Guadalupe: el camino de los molinos

Se trata de una ruta corta que podríamos decir que es la parte abreviada de la conocida Ruta de los Molinos. En este caso la inicio en las proximidades del Molino del Martinete, en el camino que, partiendo de una pronunciada curva a la salida del pueblo de Guadalupe, conduce hasta el pantano de abastecimiento de agua de la localidad siguiendo el curso del cauce del río Guadalupejo.
Los molinos hidráulicos a que hace referencia el nombre de esta ruta estuvieron estrechamente ligados a la historia de la puebla y el monasterio de Gudalupe y surgieron en los siglos XIV y XV, fundamentalmente, para atender las necesidades de la población. Así el Molino del Martinete fue donde inicialmente se molía el pan del pueblo pasando posteriormente a ser el molino utilizado para batir metal. El molino del Batán (muy próximo al inicio de la ruta), y que es el único que nos encontraremos rehabilitado en nuestra marcha, fue el usado para lavar los hábitos de los monjes del monasterio y también para abatanar los paños monacales.
La mayoría de los molinos, excepto el del Batán que se ha mencionado antes, desgraciadamente se encuentran en estado de ruina y abandono pero aun así podemos hacernos una idea de la actividad que debieron tener en su momento.
Robles, alisos, castaños, chopos, algún madronoño... nos acompañarán durante todo nuestro recorrido hasta llegar al muro del embalse desde donde divisaremos un paisaje magnífico. Entre la abundante vegetación, fijándonos, podremos ver en la distancia los muros de la granja-palacio de Mirabel.
Una ruta corta y de fácil caminar, acompañados por las tranquilas aguas del Gudalupejo y con el colofón de la llegada al embalse.
Mejor época el otoño para así disfrutar plenamente de los colores de la abundante arboleda.