Grimaldo-Sierra Zapatero- Sierra de Santa Marina-Grimaldo

Sin entrar en Grimaldo, nada más pasar el cartel indicativo de la población, dejamos los coches e iniciamos el recorrido en un día muy soleado.
Ascendemos por una senda hasta llegar a las casas que están en el inicio del camino que lleva a Casas de Millán.
El ascenso es cómodo entre los pinares repoblados tras el incendio que asoló estos parajes hace unas décadas.
Dejamos a nuestra izquierda el curso del arroyo de la Madre del Agua y a la derecha las cumbres de la sierra de Santa Marina.
Abandonamos este camino para seguir a la izquierda otro más ancho que va a media ladera de la sierra.
Las vistas son magníficas en todo este recorrido. Se ve Grimaldo desde las alturas, así como las vías del futuro AVE.
Se aprecian el encinar de Cabezón y varias dehesas al otro lado de la A-66, así como el cerro del Cabildo.
A nuestra derecha siempre tenemos los pinares de la sierra de Zapatero. El paseo se hace muy agradable, ya que se llanea bastante.
Llegamos a un cruce de caminos. El que desciende llega a las ruinas del monasterio de la Moheda y parte de Casas de Millán.
Hace una década visitamos sus ruinas y paseamos entre los muros que estaban muy derruidos. Esta vez nos conformamos con ver desde lo alto la espadaña y los muros del monasterio.
Nos desviamos a la derecha haciendo un brusco giro. El camino se empina considerablemente en esta zona para alcanzar las cumbres de la sierra de Zapatero.
Por fin llegamos al cortafuego que recorre todas las cumbres de la sierra.
Por un sendero que sale a la izquierda nos dirigimos al Pico Zapatero.
El camino discurre entre cantuesos en flor, siendo una delicia para la vista esta maravilla de la naturaleza.
Por fin llegamos al punto geodésico del pico, teniendo que pasar entre la jara en flor.
Nos detenemos un buen rato para hacer fotos del entorno y admirar el paisaje. Merece la pena subir hasta aquí.
Vemos el castillo de Mirabel (donde ya hemos subido en varias ocasiones) con la sierra de los Canchos detrás, la sierra de Santa Catalina y la Marimorena repleta de brezo que le da un colorido espectacular.
También vemos a lo lejos Torrejoncillo, Las vegas del Alagón y las cumbres de la sierra de Gata.
La Sierra de Santa Marina nos espera, por lo que después de ver las cumbres a las que tenemos que subir, desandamos el camino hasta llegar a la cancela que nos llevará por el cortafuego hacia ella.
Aquí iniciamos un sube y baja por el ancho sendero del cortafuego.
Hay numerosos ascensos y descensos con buen firme, por lo que se hace llevadero.
Para llegar al camino de Grimaldo a Casas de Millán se baja por un empinado cortafuego que alcanza un desnivel del 47%, por lo que hay que estar muy atentos con los resbalones en las piedras sueltas. Recomendamos el uso de bastones en esta zona tan empinada para evitar caídas.
Una vez en este cruce de caminos vemos una senda a la izquierda del cortafuego que asciende bruscamente dejando el risco con encinas a la derecha. Aquí el desnivel alcanza un 55%. Hay piedras sueltas por lo que el ascenso se hace bastante duro. De nuevo los bastones nos sirven de gran ayuda.
Una vez en la cima nos detenemos para ver a la izquierda Casas de Millán y así tomar un poco el aire y descansar.
Hay una fuerte bajada y otra subida, pero esta vez se nos hace más llevadera ya que no tiene el desnivel de las anteriores.
A la sombra de los pinos llegamos a la cima de la sierra de Santa Marina.
Continuamos hasta llegar a la pista que lleva a la torre de vigilancia de incendios e iniciamos el descenso por ella.
El camino es cómodo, por lo que bajamos sin mucho esfuerzo. Llegamos a unas torretas de conducción eléctrica y vemos al fondo el embalse del Tajo.
A la izquierda queda el cortafuego que ya hemos ascendido en otra ocasión pero que esta vez decidimos no recorrerlo para descender por la pista ya que el sube y baja de los que pasamos estaba haciendo mella en el grupo.
Nos llamó la atención la cantidad de madroños que había en el valle que recorría el arroyo que llena el embalse de Cañaveral.
Llegamos a la pista asfaltada que nos conduce paralela a la A-66 a Grimaldo. Esta parte se hace monótona al tener que caminar por asfalto. La jara en flor a los lados de la carretera nos distrae de la monotonía del camino.
Hay un paso de ganado por encima de la A-66 que está completamente lleno de maleza, apreciando las huellas del paso entre la vegetación de varios animales. El camino está casi impracticable para acceder al otro lado de la autovía.
Pasamos por el arroyo de los Molinos y tras la vegetación, en lo alto vemos las cumbres de la sierra de Santa Marina que habíamos recorrido hacía poco tiempo.
Continuamos un trecho por la N-630 hasta llegar al lugar donde dejamos los coches y finalizar la marcha.
Es una marcha muy bonita por las vistas desde las cumbres, sobre todo desde el pico Zapatero. Hay que tener en cuenta que si se sigue desde el pico para recorrer la sierra y llegar a la de Santa Marina hay muchos ascensos y descensos que pueden resultar cansados por los fuertes desniveles.
La ida y vuelta por el mismo camino al pico Zapatero evita los cortafuegos por lo que es más fácil.
No es recomendable en verano ya que no hay sombra.