Granada, BEAS, QUENTAR

Este sábado 27 de enero de 2018, hemos hecho una rutilla por la zona de Beas de Granada y Quéntar. Íbamos los andarines Valentín, Enrique Pozo, Enrique Alcaide, Javier García, Antonio González, Emilio, Pilar, Eva y yo mismo.
Hemos iniciado la ruta sobre las siete y cuarto, con el cielo totalmente cubierto, y con una temperatura bastante baja, unos dos grados, desde la calle Pablo Picasso, esquina con Poeta Manuel de Góngora, en Granada, después de tomarnos el cafelillo de turno en la cafetería de nuestro amigo Agustín, que si bien hasta las siete y media no abre al público, a nosotros siempre nos atiende antes de las siete de la mañana.
Tomamos camino de Puente Verde, para tomar por la cuesta de Escoriaza, buscando la calle Barranco del Abogado, por la que en una pronunciada y larga subida, llegamos a las inmediaciones del Cementerio de Granada (aquí inicia la grabación el gps), y ahora tomamos camino del parque de invierno.
Tras la foto de rigor en el reloj de sol del llano de la perdiz, continuamos camino hacia Jesús del Valle, que dejamos a nuestra izquierda y seguimos el curso del río Darro ascendiendo el mismo por el sendero que discurre paralelo al mismo por su margen izquierda. Pasamos por el Cortijo Cortés en el que siguen los perros de siempre, pero ahora atados.
Al poco de pasar el anterior cortijo, dejamos el cauce del rio Darro y ahora seguimos el del Rio Beas, que nace a 1.300 metros de Altura en el Parque Natural de la Sierra de Huetor, y que no dejamos, hasta la entrada en la población del mismo nombre, Beas de Granada.
Aquí en el pueblo, y en el único bar que vimos en la plaza de la Iglesia, nos tomamos un vasito de mosto del lugar acompañado de una tapilla caliente, que nos puso muy buen cuerpo para seguir el camino.
Con el cuerpo algo más relajado y caliente, iniciamos el camino hacia Quéntar con un frío que cortaba el cutis y el cielo algo más despejado, por la misma plaza de la Iglesia en dirección Este, concretamente hacia el campo de futbol.
Cuando eran sobre las doce treinta iniciamos la entrada en la localidad de Quéntar, y callejeando finalizamos la ruta en el Bar Perico, donde dos cervecillas con su respectivas tapillas de Sangre frita y carne en salsa, nos mejoraron el ánimo.
A las catorce horas, tomamos el autobús hacia Granada, que nos dejó en las inmediaciones de Puente Verde.
Un día muy frio, en principio nublado pero que se fue abriendo poco a poco hasta que lució un sol espléndido al final de la ruta, después de 21 kms y cinco horas y media