Guatiza - Arrieta: Tenegüime - Ladera Lomo del Toscón - Rincón de la Moza 09092023

Partí desde el Jardín de Cactus y me fui por la calle Achicoria (pista de tierra, justo frente al Jardín) adentrándome en Hoya Honda (zona de tuneras), para desviarme a la derecha (la calle continúa a la izquierda) y coger una pista que atraviesa una zona con algunos montículos de picón y de materiales de construcción. Tras ellos aparecen antiguas fincas en desuso atravesadas por una pista que sigo. Hay un pequeño muro que saltar (otros ya han saltado antes y el derribo de piedras facilita el transito) y que nos permite acceder a otra finca (sin uso, también) que nos da paso tranquilo hasta otra pista de tierra (diseminado de Mala, en el Maps). Continúo por ella unos metros hasta acceder a las fincas que voy encontrando a mi derecha (Vega de Guatiza) y atravesarlas (campo a través, no hay vereda) al encuentro de la pista que marcha paralela a la carretera LZ-1 en dirección al puente que salva esta carretera y permite acceso al cementerio de Guatiza.
Una vez sobre el puente me fui a la pista de tierra que marcha paralela a la carretera (otra distinta de la anterior) y que va próxima al macizo montañoso. Anduve por ella hasta alcanzar el desvío a la izquierda que atraviesa la llanada de entrada al barranco de Tenegüime, un rato después ya estaba sobre el cauce final del barranco. Fui sorteando las rocas desprendidas del Risco de Valdivia, contemplando una gran colonia de romero marino (Campylanthus salsoloides) y la ladera de Los Tocinos mientras atravesaba la Boca del Barranco y alcanzaba El Doro. Entras impresionado por las alturas, el risco de Valdivia es un macizo basáltico sobre una superficie de sedimentos que nos habla de varias etapas de formación y lo mismo pasa con el de nuestra derecha, un cerro afilado que desciende desde Las Mesas con casi un kilometro de longitud.
Avanzas por el Doro evitando la pisada irregular y se llega al final de este genuino salón. La vereda aparece de entre las rocas serpenteando a la derecha para adentrarnos en el barranco, la parte principal de la casa. Hago una parada y observo El Salto del Negro, la zona en la que el barranco de Los Calderones se incorpora al Tenegüime, una parte rocosa del Risco del Valdivia que en días de fuertes lluvias debe conformar una cascada preciosa incorporando sus aguas a las de este barranco. A mi derecha en la ladera rocosa han habido desprendimientos recientes, se nota la acumulación de rocas caídas con sus caras limpias y que no recuerdo haber visto la última vez que pasé, parecen caídas de la pared de roca basáltica que parece adoptar la forma de columnas (disyunción columnar) y que se encuentra al final de El Doro.
Me incorporo a la vereda y avanzo por ella, una miradita hacia atrás me hace ver el cumulo rocoso próximo al Salto del Negro y que terminara cayendo tarde o temprano, impresiona esas rocas aposentadas sobre un túmulo de tierra que una lluvia fuerte puede barrer provocando la caída de las rocas del Risco de Valdivia.
Continuo el avance bajo el abrigo de El Morro del Viento, en el escarpe que forma en su parte frontal el lomo que separa este barranco de El Valle de la Higuera, justo por encima de Los Tocinos. Y llego al “tapón”, primer obstáculo serio del barranco, y como no tengo ganas de escalar me voy por la vereda que hay en la ladera a mi izquierda y que me va a permitir salir del cauce del barranco para acceder a la ladera de Tomás Merino.
Llego arriba y después de localizar la vereda me voy por ella, avanzo por la ladera hasta alcanzar la Casa del Rey, en el Cortijo de La Triguera. La vereda trazada en esta zona tiene varias variantes, algunas para volver a descender al cauce del barranco, por lo que hay que ir escogiendo siempre la más próxima a la ladera, si el objetivo es avanzar hasta el Cortijo.
Alcancé la casa y tocaba comer algo y reponer energías, un rato después me volví a poner en marcha, en esta ocasión no saldría del barranco sino que me iría por una vereda que va por la ladera del mismo en su parte derecha.
Desde la casa me fui por la misma vereda por la que accedí para continuar por otra que desciende al cauce de cara a la ladera derecha (siguiendo el sentido de marcha) para luego subir por ella y continuar. Aquí vuelve a surgir el despiste pues hay varias veredas que recorren la zona y como lo que yo quería era avanzar, no subir, tuve que tener cuidado con los desvíos. Poco a poco se avanza hasta pasada la zona donde se incorpora el barranco que baja de la Peña de Perdomo empieza el descenso y llego al cauce.

