Galdakao, Usansolo, Arteta, Bedia. Circular.
near Galdakao, País Vasco (España)
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Itinerary description
Ruta condicionada por el confinamiento al municipio.
La ruta no tiene ninguna dificultad y tiene muy poquito desnivel.
Únicamente reseñar que he señalado un punto con el icono de "Riesgo" por la presencia de perros sueltos en camino vecinal.
Prácticamente seguidos, en dos caseríos contiguos, tuve dos incidentes consecutivos motivados por el mismo incidente.
En el primero de los caseríos me salieron dos perros al camino, ladrando. No me asustaron mucho porque uno era un pastor Vasco y el otro se veía que ladraba sin ganas, como si estuviera cumpliendo con un papel secundario de una obra de teatro, mirando de reojo el reloj a ver cuándo se termina la obra para irse a la caseta. El otro era más intimidatorio. Estaba muy excitado y además me interceptaba el paso.
Hay que ver la elevadísima incidencia que tiene la hipoacusia en los dueños de perros ladradores.
Allí no aparecía nadie.
Esperé diez minutos de reloj y ladrido ensordecedor en clave de fa mayor hasta que la dueña tuvo a bien salir del caserío y retirar a los perros.
Lo de siempre:" No, si no muerden"
Pues póngales un letrero colgado de la pechera donde se lea:
"Ladro y parece que voy a morder como una mala bestia pero luego, a última hora, me vengo a menos y ya no muerdo"
Así, los senderistas estaríamos mucho más tranquilos si viéramos que se nos acerca un perro luciendo un cartel explicativo en la pechera.
"Ladra, ladra..,! y enseña los colmillos todo lo que quieras!! que ya sé que vas de farol!. Ahí lo pone bien clarito. Farsante!! "
A tan solo unos veinte metros más adelante en línea recta, la escena es bien distinta.
Un doverman con las orejas recortadas se acerca al galope sin apenas ladrar. Ay, madre!
Ver acercarse velozmente un doverman silencioso causó un fenómeno curioso en mi complejidad corpórea. En un instante..., ambas prominencias gonadales se me ascendieron hasta la altura aproximada del mentón. Caso claro de enclavamiento gonadal submandibular. Incluso sentí una especie de croché del propio impacto. Sin embargo, cuando ya esperaba sentir el inevitable hundimiento colmillar en la zona glútea, el diablo de bicho se detuvo de golpe como si se hubiese petrificado por efecto de una extraña percepción olfativa.
Es lo que tiene el Varón Dandy.
Nunca me cansaré de decirlo.
Al monte hay que ir siempre bien impregnado de Varón Dandy.
No me preguntéis qué tiene, que no lo sé, pego ahí tenéis un valioso consejo, apreciados senderistas.
He tenido ya muchos incidentes con perros sueltos que asaltan caminos vecinales, y hace mucho tiempo que decidí no volver a meterme en líos y no volver a morder a ninguno.
Aunque me provoquen.
A estas alturas he mordido ya de todo, mastines, pilburgs, rottweiler.., y recuerdo un caso que me llevó a juicio porque mordí a un violento ejemplar adulto de dogo argentino.
Reconozco que aquel día, por asuntos propios que no hacen al caso, yo ya salí al monte con el día un poco cruzado y tenía el nervio un poco flojo. Necesitaba paz y lo único que me faltaba era toparme en un cruce de caminos con un dogo argentino prepotente.
Finalmente el juez resolvió a mi favor.
Y así, con esta sentencia, dirigiéndose al dueño del perro, el juez resolvió:
"En adelante, si no quiere usted que le muerdan el perro, manténgalo bien sujeto o llévelo atado con correa. De no ser así, cualquier día, otro senderista se lo morderá de nuevo.
Es responsabilidad suya. "
En fin. Es lo que hay.
Gente irresponsable que expone a sus perros a riesgos innecesarios.
