Garganta del Toledo y alturas de Majalpino, desde San Juan del Molinillo

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Ruta circular que recorre estos bellos parajes situados al sur de la sierra de la Paramera, con una sucesión de gargantas que canalizan sus respectivos arroyos y entre las que destacan las del Toledo y del Navalacruz, tan amplias como vistosas por los cerros que las dominan y las empinadas laderas que las enmarcan, entre paisajes agrestes y pedregosos con sensible desnivel.

Empieza nuestro itinerario en la localidad de San Juan del Molinillo, pasando casi sin solución de continuidad a su vecina Navarredondilla para enfilar, a las afueras de ésta, las sendas ganaderas que nos adentran en la garganta del arroyo Toledo, depresión de casi 10 km de longitud y 550 m de desnivel, por lo que el camino se asciende sin gran esfuerzo; no obstante, el ambiente frío y ventoso de este principio de diciembre hace que la inclemencia del tiempo endurezca nuestro avance y nos pida mayor exigencia.

Vadeamos el arroyo después de 5 km y la pista se vuelve más empinada ahora que enfilamos el collado de las Labranzas, donde nace esta garganta, por lo que tras dos horas de marcha hacemos alto en medio de un pinar para protegernos del viento y reponer algo de fuerzas. Atacamos después el ascenso final y llegamos al Canto de las Labranzas, altiplanicie que antaño albergaría cultivos (de ahí quizás su nombre) pero hoy es un páramo alfombrado de piornos y otros matorrales de monte bajo.

Cambiamos a rumbo sureste y nos dirigimos hacia las crestas rocosas del risco del Cuervo (1.666 m de altitud y cota más elevada en estos contornos). Ya se nos ofrecen a la vista las empinadas vertientes de otra garganta, la del arroyo Navalacruz, en medio de la que se asienta la población del mismo nombre que divisamos desde las alturas. El paisaje multiplica sus perspectivas y nos hace dar vueltas según descendemos por las laderas de Majalpino, saliéndonos al paso roquedos y cavidades que conforman sus piedras amontonadas; unos y otras atraen nuestro afán de aventura y trepamos a sus crestas o nos adentramos en sus oquedades para entretener la marcha.

Hemos descendido 250 m a lo largo de 4 km de senda serpenteante cuando afrontamos otro pequeño repecho hasta las alturas de la Mesa, una especie de collado entre tres gargantas que coronaremos para retornar después, en suave descenso, hacia la primitiva garganta del Toledo e irnos aproximando de nuevo a la población de Navarredondilla; ya en ésta y caminando junto a la carretera, retornaremos a San Juan del Molinillo y daremos fin a esta larga, entretenida y vistosa ruta de otoño-invierno.