Galizano - Somo - Cantabria 12072022

Segunda jornada por Cantabria y en esta ocasión la ruta elegida es la denominada Ruta de Los Acantilados de ella hicimos el tramo desde La Playa de Galizano hasta terminar en Somo, recorriendo parte de la costa de Cantabria por los acantilados que dan al Cantábrico.
Partimos desde la Playa de Galizano ubicada en la localidad del mismo nombre y en el municipio de Ribamontán al Mar. También se la conoce como playa de San Miguel o playa de la Canal. Esta bonita playa se sitúa en la desembocadura de la ría de La Canal, de escasa extensión, es una playa con rocas esparcidas en medio de suaves acantilados. Debido a su pequeño tamaño suele ser un arenal tranquilo, manteniendo recodos al resguardo del viento. Se encuentra entre acantilados en la desembocadura de un pequeño río, el río Herrero, que ha excavado las rocas produciendo una amplia hendidura donde se ha formado la playa, y que en marea alta se convierte en una pequeña ría.
La playa de Galizano tiene una longitud de 150 metros y su arena es fina y dorada. Dispone de buenos accesos y de un amplio aparcamiento con espacios verdes y dos accesos peatonales.
Uno de los accesos a La playa es una amplia rampa de losas de piedra que nos permitió acceder directamente a la arena.
Ya en la playa hicimos las observaciones pertinentes y las fotos y comentarios de rigor, un rato después desandamos lo andado para acercarnos al punto de continuación y seguir la ruta.
Alcanzamos el barrio de San Miguel y desde la señalización, ubicada en una de sus calles, continuamos por una de las rutas del camino de Santiago. Bordeamos toda la urbanización observando unas preciosas vistas de la playa que acabamos de dejar atrás, pasamos por el Arroyo de Aguas Rondas que desemboca en la Punta de Canaluca por la que anduvimos siguiendo el trazado del sendero y, casi sin querer, nos encontramos sobre otra pequeña cala, la playa de Arnillas (o Arenillas, según donde mire), una pequeña playa de difícil acceso (eso me pareció) donde sólo se veían surferos.
Volvemos al camino y tras un rato de marcha lo dejamos atrás para desviarnos en dirección a la costa, hacia la Punta de Rodico y desde ella volver a circundar, desde lo alto, una playa, en esta ocasión la Playa de Langre. Una playa espectacular con un impresionante acantilado y unos 800 metros de arena dorada en la que se ven muchos bañistas.
Seguimos la senda por lo alto de la playa, observando desde lo alto su arena y envidiando un poco a los usuarios la misma. Alcanzamos la zona de acceso a la playa que dispone de un pequeño mirador y aparcamiento. Desde aquí se puede observar la Playa Grande de Langre y también la chica e igualmente se puede admirar las formaciones rocosas que “abrigan” esta playa.
Desde el aparcamiento cogimos la carreta en dirección a Laredo y nos desviamos hacia la derecha, a la localidad de Langre, para pasar frente a la Iglesia de San Felix, seguir por la pista hacia las zonas de Pelambre y Hoyos para de nuevo coger el sendero de la costa en El Cabo de Galizano.
La senda continua bordeando el acantilado y con La Punta de Langre como referencia, viendo, al fondo, Cabo Mayor y Santander.
Ahora el trazado nos lleva por praderío donde sobresale los inmensos campos de millo (maíz) que se utilizan como forraje para el invierno y a nuestra derecha los altos y bravíos acantilados, pasamos con mucho cuidado para no acercarnos demasiado al borde. Tenemos fabulosas vistas con ‘bañeras’ ocasionales que nos comprometen a descender sobre ellas para darnos un chapuzón. En el Mirador natural de Llaranza nos asomamos seguros a contemplar esta belleza paisajística, una verdadera gozada para la vista. Nos encontraremos una placa conmemorativa de “Monumento en memoria a los pescadores”.
Seguimos la ruta hasta Peñota y en unas urbanización de la zona hicimos una parada para reponer fuerzas.
Reiniciamos el recorrido dejando a nuestra derecha los acantilados de Llaranza y observando las vista de la Isla de Santa Marina y de Santander al fondo. Pasamos por La Canaleta, un pequeño estrecho que separa la costa de la Isla de Santa Marina y nos vamos hacia la Playa de Los Tranquilos. Es una pequeña calita donde retozaban algunos bañista y en donde pudimos refrescarnos con una cerveza antes de continuar.
Bajamos a la playa, la atravesamos y subimos de nuevo al acantilado por una “escalera natural” habilitada en su extremo. De nuevo arriba la senda continua con una vereda de arena entre matorrales que delimitan el camino y que nos dio acceso a una nueva playa, esta mayor, La Playa de Laredo.
Atravesamos sus arenas en dirección a un pequeño puente de madera que nos permite salvar las aguas del Rio Castanedo que desaguan aquí.
Pasado el puente, un rato mas de arenas y de nuevo en ascenso por un ladera para continuar por una zona de dunas (dunas de Loredo) en la que otro puente nos sobrevuela por un área de protección de la Lechetrezna de dunas (Euphorbia paralias).
Bajamos de nuevo a una playa, la de Somo y la última del día, nos quitamos la botas y nos dirigimos por ella, con la botas en la mano, hacia una zona de cafeterías para terminar la jornada y a esperar la guagua que nos devuelva a Las Fraguas.