GARGANTA DE CHILLA: POZA CUEVA DEL OSO (Candeleda, Ávila)

GARGANTA DE CHILLA: POZA CUEVA DEL OSO (Candeleda, Ávila):

Otra ruta imprescindible por un paraje extraordinariamente hermoso. A pesar de su brevedad, el sendero es estrecho y algo incómodo en ocasiones. Pero la recompensa es fabulosa: no sólo por la poza de la Cueva del Oso, donse se amansan las aguas de la garganta de Chilla que permiten darse un reconfortante chapuzón, sino por las imponentes panorámicas alpinas que nos regala el macizo central de Gredos y su pico Almanzor, que con sus 2.591 metros corona el horizonte de este valle fluvial y es el techo de la sierra de Gredos y del Sistema Ibérico.

Como otras angosturas acuáticas del municipio de Candeleda (Ávila), parece que estemos ante un paraje exótico de alguna isla del Pacífico lejano. Pero no, es naturaleza ibérica: un kilómetro y medio de belleza horadada. Un disfrute, paso a paso, por laderas verticales donde crecen bosques de helechos, coníferas y robles. Una pasada.

Aviso: en el mismo inicio de la caminata se deben atravesar dos fincas, pues de ellas parte el sendero dibujado en el mapa del Instituo Geográfico Nacional (IGN) que seguiremos hasta la poza. Se trata de un brevísimo recorrido de unos 150 metros (75 por cada una de ellas). A la primera parcela se accede saltando el murete que hay a la izquierda de la puerta, frente a la que hemos estacionado el vehículo, pues ésta se encuentra cerrada. La escueta tapia mide menos de un metro y se sortea sin dificultad.

Tras progresar 75 metros se alcanza otra cancela (puerta metálica de doble hoja que se abre alzando un travesaño; bandera 2 del track) y se ingresa en el segundo terreno, del que se sale otros 75 metros más adelante por otra cancela (en este caso, una puerta somier colocada en horizontal que también exige levantar un travesaño; bandera 3 del track). Superada ésta, llegamos a campo abierto y se sigue la senda que discurre por la ladera derecha, según se mira el mapa, de la garganta de Chilla.

En un primer momento se progresa en llaneo a cierta altura de la ladera, divisando a nuestra izquierda la corriente de agua, unos 50 metros más abajo. Después, la escueta vereda va perdiendo altura, atraviesa un denso bosque de helechos (bandera 5) hasta asomarnos al mismo nivel de la orilla de la garganta (bandera 6). Pero el camino se vuelve a empinar (bandera 7) para sortear mejor, mediante un breve rodeo, las rocas que se pegan al cauce del río. Poco después, se llega a la altura de la poza de la Cueva del Oso.

Tras disfrutar del baño y sestear unas cuantas horas entre las rocas, tomamos el camino de vuelta. Sin quererlo, y tras progresar un tercio del itinerario de regreso, enfilamos por un ramal distinto al de la ida, en paralelo pero a una cota ligeramente inferior. Así alcanzamos, por casualidad, la fuente del Paso Malo (con letrero que data de 2005), donde nos refrescamos -el día es muy caluroso- y bebemos (bandera 10). El final de la marcha se encuentra cerca. Pasados unos minutos, divisamos las fincas por las que volveremos a pasar para llegar al coche.