Fuente del Vilano, Cuesta de Navazalto, Senda del Bigarral, Las Cebadillas, Puntal del Lazarillo (Sierra de las Villas)

Impresionante recorrido por el macizo de Navazalto, en el que el objetivo principal del mismo era el de recorrer la senda del Bigarral, la cual conectaba la senda de la Cuesta de Navazalto con la Cebadilla Baja, atravesando el apabullante circo montañoso del Barranco del Bigarral, pasando en el centro del mismo por lo que ahora son las ruinas del cortijo homónimo. Para redondear la ruta ascendimos por la fantástica senda de las Cebadillas y coronamos el Puntal del Lazarillo y el del Ponetillo, ambos con unas vistas panorámicas impagables.

Agradecemos a galenomam el mostrarnos a través de sus rutas de Wikiloc las olvidadas sendas de la Sierra de las Villas.

La ruta la he calificado de difícil porque algunas partes de los senderos por los que transcurre están perdidas y pasan por parajes muy abruptos y densos de vegetación, por lo que el reencontrarlos es casi fundamental para poder transitar por ellos. También por los tramos de campo a través por torcales y lapiaces, aunque para las personas acostumbradas a caminar por estos terrenos no les supondrá un gran inconveniente.

Comenzamos nuestro periplo en la llamada carretera transversal de la Sierra de las Villas, a escasa distancia de la Fresnedilla, entre los kilómetros 22 y el 23 y más cerca de éste último punto kilométrico. Aquí sale el carril denominado "Camino del Poyo del Moro" , donde hay un panel de inicio de ruta, concretamente el sendero "Carril Nava del Milano-Las Cebadillas". A ambos lados de la carretera hay pequeños anchurones donde poder estacionar los vehículos.

Por ese carril comenzamos a caminar para en breves metros dejarlo para salirnos a la izquierda hasta la cercana Fuente del Vilano. Se trata de dos veneros, el primero de ellos más caudaloso, en los cuales han canalizado sus aguas hasta una cercana alberca. Junto al segundo de los veneros pasa la antigua senda que unía la Fresnedilla con Mogón, la cual seguimos hacia el Norte primero y Oeste después. Esta senda que fue importante en su época, primero asciende hasta la Cruz de Yescas, para acto seguido dirigirse hacia Navazalto y sus Llanos y ya desde aquí descender por la llamada Cuesta de Navazalto en busca de Mogón.

Al principio la senda no se ve clara, aunque unos hitos de piedra nos marcan el camino. Poco después los refuerzos de piedra la definen con claridad, indicándonos la importancia que tuvo que tener. Va ganado altura describiendo zigzags hasta que llega a una pequeña nava, donde se pierde. Ascendemos por una vaguadilla donde la reencontramos, trazando de nuevo varios zigzags hasta llegar al collado de la Cruz de Yescas.

Aquí decidimos abandonar la senda para descender campo a través, al SW, hasta los Llanos de Navazalto pasando por el Collado del Mojón, tramo este sin apenas dificultades reseñables. En los Llanos de Navazalto cogemos de nuevo la senda, que hacia el Oeste comienza a descender trazando innumerables zigzags, para luego virar al Norte hasta llegar al collado de los Picazos. Este tramo de senda no tiene perdida ninguna, estando bien trazada y considerablemente limpia, aunque con muchos de sus refuerzos y asientos rotos.

En el collado de los Picazos dejamos la senda de la Cuesta de Navazalto para coger a nuestra derecha otra de mucha menor entidad y bastante más abandonada que la anterior. Se trata de la senda del Bigarral, nuestro principal objetivo de hoy, que al principio se sigue sin problemas, pero que tras descender trazando un par de zigzags y entrar en un abandonado olivar, se pierde. Descendemos por el olivar para reencontrarla antes de que ésta atraviese un barranco. Respiramos aliviados porque el barranco está tapizado de zarzas y densa vegetación, no haberla encontrado nos hubiera supuesto un serio contratiempo.

A partir de aquí, aunque muy estrecha y casi cerrada por la vegetación, la senda se sigue sin problemas y nos deja disfrutar apabullados del espectáculo paisajístico que tenemos ante nuestras narices y que como bien dice mi amigo Miguel: "esto hay que disfrutarlo con tranquilidad", yendo más tiempo con la cámara de fotos en la mano que en su funda.

