De la Pedriza a las Guarramillas siguiendo el curso del Manzanares y bajando por los Porrones

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Reseña de la ruta en Adventoorer: De la Pedriza a las Guarramillas siguiendo el curso del Manzanares.

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El río Manzanares nace cerca del Alto de las Guarramillas. Por lo menos allí está uno de sus manantiales. Y desde allí baja hasta la Pedriza. Recorrer su curso entre esos dos puntos es sencillo. Llevaba tiempo queriendo hacerlo, y hoy voy a ello.

Empiezo desde el último aparcamiento de la Pedriza, el de Machacaderas. Llego a las ocho de la mañana y ya casi no queda sitio en ninguno de los tres estacionamientos.

Aquí acaba la carretera, pero sigue una pista, la de las zetas, que mucho, pero que mucho más arriba acaba en la infausta Peña Carabinas. No pienso volver por allí, pero la recorro durante un rato al comienzo.

La pista hace alguna revuelta, y en la primera curva la abandono para acortar un poco y seguir por sendero, que es más agradable al pie y a la vista. Por aquí se llega a la Charca Verde, y se puede abandonar el camino cinco minutos para echarle un vistazo.

Enseguida vuelvo a entrar en la pista, que recorro otro rato más, hasta un puente que cruza el río. Justo antes de llegar a él, a mano izquierda salen unos escalones que se adentran en la montaña, y por allí me meto. La pista que sigue por el otro lado del río es la de las zetas. Me alegro de abandonarla.

Todo el recorrido sigue el trazado del PR-M18, así que está bien marcado, aunque a veces los arbustos cubran bastante el camino.

Esta zona es muy bonita. El sendero va junto al Manzanares, que queda a su derecha, atravesando el bosque. Al otro lado del río se alcanzan a ver los riscos de la Pedriza y a lo lejos, la Cuerda Larga. Tras un rato, el camino acaba cruzando el río por el Puente del Retén, y comienza a subir algo más fuertemente, ya por la otra vertiente.

El río se encajona y va formando cascaditas. Más adelante llego a la zona de los Chorros, unos saltos de agua muy bonitos. El camino pasa justo por su lado, y me acerco para echarles un vistazo.

Hasta aquí la ruta está bastante marcada, porque los Chorros los visita mucha gente, pero ahora la cosa cambia. De aquí en adelante el sendero no está tan transitado, y se estrecha mucho. Aún se recorre bien y sigue estando marcado, pero hasta llegar al Puente de los Manchegos la vegetación se come el camino, y hay que andar apartando ramas y arbustos. Con un poco de atención, no hay problemas. Es difícil despistarse. Además, el recorrido va siempre acompañando al río.

Acabo saliendo al puente justo cuando me estoy empezando a hartar de tanta vegetación. La pista que lo cruza llega hasta las zetas por un lado y hasta la entrada de la Pedriza por el otro. Pero yo sigo de frente, siempre acompañando al Manzanares.

Tras un giro a la derecha, el valle se abre completamente. Ya no hay árboles, y hacia delante tengo el valle que se retuerce un par de veces hasta las Guarramillas. La subida sigue siendo suave, pero va inclinándose poco a poco. Tras un rato de camino, veo aparecer las antenas de la Bola del Mundo y la caseta de la que nace (más o menos) el río Manzanares.

Cojo aire antes de la última subida hacia la caseta, esta algo más costosa, y tras unos cuantos sudores, consigo llegar a ella. Aquí no hay mucho que ver, aparte de un montón de mosquitos. El agua mana y va formando el río.

Sigo de frente hacia Guarramillas, en vez de girar por el camino. Todavía se mantiene un nevero y me apetece atravesarlo. Está ya a punto de desaparecer.

La subida es suave durante todo el camino, pero aquí ya voy notando el cansancio. Me relajo un rato antes de atacar la última subida, la de la Maliciosa. No resulta demasiado dura, y en su cima paro a comer un rato.

Ya es casi todo bajada. Una bastante dura desde la cima, y luego más suave por la Cuerda de los Porrones. También esta parte es bonita. Enfrente se ve la Pedriza entera, y detrás, el Cerro de San Pedro, como siempre.

Poco a poco voy perdiendo altura, hasta llegar al Collado Porrón, donde el sendero se bifurca. Sigo el ramal de la izquierda, ignorando la pista que lo cruza un par de veces, siempre por sendero y siempre hacia abajo (y por sombra, que se agradece).

Acabo saliendo a un gran claro. Nuevamente obvio la pista, y sigo hacia la Fuente de las Casiruelas, ahora seca, y por el sendero que baja directo a Canto Cochino. Hay que estar atento para abandonarlo a la altura de las Machacaderas, para evitar tener que volver luego. La última parte la recorro por la ladera, ya viendo adelante los coches.

La ruta me ha encantado. Tiene su desnivel, pero la subida es bastante suave y se lleva muy bien. Todo el recorrido junto al río es una pasada.

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