GUITARVERA 2019

Desde que aquel año 2001 un grupo de personas inquietas, se les ocurrió la idea de organizar una fiesta cultural en primavera en Villanueva de la Vera, cada año va en aumento la ilusión por el reencuentro y las ganas de compartir música e inquietudes artísticas con todos los vecinos y quienes vienen de visita con un solo objetivo: DISFRUTAR DE GUITARVERA.
Entre esos actos lúdico-culturales, se inscribe una caminata por distintos parajes de la zona, para disfrutar del campo, impregnarse de las fragancias primaverales de tomillo, jara, pino, roble, brezo…Observar las aves, algunas en actitud de caza, caso de las rapaces, otras en sus vuelos nupciales o simplemente escuchar el canto del gorrión, notar el vuelo huidizo de la codorniz o perdiz, con toda seguridad en sentido contrario de donde tienen su nido. El mirlo, tórtola, paloma torcaz y una larga lista, que se haría interminable, de aves o animales salvajes que conviven con los domesticos aunque a veces los lobos puedan hacer de las suyas.
La caminata de hoy comienza en la plaza de Aniceto Marinas, (escultor que estuvo muy vinculado a nuestro pueblo), cuya fuente cumple este año su 150 aniversario. Fuente ideada y diseñada por el Cura Mora.
Seguimos por la calle del Barrio, dejamos a nuestra derecha la ermita de San Antón, hasta cruzar la avenida de la Vera en la Cerradilla. Por la calle del mercado salimos definitivamente al campo y nos recibe la frondosidad del robledal que nos abraza con sus ramas.
Pasamos por La Presa y dejamos el Corchito a nuestra izquierda, a la derecha los Prados. La Lobera nos espera un poco más arriba y a veces los repechos se hacen respetuosos antes de llegar a nuestra cota más alta que se encuentra en el Cerro de la Timona. Nos paramos para deleitarnos con la belleza que LA MADRE NATURALEZA nos presta para que nos integremos dentro de ella y disfrutemos de su maravillosa tranquilidad, paz y sosiego, cosa que tanta falta nos hace a todos.
Si miramos la sierra podemos ver la inmensidad de la Cuerda de Gredos o parajes más específicos como El Horco, Los Regajos de Mayo, Cabeza “Pelá” o Cerro Pelao y un poco más próximo a nosotros Capellanía o el Cerro de la Cruz.
Empezamos un descenso leve hasta la cerca de El Cano donde nos avituallamos para poder continuar el descenso por Rozapata en dirección a los Alisos.
Una vez que llegamos a la calleja de Las Callejas, giramos a nuestra izquierda y cincuenta metros más adelante a la derecha, dejando allá al fondo, el Puente de los Alisos. Continuamos en paralelo a la pared que separa las fincas privadas de la zona del lecho de la garganta de Gualtaminos. (Palabra de origen árabe que significa río que nunca se seca).
Si nos desviamos unos metros del camino y nos subimos a uno de los muchos riscos que hay por aquí podemos ver por este orden los charcos de Las Brujas, El Moro Hondo, El Librito o el Moro Seco y a mitad de camino de estos últimos las ruinas del molino el Tío Bronco.
Tomamos la calleja de la Fuente Castañar y pasamos por La Llaná antes de refrescarnos con el agua cristalina de la fuente.
Si no hemos calmado nuestra sed lo suficiente podemos hacerlo en la ermita del Cristo o si prefieres en la fuente de San Justo que dista unos veinte metros de la ermita. Aún debemos de pasar por la Fuente Santa y si la sed es de otro tipo de bebida tenemos El Alía, el kiosco del Cubanito, el kiosco de la Corona o el bar de la tercera edad, todo en un radio de cien metros.
La ruta tiene sus dificultades en forma de cuestas empinadas dado que discurre por los aledaños de una montaña, pero dentro de las 700+-, que hicimos esta caminata iban mayores, niños y hasta personas con alguna pequeña movilidad reducida.