Fuente de la Almoteja - Arroyo de Los Molinos - Cerro de los Calarejos - Pista Portichuelo - Fte Tablas y Cort. Anchuricasc
near La Fresnedilla, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
¡¡¡OJO!!! RUTA de investigación con tramos complicados y caminos perdidos. Informarse antes de hacer.
El pasado 11 de Noviembre, por el tiempo húmedo, con llovizna y niebla constante nos fue imposible acometer dos tramos planificados en una ruta más ambiciosa, por lo que este viernes 17 he aprovechado para investigar esos tramos y ver el estado de esas veredas y comprobar en el primero de ellos su misma existencia.
Tras iniciar marcha en la fuente de la Almoteja junto al área recreativa, compruebo que el camino paralelo al arroyo de los Molinos a partir del punto 0,8 no solo está siendo copado por la vegetación, además el mismo arroyo se ha llevado por delante algunos tramos, por lo que hay que vadear en varias ocasiones siguiendo una captación de agua. No plantea grandes problemas, si bien hay que salvar dos represas, la segunda con cuerda (está puesta al efecto). Tras la segunda represa tomamos la pista que viene del cortijo de Pantorrilas durante 500 metros y la abandonamos en la barrera del camino a las Anchuricas. Ahora camino por una pista tomada por arbustos que se transita bien y a los 2,7 km de marcha nos salimos a la derecha para comprobar el estado del camino que remonta por un barranco cerrado el mismo arroyo.
Para empezar hay que fijarse muy bien, el romeral y otros arbustos han copado el camino, pero se puede seguir, yendo muy atento. Los tramos de mayor pendiente pierden la senda, así que hay que seguir por intuición el trazado. Pero en el punto 3,5 recuperamos la visión del mismo y ya llegamos hasta el final de una pista accesoria al Cortijo de Pantorrillas que me puede servir de escape si no hay manera de continuar hasta la Vereda del Portichuelo, entre Cerro Pedregoso y Los Calarejos. Ahora, observando detenidamente, me doy cuenta que los pinos jóvenes han copado el viejo camino y que el arroyo transcurre unos metros a la derecha. Sin embargo, las aguas también han derruido la margen izquierda del trazado, por lo que hay que ir junto a los pinos y por la arroyera alternativamente. La subida es notable, pero el barranco cerrado es espectacular.
En el punto 4,7 de marcha consigo enlazar con una zona donde estuvimos el sábado, y me doy cuenta de porqué no encontrábamos el camino. Primero, las condiciones de visibilidad eran malas. Segundo, en un momento dado el trazado se pega a la base de las paredes, de modo que no lo podíamos ver, ni intuir desde arriba cuando además la misma vegetación lo tapa. En estas, estoy indagando cuando me topo con un tejo de porte notable. No solo eso, 100 metros más arriba distingo una zona entre rocas con otros tres ejemplares, uno joven, otro de muy buen porte, muy alto, y otro que nace literalmente de una roca como a metro y medio del suelo. Para acompañarlos, la zona también tiene varios acebos, arces y por su puesto, laricios. Un rincón fabuloso, que hace que merezca la pena este difícil barranco. Pronto tomo una crestilla, y dejando el camino llego a la vereda del Portichuelo en pocos metros. Una pena que un lugar así se abandone. Lo constatable, es que el camino es mucho más fácil de seguir hacia arriba.
Inmediatamente abandono la vereda para ascender al Cerro de los Calarejos, otro punto que nos perdimos el sábado. Impresionante. Había escuchado que era un lugar especial, pero no me imaginaba esa amplísima panorámica en 360º con solo 1668 metros, así que decido comer un bocadillo al sol mientras me deleito identificando lugares en la distancia.
Tras el refrigerio voy cresteando hasta que en un momento determinado busco la pista en un descenso suave. Finalmente, me sitúo frente a una barrera que cierra el camino que baja a la Fuente de las Tablas. Lugar idílico y vestido de otoño. El camino se sigue perfecto, y aunque la vegetación también lo va copando se camina bien. En el punto 10,7 hay que estar atentos, hay una zona de descenso más pronunciado, pero la senda que nos va a dirigir hasta las Anchuricas esta hitada, así que no hay mayor problema que prestar atención y procurar no mover piedras. Al llegar a las Anchuricas, otro precioso lugar donde el otoño también motea el panorama y donde los paredones bajo el Cerro del mismo nombre muestran una colección de preciosas agujas de piedra, cierro el círculo y vuelvo al inicio cómodamente.
