Gata-Convento del Hoyo-Puerto Castilla- Gata

Iniciamos el recorrido desde la carretera CC6-2 adentrándonos en la población de Gata por la calle que conduce a la Iglesia de parroquial de San Pedro.
Dejamos atrás la Plaza Mayor y ascendemos para dejar unos chalets adosados. Tomamos una pista donde aparece un panel que nos informa de la ruta de las Fuentes, que en parte vamos a seguir.
Tras un suave ascenso dejamos a nuestra espalda la sierra del Salido con numerosas antenas en la cima.
Pasamos por un merendero en un área de descanso y continuamos entre pinares.
Más adelante nos desviamos a la derecha para descender al arroyo del Escuerzo y pasar por el puente del Carril.
Ascendemos por un camino dejando los pinares de Patilla a nuestra derecha.
Descendemos de nuevo para cruzar el arroyo del Tragullo. A los pocos metros de pasarlo nos desviamos a la derecha y por una ancha pista forestal dejamos los valles de estos arroyos a nuestra izquierda.
El bosque de pinos que atravesamos es majestuoso.
A nuestra derecha quedan las lomas del Rosado y pasamos por el arroyo del mismo nombre.
Llegamos a un cruce de caminos donde un letrero señala el camino que lleva al convento del Hoyo. Señala poco más de 1 Km.
El ancho camino discurre entre pinos dejando a la izquierda el arroyo del Convento. Se aprecia mucha humedad en el ambiente. Pasamos varias veces por arroyos que cruzan el camino hasta llegar a las ruinas del convento.
Aparecen enormes madroños, pinos, robles, alcornoques y castaños. Vemos un alcornoque centenario al lado del camino y lo plasmamos en una foto.
Nos desviamos para entrar en las ruinas del Convento del Hoyo. Paseamos por la nave central de la iglesia y por el claustro, que están comidos por la maleza y los árboles que han crecido en su interior.
Poca información hay sobre este convento. A pesar de ello, voy a dar una pequeña pincelada de lo que he conseguido.
Es un monasterio franciscano dedicado a la advocación de Nuestra Señora de Montecelli. Se fundó en el siglo XIV y fue remodelado en el XVI.
En 1399 se habla ya del convento, que lo habitaba un ermitaño de Ciudad Rodrigo llamado Alonso Rodríguez. Fue autorizado a vivir en él por Francisco Rodríguez de Villalobos, señor de Gata.
El edificio era muy pobre y estaba en ruinas en el siglo XVI por lo que se rehízo gracias a la ayuda de Felipe II colaborando la orden de Alcántara.
El convento tenía dependencias, celdas y tránsitos bien ordenadas. Hay escritos donde se puede leer que llegó a tener 50 frailes viviendo en sus dependencias.
La iglesia tenía una elevada bóveda de cantería que hoy se puede apreciar. En un camarín sobre el altar estaba la imagen de Nuestra Señora de Montecelli.
La capilla mayor tenía dos altares laterales. En el de la derecha estaba San Francisco, Santa Rosa de Viterbo y San Pedro de Alcántara. En el de la izquierda el Niño Jesús, San Pascual y San Antonio.
Tenía una sillería tallada que las tropas la quemó en medio de la iglesia, posiblemente francesas, aunque según relatan fueron carabineros, aunque estos aparecieron posteriormente a finales del siglo XIX.
Hubo varios saqueos de las dependencias porque había quien pensaba que estaban ocultos tesoros escondidos por los frailes, por lo que para buscarlos se utilizaron picos y palas así como voladuras con pólvora.
En 1839 un acta del ayuntamiento de Gata se puede leer que el convento estaba en un estado calamitoso debido al saqueo de las tejas, puertas, cerraduras y rejas así como que el ganado dormía en las celdas de los monjes.
Después de este inciso sigo con la descripción de la ruta.
Volvemos por el mismo recorrido hasta llegar a la desviación que dejamos anteriormente y ascendemos por un ancho camino muy empinado que en algunos tramos tiene un desnivel del 25%.
Dejamos a la izquierda un cortafuegos por el que se puede ascender, pero que preferimos seguir el camino que nos hace más llevadera la subida.
Después de algunas paradas para desprendernos de parte de la ropa de abrigo que llevamos llegamos de nuevo al cortafuego que dejamos al inicio del ascenso.
Nos desviamos a la derecha para subir ya más pausadamente y ver el valle del arroyo de Pedro Gómez y el camino de Puerto Castilla en la otra ladera.
Las vistas son espectaculares.
Paramos a tomar un refrigerio en un pequeño embalse de cantería para reanudar la marcha.
Aquí hay tres alternativas para continuar la ruta.
Una de ellas es descender hacia la derecha para cruzar el arroyo de Pedro Gómez y ascender por una senda hasta la ermita de San Blas, continuar de frente por un empinado cortafuego o seguir un camino forestal a la izquierda del cortafuego para llegar a Puerto Castilla.
Nosotros decidimos seguir por el camino forestal ya que es un poco más largo pero parecía que así evitábamos la senda y el desnivel del cortafuego.
En este punto empezó a llover, por lo que echamos mano de los chubasqueros.
En el ascenso del camino se nos cruzó un zorro. Poco a poco llegamos al cruce con otro camino forestal que viene de la izquierda y seguimos ascendiendo por la ladera de la Cruz de San Pedro.
En esta zona el viento se intensificó, así como la lluvia.
Dejamos a la izquierda el Picorote y tras andar por un paso canadiense llegamos al cruce de caminos de Puerto Castilla y el que lleva al Jálama.
Decidimos desviarnos a la izquierda unos metros para coronar el Puerto Castilla y ver las llanuras de Salamanca desde la cima, aunque la lluvia poco ayudaba.
Por el Camino de Puerto Castilla descendimos poco a poco pasando por la fuente de las Pilas hasta llegar a la ermita de San Blas.
Nos desviamos para entrar por la cancela hasta la ermita, cerrada en este día, y salimos por la cancela inferior, dejando la fuente de los Peregrinos a la izquierda, que manaba un buen chorro de agua.
Pasamos por el mirador y serpenteando llegamos a la fuente que está a pocos metros del puente de dos ojos del arroyo San Blas.
Más adelante llegamos a la fuente de Aguas Buenas y dejamos la ladera de Las Brozas a nuestra izquierda.
Continuamos para dejar atrás la fuente del Escuerzo y llegar a la Cruz de Gago. Desde esta zona se aprecia la sierra del Salido de frente.
Un poco más adelante nos adentramos en el barrio de San Sebastián y descendemos por las calles hasta llegar a la fuente del Emperador junto a la iglesia parroquial de San Pedro y llegar a la plaza Mayor donde finalizamos la ruta.