Gaztelumendi desde Larrabetzu

Hoy nos desplazamos hasta el precioso y cercano pueblo de Larrabetzu para ascender a una cima humilde pero con historia, una historia relativamente reciente de lucha y sufrimiento, de abnegación y muerte: el Gaztelumendi. Y me acompañan (aparte del habitual Jose Mari, el veterano) otros dos amigos, que por sus obligaciones y costumbres hace tiempo que no compartíamos ninguna excursión montañera, son Koldo e Ignacio. Bien es verdad que con Koldo he vivido aventuras por el monte desde hace ya muchos años.

Son las 08:30 de la mañana y ya hemos aparcado en "La Villa", como llaman los lugareños al centro del pueblo. Pongo wikiloc en marcha para seguir una ruta circular grabada por "jjgonzalo", del que soy seguidor, y que he pillado de casualidad en wikiloc titulada "EU BI PR BI 254 Larrabetzu Larrabideak y Cinturón de Hierro", y que está a su vez incluida entre "Las mejores rutas de senderismo en Larrabetzu, Pais Vasco (España)".

Antes de empezar la descripción detallada de la ruta debo aclarar que casi en su totalidad la ruta de jjgonzalo es prácticamente perfecta y excelentemente documentada, pero la última parte relacionada con la visita a varios restos de estructuras del Cinturón de Hierro cercanas al pueblo es un verdadero infierno, por ello recomendamos abstenerse de realizar este último tramo. Lo comentaremos después con más detalle.

Desde el coche aparcado en la calle Gaztelumendi seguimos por la calle Mikel Zárate hasta acceder a la carretera general BI–2713 que se dirige hacia Morga. Vamos hacia la izquierda andando por la acera y pasamos ante un bonito estacionamiento de caravanas para llegar en pocos minutos al barrio Goikoelexalde. En este tramo nos hemos cruzado con numerosos peregrinos que están haciendo el Camino de Santiago. ¡Buen Camino!, ¡buen Camino!, les decimos a todos y todas. Esta etapa procede de Gernika y discurre por la ruta juradera, y que tras Larrabetzu llega hasta Lezama para subir al cordal del monte Avril por el "Camino de los Zamudianos" y bajar hasta la Catedral de Santiago de Bilbao.

Pero sigamos. Una vez en Goikolexalde admiramos, como lo hemos hecho tantas otras veces, la iglesia juradera de San Emeterio y San Celedonio, donde los reyes de Castilla juraban el Fuero de Bizkaia antes de continuar hacia Gernika. Pasamos a su lado y desde su trasera cruzamos la calle para girar un poco a la izquierda y de inmediato a la derecha y seguir por la calle Ugalde, saliendo ya fuera del pequeño casco urbano del barrio.

Tras pasar ante un soberbio y antiguo caserío bastante deteriorado llegamos a una bifurcación en la que seguimos por la izquierda. Continuamos por la carreterita del barrio de Ugalde durante un rato para llegar a un cruce en el que giramos bruscamente a la izquierda para pasar ante unos bonitos caseríos. Seguimos un poco más arriba y la carretera termina para seguir por un camino que se introduce bajo el arbolado. Al principio parece que no hay camino pero bajo los árboles seguimos por una senda muy pisada que enseguida nos deja en la carretera de Morga, que cruzamos, y que unos metros más adelante giramos a la izquierda delante de un caserío.

El camino nos conduce unas decenas de metros más adelante a un grupo de caseríos, girando a la derecha al llegar al primero de ellos. En unos metros mas arriba llegamos a una pequeña y arreglada casita de piedra situada en un crucero, pasando delante de ella, para en unos metros más llegar a la vetusta y deteriorada ermita prerrománica de San Salvador de Zarandoa, en la que destaca un ventanuco del s. XI de una sola pieza situado en la pared del ábside. Es una pena que estos edificios históricos únicos estén tan abandonados y tan olvidados por las instituciones públicas.

Seguimos adelante por la carreterita para enseguida desviarnos a la derecha por un camino bastante intuitivo que tras un par de curvas nos lleva hasta una alambrada que hay que superar por unas escaleras rudimentarias. El camino no ofrece lugar a dudas y se sigue perfectamente.

Tras superar la alambrada seguimos un buen rato por un sendero herboso que se convierte después en un camino que bordea el arbolado, hasta llegar a un cruce señalizado. Hay que seguir de frente, hacia el Gaztelumendi, que lo tenemos bastante cercano. Al poco llegamos a una bifurcación cogiendo hacia la derecha por donde un cartel señala: "carretera en mal estado". Enseguida llegamos a una nueva bifurcación yendo también por la derecha.

Trazando una amplia curva hacia nuestra derecha la pista nos llevaría hasta la cumbre del Gaztelumendi (por aquí bajaremos), pero nosotros nos desviamos un poco antes por una senda que parte hacia la derecha y nos conduce rectos al buzón de hierro que señaliza la cumbre. Estamos en la cima del Gaztelumendi, de 323 metros de altitud, con unas vistas muy limitadas debido a los árboles que la rodean. Sacamos el selfie de rigor y nos desplazamos solo unos metros para acceder al búnker de la cumbre, unos de los numerosos restos del "Burdin Hezia" o Cinturón de Hierro, barrera defensiva construida por el ejército vasco para proteger Bilbao de los golpistas de Franco en el año 1937. Desgraciadamente de nada sirvió, ya que acosados por el aire por los aviones alemanes e italianos y, filtrados al enemigo los planos del cinturón en un acto de alta traición por parte de Goicoechea, uno de los ingenieros jefes participantes en la construcción, el cinturón fué fácilmente rebasado, cayendo Bilbao ante las huestes franquistas.

