Guijo de Ávila - Hacia la explotación minera

Pese a que su nombre pareciera desmentirlo, la villa de Guijo de Ávila está situada en la comarca de la Sierra de Béjar, frente a Guijuelo, a dos kilómetros saliendo de la Autovía de la Plata, sobre un promontorio a mil metros de altitud desde donde se divisan el macizo de Gredos y el embalse de Santa Teresa, en un entorno natural adehesado donde los jabalíes, zorros, tejones y corzos corren entre las encinas.
Vamos a realizar una ruta sencilla, breve y circular, que conjuga la belleza del campo con una explotación minera a cielo abierto y magníficas vistas de la Sierra de Béjar y Candelario.
Si hemos llegado a la entrada del pueblo desde la autovía, tomando el primer camino a nuestra derecha llegaremos a un cruce de caminos. Allí veremos un panel explicativo de la ruta que nos acerca hacia la Cruz de la Dehesa y la Peña de los Diablillos. Sin embargo, nosotros avanzaremos cincuenta metros más por ese camino de tierra sin tomar aquel desvío hasta volver a encontrar otra salida de nuevo a la derecha que nos llevará hasta la mina de áridos a cielo abierto.
Durante el recorrido, veremos carrascos, escobas, escaramujos y zarzas. Guijo cuenta con unos cincuenta habitantes, buena parte de los cuales viven en Guijuelo, y acuden a el Guijo para cuidar el ganado y labrar sus tierras pese a que, en gran medida, el monte se encuentra bravío. A nuestra derecha veremos una antigua huerta de frutales tomada por las zarzas y enfrente un corral un tanto precario. En medio de este monte que, a medida que avanzamos se vuelve más denso, los rayos del sol que consiguen penetrar en la espesura lo dotan de una belleza sutil y algo misteriosa.
Hasta 1833, el Guijo estuvo ligado a Ávila, concretamente al del sexmo de Serrezuela, siendo una plaza fuerte castellana que se erigía frente a Guijuelo y su torreón, pertenecientes al reino de León. Sólo entonces pasó a integrarse a la recién creada provincia de Salamanca. Ya no queda rastro del castillo y las murallas que defendieron a la villa, pues la vegetación y la costumbre de reutilizar las piedras y sillares de sus muros para construir cercados y viviendas, apenas han dejado trazas de lo que hubo antaño.
Según avanzamos por nuestra amplia pista de tierra, numerosos rabilargos de cola azul nos alegran el paseo. Probablemente sea este pequeño córvido gregario, uno de los más bellos que encontraremos en esta zona. Arrendajos, milanos, buitres o incluso algún águila calzada cruzarán igualmente nuestro cielo.
Al pasar bajo el tendido de la luz, alcanzamos el inicio de la mina de áridos que rodearemos por el exterior, si bien podremos asomarnos a ella si no hay maquinaria trabajando y contemplar así la enorme oquedad que ha generado y que, una vez deje de resultar operativa, deberá ser regenerada para volver a ofrecer un aspecto lo más parecido a su estado primigenio.
Cuando alcancemos la verja de entrada a las instalaciones que alberga la maquinaria, deberemos ascender por un pequeño sendero asfaltado que bordea la explotación por el sentido contrario, mientras contemplamos una bella panorámica de la Sierra de Béjar.
Alcanzaremos entonces una bifurcación que, de seguirla a la derecha, nos llevaría hasta el pueblo de La Cabeza de Béjar.
Nosotros optaremos por dirigirnos a la izquierda para regresar al punto de partida. Más adelante, avanzando entre prados donde pastan las vacas, veremos la Sierra de Gredos para finalmente aparecer la silueta de Guijo de Ávila y tras ella, el Pantano de Santa Teresa. Pocos metros quedarán entonces para alcanzar el fin de nuestro paseo.

Servicios: alojamiento.
Otros puntos de interés: explotación minera.

Si quieres descargarte el libro 26 Paseos Inesperados por las Sierras de Salamanca:
https://adriss.net/wp-content/uploads/2022/04/Guia-26-PASEOS-INESPERADOS.pdf

Otras propuestas en la revista Sierras de Salamanca: https://www.sierrasdesalamanca.es/revistas-electronicas/

Y para saber más de las Sierras de Salamanca: https://www.sierrasdesalamanca.es/