Una ruta de mucho disfrute, pero no aconsejable para quien no esté acostumbrado a "perderse" buscando las sendas viejas o quien no interprete correctamente los mapas ante la adversidad. Si la califico de muy difícil es por esto mismo.
El pasado 11 de Noviembre, por el tiempo húmedo, con llovizna y niebla constante nos fue imposible acometer dos tramos planificados en una ruta más ambiciosa, por lo que este viernes 17 he aprovechado para investigar esos tramos y ver el estado de esas veredas y comprobar en el primero de ellos su misma existencia.
Tras iniciar marcha en la fuente de la Almoteja junto al área recreativa, compruebo que el camino paralelo al arroyo de los Molinos a partir del punto 0,8 no solo está siendo copado por la vegetación, además el mismo arroyo se ha llevado por delante algunos tramos, por lo que hay que vadear en varias ocasiones siguiendo una captación de agua. No plantea grandes problemas, si bien hay que salvar dos represas, la segunda con cuerda (está puesta al efecto). Tras la segunda represa tomamos la pista que viene del cortijo de Pantorrilas durante 500 metros y la abandonamos en la barrera del camino a las Anchuricas. Ahora camino por una pista tomada por arbustos que se transita bien y a los 2,7 km de marcha nos salimos a la derecha para comprobar el estado del camino que remonta por un barranco cerrado el mismo arroyo.
Para empezar hay que fijarse muy bien, el romeral y otros arbustos han copado el camino, pero se puede seguir, yendo muy atento. Los tramos de mayor pendiente pierden la senda, así que hay que seguir por intuición el trazado. Pero en el punto 3,5 recuperamos la visión del mismo y ya llegamos hasta el final de una pista accesoria al Cortijo de Pantorrillas que me puede servir de escape si no hay manera de continuar hasta la Vereda del Portichuelo, entre Cerro Pedregoso y Los Calarejos. Ahora, observando detenidamente, me doy cuenta que los pinos jóvenes han copado el viejo camino y que el arroyo transcurre unos metros a la derecha. Sin embargo, las aguas también han derruido la margen izquierda del trazado, por lo que hay que ir junto a los pinos y por la arroyera alternativamente. La subida es notable, pero el barranco cerrado es espectacular.
En el punto 4,7 de marcha consigo enlazar con una zona donde estuvimos el sábado, y me doy cuenta de porqué no encontrábamos el camino. Primero, las condiciones de visibilidad eran malas. Segundo, en un momento dado el trazado se pega a la base de las paredes, de modo que no lo podíamos ver, ni intuir desde arriba cuando además la misma vegetación lo tapa. En estas, estoy indagando cuando me topo con un tejo de porte notable. No solo eso, 100 metros más arriba distingo una zona entre rocas con otros tres ejemplares, uno joven, otro de muy buen porte, muy alto, y otro que nace literalmente de una roca como a metro y medio del suelo. Para acompañarlos, la zona también tiene varios acebos, arces y por su puesto, laricios. Un rincón fabuloso, que hace que merezca la pena este difícil barranco. Pronto tomo una crestilla, y dejando el camino llego a la vereda del Portichuelo en pocos metros. Una pena que un lugar así se abandone. Lo constatable, es que el camino es mucho más fácil de seguir hacia arriba.
Inmediatamente abandono la vereda para ascender al Cerro de los Calarejos, otro punto que nos perdimos el sábado. Impresionante. Había escuchado que era un lugar especial, pero no me imaginaba esa amplísima panorámica en 360º con solo 1668 metros, así que decido comer un bocadillo al sol mientras me deleito identificando lugares en la distancia.
Tras el refrigerio voy cresteando hasta que en un momento determinado busco la pista en un descenso suave. Finalmente, me sitúo frente a una barrera que cierra el camino que baja a la Fuente de las Tablas. Lugar idílico y vestido de otoño. El camino se sigue perfecto, y aunque la vegetación también lo va copando se camina bien. En el punto 10,7 hay que estar atentos, hay una zona de descenso más pronunciado, pero la senda que nos va a dirigir hasta las Anchuricas esta hitada, así que no hay mayor problema que prestar atención y procurar no mover piedras. Al llegar a las Anchuricas, otro precioso lugar donde el otoño también motea el panorama y donde los paredones bajo el Cerro del mismo nombre muestran una colección de preciosas agujas de piedra, cierro el círculo y vuelvo al inicio cómodamente.
Una ruta de mucho disfrute, pero no aconsejable para quien no esté acostumbrado a "perderse" buscando las sendas viejas o quien no interprete correctamente los mapas ante la adversidad. Si la califico de muy difícil es por esto mismo.
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