Galíndez: ríos Ceguilla y Cega y arte románico en el entorno

La encantadora iglesia románica que encontramos en nuestra marcha anterior (id=11661422) nos empuja hoy a buscar nuevas sorpresas por las mismas tierras; esta vez con la ayuda el mapa de La Tienda Verde, que parece ser el único que señala los lugares de interés. Las sorpresas que buscamos son: iglesias, ermitas, via crucis, puentes, calzadas, molinos, apriscos y parajes naturales como desfiladeros, vegas, robledos, fresnedas…

Antes de comenzar la marcha en Galíndez, paramos a conocer la vecina iglesia románica de la Asunción de Aldealengua (municipio de localización incierta) entre Ceguilla y Gallegos. Está situada en un paraje muy ameno de praderas con fresnos centenarios; pero como muestra de arte románico no es muy relevante: sólo destacan unas ventanitas en el ábside.

Una vez llegados a Galíndez (pueblo del término municipal de Aldealengua), iniciamos la marcha cruzando el Ceguilla; avanzamos por caminos entre prados con vacas hasta bajar a un lugar próximo al de encuentro de los ríos Ceguilla y Cega, punto más bajo de nuestra marcha. Encontramos un camino señalizado como Camino de San Frutos. Cruzamos ambos ríos por puentes antiguos de arcos de dovelas.

Desde el fondo del valle ascendemos al páramo para volver a bajar en seguida a la iglesia de San Pedro, en las afueras de Val de San Pedro. Su estupendo juego de volúmenes es de corte barroco, aunque austero. Desde aquí subimos de nuevo al páramo, ahora sin camino, campo a través, con cierta fortuna de seguir una acequia cuya vegetación nos estorba poco. En el alto, donde hay una antena, recuperamos camino para bajar a un arroyo y subir otra vez al páramo a visitar las ruinas de la iglesia románica de los Santos Justo y Pastor, aislada en lo alto cerca del pueblo de Mata.

Como ejemplar del románico, lo que queda de la iglesia, ábside y torre, tampoco es muy relevante; pero su condición de ruina le otorga un atrayente aire de misterio. Es el punto más alejado de nuestra marcha; un lugar adecuado para comer con el respaldo de sus muros y echar la siesta entre las hierbas del cerro.

En el regreso bajamos primero a Val de San Pedro y subimos después al páramo por el antiguo Camino de los Corchos. En seguida volvemos a bajar a un profundo desfiladero abierto por el Cega, que es el paraje natural más atractivo de esta marcha. Lástima que ya no luzca el sol para que las fotos hagan justicia y que nuestra conversación nos distraiga de los encantos de la naturaleza para centrarse obstinadamente en discusiones propias de un casino provinciano.

El puente que cruza el impresionante tajo es un atrevido arco construido artesanalmente con dovelas muy delgadas de lanchas de roca esquistosa. El camino antiguo que a él llega está a punto de ser devorado por una desmesura tractorpista agraria cuyo propósito no acertamos a vislumbrar.

Salvo el tramo que hicimos campo a través entre los waypoints 7 y 8, todo el trayecto lo hemos hecho por caminos de distintos tipos en los que encontrábamos portillas de fácil apertura y cierre. Sin embargo, pasado este último puente empezamos a encontrar dificultades para abrir las portillas que cierran el paso al ganado; hasta que en el waypoint 14 tuvimos necesidad de ejercer cierta violencia para eliminar el obstáculo que impedía el paso por el camino público.

En nuestro objetivo de encontrar valiosas construcciones románicas no hemos tenido éxito, pero hemos recorrido muchos lugares con atractivos muy variados.