La senda sigue descendiendo mientras va entrando en el espectacular circo montañoso del Barranco del Bigarral. Tras bordear un espolón con con unos altísimos tajos bajo él, vamos dando vistas a lo que queda del cortijo del Bigarral, situado en un lugar bellísimo. Antes de llegar a dicho cortijo vadeamos el arroyo del Toril, dejando los viejos bancales de cultivo a nuestra izquierda.

Tras descansar en tan bucólico lugar emprendemos la marcha, vadeando el cercano arroyo del Bigarral y entrando en el olivar abandonado que tenía el cortijo. Aquí nos encontramos una situación parecida a la anterior, la senda se pierde, aunque aquí el terreno parece menos hostil. Ascendemos el olivar a "jorro", para reencontrar la senda en la parte superior del mismo, y ahora sí, esta vez ya no la perdemos más, llegando sin problemas hasta la Cebadilla Baja. Pero antes de llegar a dicho lugar pasamos por las tapuelas de un cortijo del cual desconocemos su topónimo, la senda pasa por una ladera un poco expuesta donde hay que caminar con precaución y nos asomamos unos espectaculares miradores naturales con muchos metros de caída vertical bajo nuestros pies.

En la Cebadilla Baja, idílico y maravilloso paraje, vive una simpática pareja belga, Ria y Leo. Con Leo charlamos un agradable rato sobre los senderos de la zona, rutas de senderismo y nos indico la manera de obtener unas buenas vistas del Chorreón de las Buitreras, una espectacular cascada por donde el arroyo de las Cebadillas precipita sus aguas por estos altísimos tajos y que está justo al lado de la casa.

Tras despedirnos de Ria y Leo tomamos la fantástica senda que remonta el arroyo de las Cebadillas hasta la Nava del Vilano, senda ésta muy limpia y arreglada por la que es un placer salvar los muchos metros de ascenso que nos quedan hasta que la dejemos para tomar otra mucho más endeble que nos llevará hasta la Fuente de la Puerca, pasando antes por la bonita casa de la Cebadilla Alta, que está situada más o menos a mitad del ascenso.

Cuando la senda de las Cebadillas ha salvado casi todo el desnivel tomamos a la izquierda, hacia Este, una senda de menor entidad y que en breves metros nos lleva a una larga sucesión de viejos bancales de cultivo. En uno de estos bancales hay un feísimo abrevadero de bañeras, llamado de la Puerca porque a escasos metros está la fuente homónima. Seguimos ascendiendo por los bancales con la vista puesta en una montaña que tenemos frente a nosotros. Es el Puntal del Lazarillo, nuestro próximo objetivo y al que tendremos que buscarle las vueltas para poder coronarlo, porque por algunas de sus caras está cortado.

En el Puntal del Lazarillo nos sobrecoge un precioso torcal con las más altas cumbres de la Sierra de las Villas de fondo: el Morrón de Santa María, el Caballo Torraso, el Cubo, el Pedro Miguel o Blanquillo, la Morra de los Cerezos,...Desde aquí también tenemos una amplia panorámica de toda la cabecera del Aguascebas Grande y de parte de la Loma. Cresteamos por el torcal hacia el Este para terminar descendiendo al collado de los Pinos Blancos hacia el Sur, para desde aquí emprender el corto pero acusado ascenso al cerro Ponetillo, desde donde nuevamente obtendremos unas vistas panorámicas impagables.

Descendemos después hacia el Sur para al llegar a un pequeño rellano, virar hacia el Este, descendiendo por una cañada hasta el collado del Pocico, donde salimos a la carretera transversal de la Sierra de las Villas, muy cerca del punto kilométrico 26. Desde aquí para cerrar la ruta tenemos la opción de caminar cerca de 3 kilómetros por asfalto o bien como hicimos nosotros, de evitarla todo lo posible caminando primero por los viejos bancales del lado derecho y después pasar al lado izquierdo e ir a la cercana Fuente de la Nava del Rico y recorrer las navas homónimas. De nuevo en la carretera nos desviamos a visitar el Collado del Lobo y la preciosa era, muy bien conservada que hay en el mismo. Solo nos restaría algo menos de un kilómetro para concluir esta inolvidable ruta, caminando por la carretera.