Geras de Gordón (León) - Senda del Celorio - Paradilla. Ruta circular

Hoy vamos a recorrer la Senda del Celorio, la ruta turística y literaria basada en el relato "Celorio el de Geras", de José María Menéndez López.

Vamos por la carretera LE-473 y antes de llegar a Geras de Gordón hay un aparcamiento denominado “Los Pisones”, es aquí donde dejamos el coche y justo el lugar en el que comienza la ruta.

Empezamos esta ruta, (más bien un paseo), por una pista forestal sin pérdida, ya que está bien señalizada.
Después de unos pocos metros, seguimos un desvío a la derecha para ir ascendiendo ligeramente a lo largo del Arroyo Valdegrillos.

Enseguida encontramos el primero de los ocho paneles en los que están grabados en hierro los fragmentos que componen el relato de Celorio; relato que trata de ensalzar los valores, sobre todo, de la amistad y del compañerismo.

Por el camino, siempre en ligero ascenso, vamos ganando bonitas vistas del valle y de las montañas que lo rodean. Grandes y verdes praderas y mucho barro, fruto de las lluvias recientes.

Terminamos el tramo de subida en un collado desde el que ya divisamos el pueblo de Paradilla frente a nosotros. Aquí además encontramos colocada la escultura que simboliza la mano de Celorio queriendo alcanzar las estrellas, una pieza de casi 1,5 toneladas de peso tallada en mármol negro.
A nuestra derecha, en lo alto, por donde podríamos llegar hasta la Peña Aveseo que ya queda un poco atrás, otro fragmento del relato, que ahora ya nos tiene intrigados sobre el desenlace.

Volvemos a la pista, encontramos un abrevadero y vamos aproximándonos a Paradilla de Gordón y a su iglesia situada en lo más alto del pueblo, en la peña del mismo nombre, donde tenemos un estupendo mirador y el desenlace de la historia del Celorio. Sin duda, un lugar que merece una visita por el paisaje que podemos contemplar desde aquí. Las vistas, que obtenemos hacia todos los lados, son preciosas.
Son visibles el Pico Bustillo, la Peña del Altico, el Pico Amargones y el Pico Feliciano, entre otros.

Desde aquí vemos un gran columpio y nos acercamos, luego volvemos a la carretera, para comenzar el camino de vuelta.

Enseguida cogemos un sendero que sale a la izquierda. Encontramos una nueva escultura de Amancio González, un trasgo, ese ser mitológico y travieso al que “se le echaba la culpa de todas las cosas extrañas que ocurrían en la vida diaria:  cuando se te cortaba la leche, lloraba el niño y no sabías por qué… esas cosas que no tenían explicación el Trasgo siempre era el responsable”, explicaba Amancio.

Más adelante llegamos, de nuevo, a la carretera, la cruzamos y continuamos descendiendo por otro sendero hasta llegar a la carretera. La cruzamos y un poco más adelante volvemos a coger el sendero para seguir descendiendo hasta la carretera que viene de Pola hacia Geras. La cruzamos y también un puente para continuar por una senda y dejando el río Casares a la derecha.

El lugar es precioso y pronto llegamos a un nuevo desvío, y nos adentramos en un bonito avellanar. Vamos a lo largo de un sendero repleto de barro.

Seguimos combinando grandes praderas con estrechos senderos, siempre muy cerca del Río Casares.

Ya próximos al final de ruta, cruzamos el Arroyo de Meleros, y nos desviamos a la derecha para llegar, nuevamente, a la altura de la carretera. Y en la carretera, después de cruzar el Puente Arnizas, vamos hacia la izquierda, por donde llegamos cómodamente al aparcamiento.

CONCLUSIÓN:
Ruta fácil, sin dificultades técnicas, corta y adecuada para hacer con niños.


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