Garajonay: Las Hayas - Raso de La Bruma 28082022
near Las Hayas, Canarias (España)
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Trail photos
Itinerary description
Afrontamos la última jornada de esta visita a La Gomera con una ruta circular que parte y termina en la plaza del pueblo de Las Hayas (municipio de Valle Gran Rey) junto al Restaurante Casa Efigenia donde iniciamos el día con un café y terminamos con el cocido típico de la casa antes de irnos al aeropuerto para regresar a nuestra casa.
Empezamos la ruta desde Casa Efigenia un rato por el asfalto hasta alcanzar el camino de Coromoto, aquí las indicaciones de un cartel nos indica que faltan 2,6 km para Las Creces, el sector del Garajonay por dónde va a transcurrir nuestra ruta de hoy. La salida del pueblo viene festejada con unas vistas de un precioso palmeral a nuestra izquierda. Nos adentramos en el bosque cubierto de vegetación típica de Fayal-Brezal: enormes Fayas (Myrica faya) y no menos grandes Brezos (Erica arborea) que muestran sus enormes raíces en la superficie junto al sendero y la complementan el patagallo (Geranium canariensis) y los helechos (Woodwardia radicans).
Seguimos la ruta siguiendo el trazado, muy bien señalizado, y que va haciendo pequeños movimientos en zigzag y llaneando bajo el precioso manto vegetativo que nos cubre hasta que un rato después encontramos una bifurcación señalizada, seguimos a la izquierda.
Vamos pasando por una pista que en un tramo largo transcurre paralela a un barranco, la cañada de Fuente las Creces (según el IDE) y proseguimos por el Lomo de la Higuera hasta alcanzar otro barranco, el barranco de Arure (Cañada del Jardín, según IDE).
El sendero va siguiendo el cauce de este barranco y nos fijamos en una canalización, ya deteriorada, y que parece servía para transportar agua para el abastecimiento de los núcleos de población colindantes y que nos muestra la importancia del bosque como productor de agua .
Llegamos a un merendero, estamos en el parque recreativo de Las Creces, una antigua majada donde se reunía el ganado por la noche. No paramos y seguimos ascendiendo por la pista de acceso hasta alcanzar la carretera y desde ella nos vamos hacia la Montaña de la Araña, derechos al Mirador Risquillos de Corgo.
Cruzamos el asfalto de GM-2, andamos un rato paralelo a él y nos metemos de lleno en el mirador. Unas vistas impresionantes de la Meseta de Vallehermoso y todos sus alrededores, una verdadera preciosidad, el día despejaba un poco y pudimos contemplar El Teide que sobresalía entre las nubes.
Un poco de relax contemplativo y continuamos bordeando la cresta de la montaña de la Araña para voltearla después en dirección al Raso de la Bruma. De nuevo quedas impactado por el ambiente, un bosque de laurisilva envuelto en bruma casi permanentemente y, arropando a los troncos de los arboles, una capa de musgo casi tupida que cubren y cuelgan de sus ramas. Todos ellos acompañados de los helechos que tapizan el suelo.
De nuevo se van cruzando los diferentes senderos y nosotros cogemos el que voltea la montaña para regresar al merendero.
Desde el merendero cogimos la otra pista, la de nuestra izquierda ya que habíamos llegado por la que ahora tenemos a nuestra derecha, para no regresar por el mismo lugar y siguiendo la senda llegamos de nuevo a Las Hayas.
Tocaba reponer fuerzas con el cocido vegano de Doña Efigenia antes de volver a la guagua que nos llevaría al aeropuerto.
Empezamos la ruta desde Casa Efigenia un rato por el asfalto hasta alcanzar el camino de Coromoto, aquí las indicaciones de un cartel nos indica que faltan 2,6 km para Las Creces, el sector del Garajonay por dónde va a transcurrir nuestra ruta de hoy. La salida del pueblo viene festejada con unas vistas de un precioso palmeral a nuestra izquierda. Nos adentramos en el bosque cubierto de vegetación típica de Fayal-Brezal: enormes Fayas (Myrica faya) y no menos grandes Brezos (Erica arborea) que muestran sus enormes raíces en la superficie junto al sendero y la complementan el patagallo (Geranium canariensis) y los helechos (Woodwardia radicans).
Seguimos la ruta siguiendo el trazado, muy bien señalizado, y que va haciendo pequeños movimientos en zigzag y llaneando bajo el precioso manto vegetativo que nos cubre hasta que un rato después encontramos una bifurcación señalizada, seguimos a la izquierda.
Vamos pasando por una pista que en un tramo largo transcurre paralela a un barranco, la cañada de Fuente las Creces (según el IDE) y proseguimos por el Lomo de la Higuera hasta alcanzar otro barranco, el barranco de Arure (Cañada del Jardín, según IDE).
El sendero va siguiendo el cauce de este barranco y nos fijamos en una canalización, ya deteriorada, y que parece servía para transportar agua para el abastecimiento de los núcleos de población colindantes y que nos muestra la importancia del bosque como productor de agua .
Llegamos a un merendero, estamos en el parque recreativo de Las Creces, una antigua majada donde se reunía el ganado por la noche. No paramos y seguimos ascendiendo por la pista de acceso hasta alcanzar la carretera y desde ella nos vamos hacia la Montaña de la Araña, derechos al Mirador Risquillos de Corgo.
Cruzamos el asfalto de GM-2, andamos un rato paralelo a él y nos metemos de lleno en el mirador. Unas vistas impresionantes de la Meseta de Vallehermoso y todos sus alrededores, una verdadera preciosidad, el día despejaba un poco y pudimos contemplar El Teide que sobresalía entre las nubes.
Un poco de relax contemplativo y continuamos bordeando la cresta de la montaña de la Araña para voltearla después en dirección al Raso de la Bruma. De nuevo quedas impactado por el ambiente, un bosque de laurisilva envuelto en bruma casi permanentemente y, arropando a los troncos de los arboles, una capa de musgo casi tupida que cubren y cuelgan de sus ramas. Todos ellos acompañados de los helechos que tapizan el suelo.
De nuevo se van cruzando los diferentes senderos y nosotros cogemos el que voltea la montaña para regresar al merendero.
Desde el merendero cogimos la otra pista, la de nuestra izquierda ya que habíamos llegado por la que ahora tenemos a nuestra derecha, para no regresar por el mismo lugar y siguiendo la senda llegamos de nuevo a Las Hayas.
Tocaba reponer fuerzas con el cocido vegano de Doña Efigenia antes de volver a la guagua que nos llevaría al aeropuerto.
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