Hoces del Cabriel. Tamayo. Loma de Gurrafe. Balcón de los Ensueños. Central de la Terrera.

El río Cabriel es uno de los ríos más bonitos de España, con aguas muy limpias, que en la zona de las Hoces atraviesa un territorio de enorme belleza. Hoy habíamos pensado llegar al puente de Tamayo y utilizar los caminos de tierra que corren por el lado valenciano a lo largo del río; lo que no vimos en los mapas es que las fincas de la zona están valladas y el acceso es imposible (este es un excelente medio para evitar el paso de visitantes no deseados por propiedades privadas). Así que aquí nos encontramos, al lado de un rio precioso, en las cercanías del puente donde termina la CV-455, por donde hemos llegado desde Venta del Moro. No nos rendimos sin pelear, intentando buscar un paso por la ribera hacia el sur, pero pronto desistimos: al primer barranco que se nos cruza queda claro que no podemos continuar, así que volvemos hasta el lugar donde hemos dejado los coches, a pocos metros del puente de Tamayo.
El aspecto del río es fantástico y enseño a mis compañeros el lugar donde nos tirábamos al agua con los kayak, para seguir después hacia El Tete. Al otro lado del puente el camino asfaltado deja de estarlo y más adelante se transforma en un bonito sendero de ribera. El problema es que no tenemos mapa de la zona (el plano del Parc Natural de Hoces del Cabriel es excelente, pero no aporta información sobre las zonas no pertenecientes a la Comunidad Valenciana), y además no hay cobertura telefónica, por lo que no puedo descargar otras rutas. Creo recordar algunas cosas del lugar y decidimos que si el sendero sigue por el río podemos hacer una ruta, aunque no sea la que pretendíamos, y volvernos cuando no lo veamos claro o hayamos alcanzado cierta distancia. Así que para allá vamos, con bastantes dudas al principio y el progresivo convencimiento de que habíamos hecho una excelente elección después.
Los primeros metros de la ruta (1 km más o menos) pasan por los lugares que evaluamos al norte del río. Tras cruzar el puente de Tamayo giramos a la izquierda, por una pista en buen estado, y algo más adelante pasamos a un sendero estrecho, marcado pero sin número, por el que seguimos por la ribera del río Cabriel hasta alcanzar el lugar donde recibe el Arroyo de la Aldea, que cruzamos sobre piedras sin ninguna dificultad. Seguimos adelante por el sendero, cruzando la Rambla del Ratón y pasando a la ladera izquierda del barranco por el que seguiremos a medida que tomamos altura por la Loma de Gurrafe. Aquí veremos un sendero que sale por la izquierda, para dirigirse al norte, que luego recordaremos a la hora de elegir el camino para volver al inicio. Nosotros seguimos por la derecha, hacia el final de la Loma de Gurrafe, donde encontraremos un camino asfaltado que cruza el sendero por el que veníamos. Aquí giramos en ángulo agudo hacia la izquierda y comenzamos la parte final de ascenso por la Loma, con unas impresionantes vistas hacia la llanura y el curso del Cabriel.
En un momento vemos un cartel que anuncia el Balcón de los Ensueños, aunque no hay construcciones apreciables en el lugar. Un camino asfaltado sale por la izquierda y nos lleva hacia un mirador con fantásticas vistas sobre un meandro del río y el altiplano vecino, a cuyos pies vemos unas casas, a las que llega una carretera; el camino no aparece marcado en el mapa, pero existe y tiene buen suelo, pudiendo llegar al mirado en coche si se desea. Luego tenemos que volver atrás, porque el camino por el que se llega al mirador no tiene salida, y continuamos por la carretera asfaltada mientras desciende hacia el río. Encontraremos primero la salida de un camino asfaltado por la derecha, que se dirige hacia la Peña Castilseco, cuyo lado norte forma un largo del río Cabriel, pero nosotros seguiremos por la izquierda para ir en busca de los restos de instalaciones de la abandonada Central hidroeléctrica de la Terrera, donde se ha preparada una bonita área recreativa, inaugurada en 1987 y que actualmente no parece tener mucho uso; la central fue construída en 1901 y se mantuvo en servicio hasta 1953, cuando fue abandonada. Aquí el cauce del río se estrecha y el caudal es importante, moviéndose el agua con bastante celeridad por lo que no parece un lugar seguro para bañarse. Continuando hasta el final de las casas vemos que sigue habiendo un sendero que continúa sobre una especie de muro que llega hasta el lugar donde estaban situadas las compuertas de la Central Hidroeléctrica. Es posible continuar unos pocos metros más adelante, pero a partir de ahí el paso se ve cortado por el desplome de la pared rocosa, sin posibilidad de progresión sin entrar en el agua. Damos, pues, la vuelta atrás y alcanzamos el camino asfaltado por el que habíamos llegado anteriormente, y que aquí hace un giro de 180º. Pocos metros más adelante vemos un hito de piedras, y el comienzo de un estrecho sendero, que parece querer subir por la ladera de la montaña en dirección al Balcón de los Ensueños. La impresión dura poco, algo más adelante el sendero gira hacia la derecha, y vuelve sobre el lugar donde estaban instaladas las compuertas, para luego girar hacia el sur e ir a buscar el sendero que antes hemos citado saliendo hacia el río por el lado norte de la Loma de Gurrafe.
Alcanzamos así, con unas excelentes vistas de un paisaje muy notable, la zona del barranco del Ratón por el mismo sendero que seguimos en sentido inverso un par de horas antes. Ya solo queda desandar el camino y volver al puente de Tamayo. Allí nos encontramos con un grupo de personas que se preparaba para iniciar un descenso en piragua por el río, con los que nos quedamos charlando un rato, mientras los incondicionales del baño (hoy muy justificado por un río límpido y un día caluroso) aprovechaban uno de los remansos para darse un excelente baño.
Al final excelente día y una convicción: hay que seguir explorando muchos rincones del Cabriel. Algunos son de lo mejor que se puede encontrar para hacer turismo activo en la época de verano.
Es una ruta que podemos considerar fácil, aunque he preferido calificarla de moderada por la zona de ascenso y descenso de la Loma de Gurrafe, aunque el nivel de exigencia es mínimo. Eso sí, no olvide que el río puede causarle problemas si no lo maneja con cuidado: muchos sitios que parecen maravillosos no son adecuados para el baño y la fuerza de las aguas, en un lugar donde la soledad es habitual, puede ser excesiva. En el trayecto por camino asfaltado pasó un coche con 5 jóvenes, que suponemos se dirigían a alguna actividad acuática, pero puede haber sido el único tráfico del día, y los teléfonos no tienen cobertura así que no confíe en conseguir ayuda si la precisa.
Esta ruta no está marcada de modo adecuado ni homologada, aunque se pueden encontrar algunas señales de sendero e hitos de piedra, su seguimiento depende de que lleve la ruta grabada en GPS y controle adecuadamente que sigue la ruta correcta.
Calzado de montaña (no necesariamente botas), protección solar, abundante agua (tiene un río precioso, pero yo no bebería de él porque la fauna local y las extensas huertas de la zona pueden hacer poco saludable su consumo, a pesar del posible efecto filtro de la vegetación de ribera), algo de comida y bastones nos parecen recomendables. Disfrute de un lugar bellísimo, pero hágalo con cuidado y evite riesgos en lo posible.