Bastante poco pasa para lo que podría pasar.
Lástima de dueños!
La ruta no tiene ninguna dificultad y tiene muy poquito desnivel.
Únicamente reseñar que he señalado un punto con el icono de "Riesgo" por la presencia de perros sueltos en camino vecinal.
Prácticamente seguidos, en dos caseríos contiguos, tuve dos incidentes consecutivos motivados por el mismo incidente.
En el primero de los caseríos me salieron dos perros al camino, ladrando. No me asustaron mucho porque uno era un pastor Vasco y el otro se veía que ladraba sin ganas, como si estuviera cumpliendo con un papel secundario de una obra de teatro, mirando de reojo el reloj a ver cuándo se termina la obra para irse a la caseta. El otro era más intimidatorio. Estaba muy excitado y además me interceptaba el paso.
Hay que ver la elevadísima incidencia que tiene la hipoacusia en los dueños de perros ladradores.
Allí no aparecía nadie.
Esperé diez minutos de reloj y ladrido ensordecedor en clave de fa mayor hasta que la dueña tuvo a bien salir del caserío y retirar a los perros.
Lo de siempre:" No, si no muerden"
Pues póngales un letrero colgado de la pechera donde se lea:
"Ladro y parece que voy a morder como una mala bestia pero luego, a última hora, me vengo a menos y ya no muerdo"
Así, los senderistas estaríamos mucho más tranquilos si viéramos que se nos acerca un perro luciendo un cartel explicativo en la pechera.
"Ladra, ladra..,! y enseña los colmillos todo lo que quieras!! que ya sé que vas de farol!. Ahí lo pone bien clarito. Farsante!! "
A tan solo unos veinte metros más adelante en línea recta, la escena es bien distinta.
Un doverman con las orejas recortadas se acerca al galope sin apenas ladrar. Ay, madre!
Ver acercarse velozmente un doverman silencioso causó un fenómeno curioso en mi complejidad corpórea. En un instante..., ambas prominencias gonadales se me ascendieron hasta la altura aproximada del mentón. Caso claro de enclavamiento gonadal submandibular. Incluso sentí una especie de croché del propio impacto. Sin embargo, cuando ya esperaba sentir el inevitable hundimiento colmillar en la zona glútea, el diablo de bicho se detuvo de golpe como si se hubiese petrificado por efecto de una extraña percepción olfativa.
Es lo que tiene el Varón Dandy.
Nunca me cansaré de decirlo.
Al monte hay que ir siempre bien impregnado de Varón Dandy.
No me preguntéis qué tiene, que no lo sé, pego ahí tenéis un valioso consejo, apreciados senderistas.
He tenido ya muchos incidentes con perros sueltos que asaltan caminos vecinales, y hace mucho tiempo que decidí no volver a meterme en líos y no volver a morder a ninguno.
Aunque me provoquen.
A estas alturas he mordido ya de todo, mastines, pilburgs, rottweiler.., y recuerdo un caso que me llevó a juicio porque mordí a un violento ejemplar adulto de dogo argentino.
Reconozco que aquel día, por asuntos propios que no hacen al caso, yo ya salí al monte con el día un poco cruzado y tenía el nervio un poco flojo. Necesitaba paz y lo único que me faltaba era toparme en un cruce de caminos con un dogo argentino prepotente.
Finalmente el juez resolvió a mi favor.
Y así, con esta sentencia, dirigiéndose al dueño del perro, el juez resolvió:
"En adelante, si no quiere usted que le muerdan el perro, manténgalo bien sujeto o llévelo atado con correa. De no ser así, cualquier día, otro senderista se lo morderá de nuevo.
Es responsabilidad suya. "
En fin. Es lo que hay.
Gente irresponsable que expone a sus perros a riesgos innecesarios.
Bastante poco pasa para lo que podría pasar.
Lástima de dueños!
Waypoints
Risk
726 ft
Perros sueltos.
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