Gran Abedul de San Martín de Porres. Robledal de Porres. Arroyo Vivero. GR-1.

Ruta algo marruyera con salida desde la localidad de San Martín de Porres para recorrer su hermoso robledal siguiendo el GR-1.
También exploraremos el barranco Vivero entre salces, helechos altos y unas grandes peñas de arenisca grabadas con misterosas runas.
Otras grandes sorpresas nos aguardan.

Junto a la iglesia de San Martín de Porres salimos nuestra andadura.

San Martín de Porres, Porres para los amigos, es una pequeña localidad situada en el norte de la provincia de Burgos, en el valle de Valdeporres, a orillas del río Engaña, junto a la vía de ferrocarril de vía estrecha “Bilbao-La Robla” y cercano a la desaparecida línea “Santander-Mediterráneo”, en la comarca de las Merindades.
Por sus tierras pasaba la calzada romana de Pisoraca a los puertos del norte.
Aparece su nombre escrito por primera vez en el censo-pesquisa que el rey Pedro I mandó hacer en el año 1352 en toda Castilla.
Tenía jurisdicción de realengo, pertenecía únicamente al rey, al que pagaban tributos.
Algunos de sus atractivos son el río, con su zona de baño, y las bonitas casas restauradas, una de ellas una casona nobiliaria, casa de los Velasco de 1562.
Su iglesia barroca está dedicada a San Martín, un templo de una nave, con ábside rectangular, portada con arco de medio punto, oculta bajo pórtico cerrado y torre cuadrada con cuatro huecos y dos campanas.
Existe una ermita dedicada a la virgen de las Riberas, patrona de la Merindad de Valdeporres.
La industrialización supuso un paulatino éxodo y con ello la pérdida de las actividades económicas tradicionales, llevando a una gran despoblación del pueblo. Hoy en día es utilizado principalmente como lugar de verano, aunque conserva población estable actualmente.

Salimos de Porres rumbo norte por el GR-1.
La ermita de la Ribera se queda a nuestra derecha cuando comenzamos a ascender por el maravilloso robledal de Porres.
Avellanos y salces revisten este fresco entorno hasta llegar por fin años prados de arriba que lo hacen desaparecer.
El peral de salida del bosque y unos manzanos hacen las delicias para los amantes de los árboles.

De ahí giramos 90 grados a la derecha y pasamos por un muro derruido para comenzar a marruyear un poco entre helechos.
Una trocha bien marcada nos aboca a la cabecera del barranco Vivero.
Robles, avellanos y salces inundan esta vaguada