GARGANTÓN - PEÑA GRAJERA - MORRAS DE MÁGINA - MIRAMUNDOS - PICO MÁGINA - PEÑA JAÉN- SENDA DEL MILAGRO

Tiempo en movimiento: 8 h 24'.

Realicé el itinerario en sentido antihorario.

El inicio del recorrido se halla en un ensanche de los caminos que acceden al puente que salva el Río Gargantón. Yo salí de Bélmez de la Moraleda y os he marcado dónde parte el estrecho carril que yo tomé.

El inicio y el final (pequeño tramo lineal) del recorrido os lo podéis ahorrar, pues hay algún que otro más ensanchamiento del camino forestal por el que culminaremos la jornada.

El sendero que acompaña al Gargantón está muy bien señalizado y por ahí vamos ascendiendo a la sierra. Yo me encontré el río algo crecido y lo vadeé con cuidado cuando fue necesario.

Llegamos al nacimiento del río y de una acequia que mana de éste. Ahí nos salimos pronto de la ribera para evitar varias angosturas del barranco. Lo cruzamos para no abandonar ya ese flanco y, a la postre, éste acaba y alcanzamos un collado.

Una nueva senda nos lleva a una fuente, donde recomiendo llenar por completo los envase de agua que portéis, pues a partir de aquí no tendremos más oportunidades de provisión.

Superada la fuente empezamos la subida definitiva a las partes altas de la sierra. Yo aproveché cuando pude los pasos de ganado, que hay por doquier, y tracé diagonales para evitar sobreesfuerzos.

Ya en la cuerda sorteamos una baja alambrada y conquistamos la primera cima del itinerario, Peña Grajera, donde existe un vértice geodésico.

Regresamos al punto donde saltamos la alambrada y caminamos por la ladera hasta que estamos bajo las morras. Yo subí a una por diversión. Creo que la otra es levemente más alta.

Una suerte de vereda nos lleva al Refugio Miramundos, donde hacemos un merecido receso y gozamos de las vistas.

A partir de aquí las sendas son muy evidentes y muy marcadas. De esta guisa llegamos al Pico Mágina y a la Peña Jaén. Desandamos para, en un cruce, comenzar el descenso hacia el Collado del Puerto, también por senda muy evidente.

En el collado hemos de buscar el nacimiento de la Senda del Milagro, que se halla tras una valla cinegética caída. Recuperamos ahora altura dirección a la cuerda del milagro y a su fuente seca.

Poco más allá comienza el zigzagueante y larguísimo descenso de la senda, que está atrochada en varios puntos. Hemos de intentar siempre deambular por la comodidad de las zetas.

Alcanzamos, al fin, el camino forestal del inicio y nos dejamos guiar dócilmente por él. Yo acabé atajándolo alguna que otra vez.

La ruta es exigente, pero la belleza de los parajes gratifican sobremanera el esfuerzo.