Guardianes centenarios: Lomo de las Jaras - Cruz de Fune - Las Calderetas (Tenerife) 15042022

Sendero de los Guardianes Centenarios. ¿Puede haber nombre más sugerente para una ruta? ¿Quiénes son esos guardianes? ¿Qué protegen?
Para allí nos fuimos siguiendo a Nacho Romero, y a su amigo Ángel que nos acompañó, para hacer este recorrido que sólo con su nombre ya desata la imaginación.
Esta sencilla pero evocadora ruta se encuentra en el bosque del pequeño pueblo de Agua García, en Tacoronte, al norte de Tenerife. El sendero de los Guardianes Centenarios transcurre dentro del Paisaje Protegido de las Lagunetas y es el último reducto de la gran selva de monteverde del norte de Tenerife. Este sendero transcurre por una zona llena de vegetación, entre la que destaca los magníficos viñátigos de los que uno alcanza el milenio y se encuentra junto a las cuevas de Toledo o "cuevas del vidrio" de las que se extraía traquita o "arena blanca" que se utilizaba para la elaboración del vidrio entre los siglos XVI y XIX.
No hay vistas panorámicas pero sí mucha sombra, ideal para el verano con toda la familia ya que no entraña ninguna dificultad y los caminos se encuentran en perfecto estado de conservación.
El propio nombre de la ruta ya da indicios de que esconde algo especial. Y en cuanto te internas en el sendero empiezas a sentir esos indicios. Rayos de luz que se cuelan entre los árboles creando un sugerente juego cromático, un silencio solo roto por tus pasos crujiendo sobre una alfombra de hojas secas en pleno verano, jirones de nubes enganchados en las ramas, y ella…la magia. La magia que termina dormida recostada sobre un guardián centenario y arropada por un manto de musgo. La misma que, al despertar, aletea burlona convertida en mariposa y provoca en ti una involuntaria sonrisa.
Y luego están ellos: los guardianes. ¿Qué protegen? Los guardianes centenarios protegen con mimo una auténtica reliquia fósil de la naturaleza, un diminuto reducto de monteverde donde aún puedes pasear entre laurisilva. Este tipo de bosque húmedo se remonta al Terciario, hace más de veinte millones de años. Las glaciaciones destruyeron estas preciosas formaciones arbóreas dejando solo algunas pinceladas de laurisilva que resistieron en lugares privilegiados del planeta. Laureles, brezos, fayas, tilos, tejos o naranjos salvajes son algunas de las cientos de especies distintas de árboles que forman esta selva milenaria habitada además por helechos, arbustos, hongos, líquenes, aves, insectos y la larga lista de seres que forman un ecosistema único. Arropada por la humedad de los vientos alisios y envuelta entre nubes es como se mantiene el verdor del monteverde.
Pero los auténticos protagonistas de esta ruta son los viñátigos, unos árboles propios de la laurisilva. En este camino encontrarás algunos ejemplares que se creen que alcanzan incluso los 800 años de antigüedad. Estos viñátigos son los guardianes centenarios que dan nombre al sendero. Dueños y señores de este bosque, vigilan su supervivencia desde la serena sabiduría que da longevidad. Y entre sus curiosos troncos y en los huecos de sus húmedas raíces es donde juega la magia al escondite.
La ruta de los Guardianes Centenarios es una ruta circular de unos 2,6 kilómetros de distancia (nosotros ampliamos el recorrido) y está perfectamente señalizado bajo la nomenclatura PR- TF 25.4. A la entrada, encontrarás un panel explicativo con un mapa que muestra con sencillez los distintos recorridos. A lo largo del camino encontrarás carteles y la clásica señalización PR amarilla y blanca. Su dificultad es baja y el camino está perfectamente acondicionado, tanto es así que la primera parte de la senda está acondicionada para personas con movilidad reducida e invidentes. Estos primeros metros tienen también una barandilla de madera paralela al barranco de Toledo, y tiene como aliciente las diminutas puertas que se encuentran en algunos recovecos del camino, cubiertas por musgo y rodeadas de un halo de misterio. Al final del recorrido nos encontramos con las cuevas de Toledo, también conocidas como las cuevas de vidrio dado que se excavaron en el S. XVI para extraer de ellas traquita, una roca volcánica que usaban para fabricar vidrio. Como aliciente complementario, nada más cruzar el puente de madera que salva el barranco de Toledo, se puede observar uno de los ejemplares de viñátigo más longevos, tanto que se cree que tiene una edad similar al famoso Drago Milenario de Icod de los Vinos. Su gigantesco y peculiar tronco llama la atención por la cavidad formada bajo sus raíces. Alcanzamos la zona recreativa llena de gente y de olores y concluimos la jornada camino de nuestra parrillada.
Fuente: https://deilusionarecuerdo.com/sendero-guardianes-centenarios-tenerife/