Guimara, nacimiento del río Cúa

Ruta circular, con inicio y fin en Guímara último pueblo del Valle de Fornela, en los Ancares leoneses.
La ruta se inicia junto al río cuyo nacimiento buscamos, al lado del puente que da acceso al pueblo.
La subida, por una pista apta para todoterrenos, llega hasta el pueblo de Suertes, en el valle del río Ancares, aunque nosotros sólo ascenderemos al collado del mismo nombre. Antes de llegar a él nos encontraremos con el refugio del Cuadro y el refugio de la Pesca.
Una vez en el collado de Suertes, dejamos la pista y, tomamos una senda, marcada con hitos de piedra, que nos llevará en continua ascensión hasta la ladera donde se encuentran las fuentes del río Cúa.
Un poco más arriba llegamos al collado del Alto de la Pesca, donde nos topamos con excrementos recientes de oso.
Hacia la izquierda, la senda nos llevaría al pico Miravalles; pero giramos hacia la derecha, en dirección al Puerto de Cienfuegos, por una senda que discurre por el cordal. El camino se nos vuelve algo peligroso por las fortísimas ráfagas de viento que soplaban en esa parte de la ruta.
Tras subir el Alto de la Estaca (1.788 metros), desde donde se divisa en su totalidad la antigua explotación minera a cielo abierto de Tormaleo, y poco antes de subir el Alto del Cuadro, tomamos una decisión que luego se mostrará totalmente equivocada: descendemos hacia la pista por la que habíamos hecho el camino de ida, girando hacia la derecha, monte a través, por una ladera completamente cubierta de brezo alto y rocas ocultas. El descenso (unos 600 larguísimos metros) se hace muy lento, cansado y peligroso, con amenazas constantes de caídas y esguinces o roturas de huesos.
Una vez en la pista, nos quedan cinco kilómetros de bajada hasta Guímara, donde, tras lavarnos en la fuente y cambiarnos de ropa, reponemos fuerzas en el restaurante A Corte del Toro, con una buena parrillada de carne a la brasa.
NO recomendamos a NADIE que siga el track de nuestra ruta, porque la bajada campo a través, desde el cordal a la pista, es una temeridad innecesaria.
Deberíamos haber seguido por la senda del cordal, haber subido el Alto del Cuadro y haber llegado hasta el Puerto de Cienfuegos, pues allí habríamos cogido la pista que nos habría llevado sin sobresaltos hasta Guímara. Habríamos invertido menos tiempo y esfuerzo y, sobre todo, no habría supuesto ningún peligro.