Guájares- Río Toba.

La ruta es una aproximación a otra que pretendemos hacer y que será más amplia y completa.

Esta ruta transita por el término de Los Guájares compuesto por los bellos pueblos de Guájar Fondón, Guájar Faragüit y Guájar Alto. Pueblos que fueron totalmente independientes hasta que, en 1973, se fusionaron en uno solo, el de Los Guájares; recayendo, tras ello, la capitalidad municipal en el núcleo faragüilero.

Recorreremos esta gran hendidura abierta en el paisaje, conocida en el pasado como "Las Guájaras". Por este hermoso y privilegiado trinomio granadino-serrano. Vecino del Valle de Lecrín, de la sierra de la Almijara-río Verde, del mar Mediterráneo por altiva simpatía.

Bancales o terrenos aterrazados donde predomina el aguacate, el chirimoyo, el almendro, el algarrobo y el olivo; que cohabitan con el brezo, el romero, la jara, el enebro, la aulaga (como pincha la condenada),las adelfas y el boj.

En este estupendo valle subtropical granadino, formado por el río de la Toba; entre la sierra de Las Guájaras, al norte; y la del Chaparral, al sur y suroeste; un ingenioso, meticuloso y antiguo manejo del agua; con acequias, albercas, molinos y cascadas; junto con el verdor de los pinos y el azul de su cielo; más esa cantidad de aromas a frutales y aromáticas, nos dejarán boquiabiertos.

El Árbol y fruto del aguacate ( Persea americana ) es la "buque insignia". Especie originaria de México, cuyo fruto comestible, con alto contenido en aceites vegetales, tiene infinidad de aplicaciones en la variada gastronomía de esta zona: mousse, guacamole, en ensaladas, etc.

También encontramos una curiosa planta trepadora conocida como "Aristoloquia" o "Candilillos"(por la forma de su flor) ( Aristolochia baetica ). Planta que se suele situar en restos de encinares y matorrales densos, y que constituye un buen bioindicador del piso termomediterráneo.

Comenzaremos en la Calle La Cruz del municipio más bajo en altitud de la triada, Guajar Fondón. Pasear por sus tranquilas calles sin prisa es un deleite. Tras pasar por la iglesia de San Antonio, donde recordamos que había un gran olmo que hoy no vemos (que pena), nos dirigimos por bello descenso hasta el molino La Molinera que se encuentra en el paraje conocido como La Cabezuela con un curioso pasaje casi con forma de túnel y que nos conduce al cauce del Río Toba junto al cual se encuentran unas instalaciones deportivas muy cuidadas.

Ascenderemos entre granados, chirimoyas y aguacates pasando por el curioso mirador de la Cruz y llegando hasta el segundo de los Guajares; Faragüit. Deambulamos por sus intrincadas callejuelas, con algunos “tinaos” típicos de la arquitectura morisca, hasta llegar en primer lugar a la Plaza de Andalucía y posteriormente a la de la Iglesia de San Lorenzo.

Paramos a comprar en el estanco y la estanquera (que parecía de los países del este) nos dijo que los sábados pasaba en furgoneta un pastelero con unos pasteles riquísimos. Nos dijo los horarios de cada pueblo y decidimos esperarlo en Guájar Alto. Nos comento que lo conoceríamos por que iría pitando con el pito gordo… jejeje.

Saldremos del pueblo por la calle Lepanto donde se encuentra un recién inaugurado Mirador de la Vega; con una fuente y un grifo de rana. Continuamos por pista hormigonada hasta el barranco del Arroyo, girando a la izquierda, lo cruzamos y tomamos un sendero que ahí comienza, pasando por las huertas y bancales hasta llegar a la carretera, ahí veremos el cartel de derivación a la Era del Tejar. En el mirador de la Era del Tejar divisaremos todo el valle y los pueblos que hemos pasado.

Seguiremos ascendiendo para llegar al paraje La Cañada donde tomaremos un sendero en paralelo a la acequia del Río Toba. En este cómodo sendero disfrutaremos de unas panorámicas muy bonitas, resaltando el salto en cascada de unos 40 m. que forma la acequia al precipitarse nuevamente a su origen, el río. Lo curioso fue que en la ida la cascada no tenía agua y en el regreso la cascada resonaba a tope. Se ve que cuando terminan los riegos de la parte alta, cierran una compuerta que hace que el agua vuelva a su cauce formando esta bella imagen.

Continuando el sendero de la acequia, vemos el resultado de unos desprendimientos recientes que habían cortado la carretera y hay unas excavadoras desescombrandola. Algo después nos desviamos a la izquierda por un pequeño sendero que desciende hasta la carretera. En este tramo nos encontramos con un rebaño de cabras que subía; nos sentamos para no asustarlas y que continuasen su camino; gesto que nos agradece el pastor con el que hablamos.

Tras pasar una curva en la carretera nos desviamos para ver, junto al Río Toba, el Área Recreativa Los Guájares, donde hay bancos, mesas y barbacoas para hacer un pequeño receso. También hay lo que parece un molino en ruinas y otra cascada, esta de menor tamaño, pero muy bonita ya que forma una verde pradera en sus faldas. En vez de volver a la carretera decidimos seguir por el cauce; pronto nos arrepentimos ya que la salida a la carretera por el puente se encontraba llena de maleza y sobre todo de zarzas que hicieron de las suyas hasta en la melena. Una breve aventurilla por terreno salvaje.

Recomendamos volver a la carretera desde el Área Recreativa.

Ya en la carretera seguimos con el ascenso y a la derecha en el cauce del río vemos las ruinas de lo que claramente era un molino. Si uno se fija, se ve la acometida en forma de acequia construida para alimentar de energía al molino y la salida de agua por dos arcos de medio punto. Más adelante a la izquierda las Cuevas de la Capellanía; ya estamos llegando al tercero de los Guájares, Guájar Alto.

Pasamos por el Barranco de la Fuente Santa y subimos por la Calle Casas Altas hasta llegar al Mirador de la Era de las Casas Altas. Unas preciosas vistas de todo el valle, junto al consultorio y el colegio. Pensamos que la espera para el cole o el turno en el consultorio es un privilegio en este lugar.

Toca descanso; toca beber en la Fuente de los Tres Caños y comer en el restaurante Casa Carmen cuyas especialidades son las comidas caseras y sobre todo el puchero de hinojos y la migas…riquísimos. El Bar se encontraba muy concurrido sobre todo por la llegada de los miembros de una montería.

A la salida del bar, sentimientos encontrados: por una parte nos encontramos con el “tío de los pasteles” que nos dijo la “rusa”… riquísimos, hubiéramos comprado una bandeja pero en la mochila habrían llegado espachurrados; por otra parte vimos con cierta pena el resultado de la cacería, dos sangrientos ejemplares de jabalís encima de un remolque repleto de perros de presa.

Tras el almuerzo, visitamos el lavadero y la iglesia de la Encarnación e iniciamos el regreso por el mismo camino de ida. Pretendíamos regresar por la otra ladera del valle para visitar el yacimiento medieval El Castillejo; pero debido a la próxima puesta de sol decidimos dejarlo para una próxima jornada más completa.


Otra ruta de interes muy cercana en: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9906408