Como curiosidad diré que en esta cumbre el régimen franquista levantó una gran cruz de piedra conmemorativa de la victoria que fué demolida hace unos años, con tan mala suerte que uno de los trozos que se desprendió en la caída hirió de cierta gravedad a un par de concejalas. Como era de esperar la prensa derechona y canallesca lo interpretó como una venganza del "altísimo" por tamaño dislate. Huelgan comentarios.

Retornamos a la zona de la cumbre para bajar por la amplia pista y volver por donde hemos venido hasta el desvío situado unos cientos de metros mas abajo. Aquí giramos bruscamente a nuestra derecha, para de inmediato coger a la izquierda por un camino de tierra y piedras que baja en bastante pendiente hasta una carretera. Es quizá el tramo mas complicado de toda la ruta (si este descenso se puede clasificar como complicado), exceptuando la última parte de la ruta cercana al pueblo que describiremos después. Es verdad que es un descenso que si esta mojado pueda haber barro y hacerse por ello bastante mas delicado.

Y llegamos tras el descenso a una carretera a la que denominan Loroño, por la que vamos hacia la derecha. Tras otro rato de andadura por la carretera llegamos hasta un par de caseríos o tres, siguiendo de frente, para llegar enseguida a Ankapalu Sagardotegia, cerrada en esos momentos. Seguimos hacia abajo y encontramos otra ermita a la derecha de la carretera, es la ermita de San Bartolomé y esta sí que está restaurada y mas cuidada. Tiene una especie de asientos en la campa trasera en forma de anfiteatro, como si allí se celebrara algún tipo de evento o espectáculo.

Y seguimos nuestra ruta por la carretera Loroño hacia abajo hasta llegar a un par de caseríos, uno a nuestra derecha y otro a nuestra izquierda, los primeros que encontramos tras dejar la ermita. Estamos ya muy cerca del pueblo, pero por aquí, desviándonos a la izquierda por la trasera del caserío, es por donde indica la ruta por donde hay que desviarse para conocer algunos vestigios de algunas estructuras defensivas del citado Cinturón de Hierro. La verdad es que no existe camino alguno, todo está tapado, así que recomendamos encarecidamente que a nadie se le ocurra meterse por aquí para hacer la visita que hicimos nosotros a pesar de las grandes dificultades, siguiendo la ruta comentada al principio de esta descripción. Es mucho mejor que la gente siga por la carretera y acceda al pueblo para terminar la ruta sin tener que meterse en "camisas de once varas".

Es tal nuestra perplejidad al ver que no existe camino ni senda alguna por donde desviarnos, y que muy posiblemente invadamos terrenos privados de uso ganadero (hay una clarísima valla tras el caserío), que le preguntamos al señor del otro caserío, el del otro lado de la carretera. Nos dice que eso en su día fué un camino que se junta con una pista mas arriba. Como somos bastante aventureros nos adentramos en lo desconocido y seguimos un hipotético camino absolutamente invadido por yerbas muy altas y vegetación profusa, difícil de andar. Siguendo el trak de la ruta me meto entre zarzas y por terreno muy sucio lleno de troncos y ramas caídas descubro una especie de boca abierta en el viejo muro de un pasadizo que se encuentra literalmente comido por la vegetación y por la que es difícil, o peligroso, acceder a su interior. Por supuesto no existe señalización alguna. Mis amigos han subido algo mas y han encontrado algo similar a la base de un nido de ametralladoras.

Ya no podemos ir hacia atrás e intentamos por un sucio bosque de eucaliptos, lleno de troncos caídos, ramas rotas, zarzas por doquier y una profusa vegetación, salir hacia la carretera general que se oye cercana. Y en esas estábamos cuando encontramos casi escondida y semioculta por la vegetación una bonita estela homenaje de piedra tallada instalada en el año 2013 con una placa metálica en su frontal que reza: "A los milicianos asturianos caídos en este lugar en Junio de 1937. A todos los luchadores antifascistas". Pensamos todos que a estos forzados y valientes milicianos asturianos que cayeron ahí no se les puede hacer peor homenaje. Si verdaderamente se les quiere homenajear habría que colocar la estela en el mismo pueblo, en un lugar visible, y no semienterrada en un lugar recóndito al que, por supuesto, nadie puede llegar, sobre todo porque la accesibilidad es muy difícil.

Tras la estela y con la tristeza dentro con un peso mayor que la mochila, andando por lo que fué un camino que ahora tiene una profusa vegetación casi hasta la cintura llegamos a un par de cierres metálicos que superamos y dejamos cerrados. Imaginamos que por aquí no pasa ganado alguno, porque de ser así hubieran dado buena cuenta de toda esta yerba crecida, pero aquí sigue.

Por fin, andando entre yerba a la altura de la cadera accedemos al lateral de un pabellón industrial y giramos a la derecha para enseguida desembocar en la carretera general por donde hemos pasado esta mañana. Andando hacia la derecha llegamos enseguida al pueblo y al lugar donde tenemos el coche aparcado. Toca ahora buscar alguna terraza para comer y beber algo, que nos lo hemos merecido.

En definitiva, esta es una ruta circular sencilla y muy bonita, que si exceptuamos la última parte la podemos hacer con niños perfectamente. Repito, abstenerse de girar a la izquierda cuando estamos casi llegando al pueblo, mejor seguir adelante hasta el núcleo urbano.