Avanzo por el cauce hasta que localizo la siguiente escapada del barranco que esta vez es por la ladera izquierda, me fui por ella ascendiendo por la zona de las cuevas/roferas y avanzando hacia el naciente del barranco, La Triguera.
Se llega a la pista que baja desde La Peña de Perdomo y que de nuevo asciende hasta Los Tablones, separando La Triguera (naciente del barranco) del barranco de Tenegüime.
Subí por la pista en dirección a Los Tablones pero un poco antes de llegar arriba me desvíe a la derecha para ascender por la ladera en dirección a la Peña de Gopar.
Una vez en la vivienda del señor Gopar (supongo que la casa era suya) y de hacer las observaciones pertinentes me fui hacia la ladera, de cara a Tenegüime, buscando la manera de avanzar por ella.
Toda la ladera está llena de terrazas y avanzar por ellas es muy fácil, sólo hay que buscar los pasos para pasar de una a otra y tener cuidado con la vegetación seca, sobre todo si se va en pantalón corto. La mirada hacia el Tenegüime se recrea en la majestuosidad de su trazado, se percibe casi todo él, llega hasta Tinamala. También llama la atención los pitones de las piteras que casi dominan toda esta primera parte del recorrido, abundan en las inmediaciones de una de las roferas que hay bajo al Peña.
Avanzo y desciendo con la mirada en la finca enarenada que luce casi limpia al frente, quiero pasar bajo ella y vas dando pasos en esa dirección. Mucha vegetación seca y entre ellas destaca los veroles con su floración incipiente, se ven algunos canales para que el agua bajara sin hacer muchos estropicios, y en general casi todo son terrazas abandonadas después del curro que supuso montarlas. Hay alguna rofera que otra de donde se extraía el picón que cubre la zona y paso a paso llego al pie de la caseta que a modo de vigía se halla en el borde esquinado de Los Toscones.
Por la experiencia del pasado 26 de agosto que anduve por aquí, aunque en sentido contrario, sabía que tenia que descender un poco para luego continuar hacia la Peña del Silbo que era el siguiente paso de la ruta de hoy. Localice la vereda que sube desde las inmediaciones de la Casa del Rey y baje al encuentro de la que viene por la ladera de la zona de La Degollada. La localizo y me voy por la ladera, de nuevo son terrazas y el avance no presenta dificultades. A medida que me voy acercando a la Degollada las terrazas se acaban y la ladera se vuelve mas pedregosa pero sigo avanzando sin dificultades.
Alcanzo la vereda de la Degollada, viene de Las Mesas y la Peña del Silbo, y por ella asciendo a Los Toscones.
Recorro la zona por la cabecera de Valle Grande y, al alcanzar Lomo Cumplido, cambio de sentido de marcha y me voy por la cabecera del Rincón de la Moza.
La idea original era descender por la “vía clásica”, por la que pasa por La Catedral, pero recordé que entre mis causas pendientes estaba el descender por las terrazas que hay mas al Este de este rincón, me envalentone y me fui para allá.
Me dirigí por las terrazas en esa dirección buscando la manera de ir pasando de terraza en terraza. Las terrazas tienen una longitud considerable y lo de saltarlas no era una opción por la altura, así que buscando hueco para pasar de una a otra me entretuve un rato.
Fui descendiendo con cuidado, aprovechando los huecos de los canales para el agua y llegué a una de las roferas. Con las visitas al lugar se transito mucho por la zona y encontré vereda, pero de nuevo me puse bobo y decidí atravesar la finca que tengo a mi derecha con la idea de salir al camino del Valle del Palomo a la altura de la Casa Rural que en su pórtico lleva el nombre del lugar.
Seguro que por el otro lado la bajada habría sido mas tranquila no obstante no me fue tan mal.
Ya en el camino tocaba aprovecharlo para alcanzar las inmediaciones de la Presa de Mala. Alcanzado ese objetivo el siguiente pasaba por descender por la vía del depósito regulador de aguas, cruzar Matos Pardos y llegar al camino que marcha paralelo a la carretera LZ-1, que viene de las rotondas de Mala y llega a Arrieta, justo donde yo quería llegar.