared desnuda a la derecha, donde cuelgan decenas y decenas de cadenas. Nosotros caminamos por un ancho pasillo entre la pared y los baladres (adelfas) y cañizos que invaden el centro, donde hay agua en superficie.

Al frente vemos una casa, en alto. Salimos de la rambla para visitarla brevemente, y enseguida nos dirigimos a otra que tenemos a la vista, más adelante. Son las Casas de Perea, junto a un azud en desuso. Estas casas en ruinas están enclavadas en un paraje de singular belleza. Veremos el viejo lavadero, un horno y, en la fachada, la estructura que servía de guía a una parra que procuraba sombra y uvas, y que continúa allí, raquítica y envejecida.

De vuelta a la rambla, que ya es camino, subimos para abandonarla temporalmente. Este camino desemboca en una carretera asfaltada, que tomaremos a la derecha y que nos llevará hasta las inmediaciones de la central eléctrica. En una explanada con contenedores la dejamos para dirigirnos a un altísimo acueducto. Un antiguo y vandalizado cartel informaba de un pequeño sendero.

Bajamos cómodamente al lecho rocoso. De nuevo estamos en la Rambla de Perea, pasamos bajo el acueducto junto a una gran roca desprendida. Ya vemos ante nosotros el murete de la gran poza, llamada El Charcón, y más popularmente Fuente Caputa.

El agua cae en una mínima cascada entre la vegetación, y una gran pared dorada contrasta con el azul turquesa de la poza. Es éste un lugar muy frecuentado en verano, y los estragos de la gente son más que visibles: basura por doquier. Habría que limitar el acceso para preservar el lugar, como ya se hace en el Salto del Usero (Bullas) y en las playas de Calblanque ,(Cartagena).

Salvamos la poza por su izquierda; un sendero y un paso de roca asegurado con cables nos lo pone muy fácil, aunque siempre debemos ir con precaución, máxime si la roca o nuestro calzado están húmedos.

Desde arriba, Fuente Caputa es una preciosidad. El agua corre alegre y se lanza abajo como por un tobogán. Nueva sesión de fotos antes de seguir aguas arriba. Entre roca y tierra, juncos y carrizales, buscamos el mejor paso y llegamos a otro punto con cable. Tampoco aquí hallaremos dificultades.

Un sendero entre pinos, a la izquierda de la rambla, nos dirige hasta otra poza, menor que la anterior pero igualmente bella y tentadora si hace calor.

Acaba el tramo rocoso que rodea a esta poza. Una explanada se abre ante nosotros y casi seguro que veremos más de un coche aparcado. La carretera queda a nuestra derecha, y el puente que lleva a ella es donde se ubica el nacimiento de la Rambla de Perea. Y es que Fuente Caputa viene del latín 'caput aquae', que significa cabeza de agua, es decir, nacimiento.

Hasta aquí llevamos media ruta. La vuelta la vamos a realizar utilizando el camino de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, que es a su vez el Cordel de la Huerta.

Este camino de tierra nos sube suavemente hasta La Majada de las Vacas. Durante la ascensión tendremos muy buenas vistas de la Sierra de Ricote y de la Sierra Grande, así como de los llanos del Ardal, a la izquierda.

El camino se convierte en carretera asfaltada y llega a lo que parece que fue una casa forestal, hoy tapiada y utilizada como basurero. En serio, el incivismo de algunas personas me deja perplejo.

Ignoramos la carretera que baja a la izquierda y continuamos llaneando. Vemos una explanada con unas cuantas furgonetas camperizadas y varios coches. Y es que, aunque no las vemos, a nuestra derecha caen unas paredes que son sectores de escalada.

Más adelante tendremos a la derecha las vistas del Pantano de la Cierva bajo el viaducto de la autovía, y al fondo la silueta del Castillo de los Vélez sobre Mula.

Tras unas curvas, nuestra carretera desemboca en otra, donde giramos a la derecha para, inmediatamente, dejarla por un camino de tierra que sube a la izquierda, el cual nos llevará entre pinos y esparto de nuevo a la Rambla de Perea, a la altura del aprisco antes mencionado. Pasamos por una vieja casa que parece haber estado en uso hasta tiempos recientes, con grandes eucaliptos en las inmediaciones. Estamos de nuevo en las casas de La Cueva, y desde aquí ya no tenemos más que desandar los dos kilómetros que nos separan del coche, volviendo a divertirnos por este tramo de rambla.