GR-111. Segunda Etapa

Casi no había amanecido cuando nos pusimos en marcha para hacer esta segunda etapa del GR-111, que recorre La Vera cacereña.
Nuestro punto de partida es en el mismo lugar que finalizamos la primera etapa, en Valverde de la Vera, que nos despide somnoliento aun, con el castillo de los condes de Nieva como fiel testigo histórico.
Una que cruzamos la carretera Ex-203, tomamos el camino de Talaveruela, con una tremenda subida inicial que nos va conduciendo entre olivos, castaños y robles, a la garganta Naval, donde llegaremos después de una, no menos vertiginosa bajada.
Nos despide un viejo molino reconstruido y en nada llegaremos a Talaveruela de la Vera por cuyo centro pasaremos, tomándonos la licencia de no seguir el trazado exacto del GR con el fin de visitar las calles que creemos mas interesantes.
Al salir del pueblo giramos a la izquierda y tomamos un buen camino que nos conducirá hasta Viandar de la Vera, pasando por la garganta Covacha.
Una vez que pasamos el pueblo, nos encontramos la garganta Rio Moros o de los Villares y un poco mas adelante giramos a la derecha, hacia el Vado del Gavilán tomando el camino del Barranco.
El arroyo Judío no tiene agua en estas fechas veraniegas, por lo que tenemos dificultad alguna de caminar tranquilos entre fincas con higueras, cuyos frutos maduran o están a punto de hacerlo.
Dejamos Las Labores a la derecha y la Dehesilla a la izquierda, para bajar repentinamente a la garganta de Cuartos, que atravesaremos por el puente romano.
Cruzamos la garganta Vadillo por su desembocadura en Cuartos y seguimos por la margen derecha de esta unos quinientos metros.
Las marcas del GR nos indican a la izquierda por un robledal en cuesta que queda a los caminantes casi sin resuello. Hay que fijarse vien en los robles, pues son estos los que tienen las marcas rojas y blancas puestas, ademas de unos hitos de piedra que nos indican que la senda que llevamos es la buena.
Una vez que llegamos a un amplio camino lo seguimos y giramos a la derecha, para después dejarlo a la izquierda y rápido, de nuevo a la derecha al llegar a la entrada de una finca.
Ahora la senda esta llena de zarzales que debemos apartar con los palos para no herirnos las piernas con los pinchos, pero merece la pena porque nos acercamos al lecho de la garganta Vadillo, cuyo cañón disfrutaremos din una buena senda que nos llevara hasta Losar.
El pueblo esta en fiestas y debemos caminar por oras calles distintas que nos marca el GR, aunque no tenemos problema porque van en paralelo, incluso se nos antojan mas bonitas que el trazado oficial.
Una vez que conseguimos reencontrar la ruta cruzamos la EX-203 y por el camino de Jarandilla llegamos al arroyo Matamoros, cuya crecida primaveral ha destrozado un pequeño puente de madera por el que te friamos que pasar si hubiera agua. Esto nos hace pensar que si no es verano, a buen seguro, no podríamos pasar y tendríamos que dará vuelta abortando la caminata. Mientras los prebostes mirando a otro lado, por si me puedo colocar mejor.
Aviones y elicopteros empiezan a volar sobre nuestra cabeza. Nos alarmamos al comprobar que una gran nube de humo se levanta por la cumbre y que proviene de la zona del Jerte, aunque no sabemos bien si es del Guijo o del otro lado. Luego sabremos que la Garganta de los Infiernos esta siendo pasto de las llamas. Nos preguntamos que cuando le tocara a la Vera, pues la política forestal, la mala gestión agrícola y ganadera y un ecologismo mal entendido, que no permite adecentar los bosques, matorrales, dejando que los helechos y herbáceas de fácil combustión se adueñen del suelo haciendo que si un desaprensivo, le da por quemar, se convierta todo en un infierno.
¿Será que interesan los incendios para después hacer repoblaciones forestales? ¿Quien gana con ello?
Ahí quedan estas preguntas que nos vamos haciendo por el camino cuando vamos andando por La Berrocosa, Los Puercos o el cerro del Pero que dejamos a la izquierda.
La vista del Charco de la Maricana, nos indica que nuestra meta esta cercana. Pasamos por el centro de este bonito e histórico pueblo, también a nuestro aire, por la calles que consideramos mas bonitas, para terminar nuestra camínata en la zona del Parador Nacional, residencia que fue en otro tiempo de los Condes de Oropesa.
Ruta muy amena aunque algo larga.